Rubalcaba ridiculiza la búsqueda de la verdad del 11-M sin responder a nada

14-09-06


11-M / Eduardo Zaplana dice que todavía existen «muchas más sombras que luces» / Afirma que el ministro emplea las mismas «malas artes» que usó en el Gobierno de Felipe González para ocultar los GAL

Rubalcaba ridiculiza la búsqueda de la verdad del 11-M sin responder a nada

AGUSTIN YANEL

MADRID.- Todo era previsible, y todo sucedió tal y como se esperaba. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no aclaró ayer las incógnitas que le planteó el portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Eduardo Zaplana, sobre los atentados del 11 de Marzo de 2004 en Madrid. Y los populares opinaron que el ministro ridiculizó el interés de su grupo en aclarar la verdad sobre la mayor masacre terrorista de la Historia de España.

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El ministro acusó al PP de defender que el 11-M fue el fruto de «una conspiración» para «echarles a ustedes del poder». Pero no se quedó ahí: añadió que en Estados Unidos también existen «teorías conspirativas» similares a ésa, una de las cuales consiste en decir que el atentado del 11-S en aquel país «no es obra de terroristas islamistas, sino que fue el presidente Bush quien voló las Torres Gemelas para justificar el ataque a Irak». En las filas populares hubo rumores y comentarios.

Hace más de un año -exactamente, el 30 de junio de 2005- que el Pleno del Congreso debatió y dio por cerrados los trabajos de la comisión parlamentaria que durante un año investigó los atentados del 11 de Marzo de 2004.

Desde entonces, el PP ha intentado en numerosas ocasiones, y siempre sin éxito -con preguntas, peticiones de comparecencias de miembros del Gobierno y otras propuestas, rechazadas siempre por la mayoría socialista-, que el Pleno volviera a debatir este asunto. Ayer lo logró, porque presentó una interpelación urgente, referida al «esclarecimiento de la verdad» de esos atentados, una iniciativa que la mayoría parlamentaria no puede legalmente rechazar.

El portavoz del PP, Eduardo Zaplana, recordó al ministro del Interior que todavía existen «muchas más sombras que luces» en este caso, tal y como reconoce incluso el propio juez instructor en el escrito por el que acordó concluir esta investigación. A modo de ejemplo, le recordó algunas: no se sabe el número exacto de personas que participaron en el traslado y colocación de las bombas, ni quiénes las montaron y las dejaron en los trenes, tampoco quiénes fueron los autores intelectuales de esos atentados ni el tipo de explosivo utilizado.

Zaplana continuó con más contradicciones y preguntas: por qué la Dirección General de la Policía dijo en marzo de 2006 que una de las pruebas, la famosa mochila encontrada en Vallecas, había estado permanentemente custodiada y en un informe policial posterior -desvelado en su día por EL MUNDO- se indica que «pudo ser manipulada»; cómo es posible que el jefe de los Tedax -especialistas en explosivos- se equivocara cuando compareció en el Congreso de los Diputados; por qué no se conocen los informes sobre los explosivos...

«Cuesta creer que fuera casualidad que ETA robe un coche en el mismo callejón en el que reside el principal imputado de estos atentados; cuesta creer que sea una práctica habitual de la policía conservar en el domicilio particular del jefe de los Tedax la prueba clave [la mochila]; cuesta creer que dos policías que revisan una furgoneta con perros no encuentren ningún objeto y después salgan de esa furgoneta 61 evidencias clave para sostener la versión oficial; cuesta creer que el jefe de la desactivación de explosivos se equivoque en sede parlamentaria; cuesta creer que en un país donde ha habido decenas de atentados con explosivos, en el más importante se contaminen las pruebas y haya errores de transcripción; cuesta creer que, tras 12 explosiones en lugares distintos, no sea posible encontrar restos [del explosivo utilizado]. Tras 12 explosiones, dos de ellas controladas por los Tedax, no es que cueste creerlo, es que no puede ser», dijo.

«Y el Gobierno tiene la obligación de salir al paso de cuantas contradicciones y debilidades hacen que el sumario no garantice que paguen los que tienen que pagar», añadió Zaplana. El ministro Pérez Rubalcaba comenzó recordando a las víctimas -191 muertos y 1.500 heridos- y provocó los aplausos de su grupo parlamentario cuando resaltó la paradoja que supone que él tenga que explicar ahora «lo bien» que investigaron las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado mientras era ministro del Interior Angel Acebes, del Partido Popular.

No entiende Rubalcaba qué motivos llevan al PP a pensar que existió una conspiración. No cree que lo hagan porque quieran «reescribir la historia» de lo que ocurrió aquellos días. «Yo creo que tiene que haber algo más, señores del PP. Algo que tiene que ver con su pérdida de autonomía política. Ustedes, al traer este debate aquí, no lo hacen en servicio a la verdad, ni siquiera en servicio a su verdad, la que resultó falsa. Ustedes lo hacen y vienen por orden de quien manda en su partido, que no se sienta en la calle Génova», dijo.

Pérez Rubalcaba dijo que, en este caso, sí ha existido una conspiración. Pero no para echar del Gobierno al Partido Popular, aclaró, «la que protagonizaron ustedes [el PP] para engañar a todos los españoles».

Al portavoz del PP no le convencieron nada las manifestaciones del ministro. «Nos ha defraudado», le dijo. «El que era ministro del Interior», añadió, en referencia a Angel Acebes cuando ocurrieron los atentados, «facilitó toda la información que usted en estos momentos oculta a la Cámara y a la sociedad española».

Zaplana dijo que el ministro, al negarse a responder a sus preguntas, le recordaba ayer a «otras épocas», en referencia a la etapa de Felipe González, cuando desde el Gobierno decía que «no se podría demostrar nada» sobre los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) y utilizaba «malas artes» para taparlo. «Para desgracia de ustedes, se demostró todo», subrayó.

Al responderle, el ministro indicó que el 11-M está en manos de un juez, reiteró que no se ha encontrado ninguna relación de ETA con los atentados y consideró «una inmoralidad» que el PP lleve el debate sobre esta cuestión al Congreso de los Diputados.

En sus intervenciones, Zaplana acusó a Rubalcaba de «faltar a la verdad». El ministro dijo que fue el PP el que llevó a España a «una guerra con mentiras».

El portavoz popular exigió al Gobierno que informe y aclare las contradicciones. Los diputados del PP aplaudieron a su portavoz y los del PSOE a su ministro. Una vez más, el atentado más trágico de España sirvió para enfrentar al Gobierno y al principal partido de la oposición. Porque ayer todo era previsible, y todo sucedió tal y como se esperaba.

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