Del Olmo pide ahora el ADN de Manzano por si es suya la huella de la mochila de Vallecas

27-06-07



JUICIO POR UNA MASACRE / La investigación

Del Olmo pide ahora el ADN de Manzano por si es suya la huella de la mochila de Vallecas


La medida se extiende a otros miembros de las Fuerzas de Seguridad que tuvieron acceso a ella Un informe de 2005 señaló que podría ser de un terrorista o de alguien que la manipulara en Ifema

MANUEL MARRACO

MADRID.- El juez Juan del Olmo ha ordenado tomar muestras de ADN al ex responsable de los Tedax Juan Jesús Sánchez Manzano para comparar su perfil genético con el único encontrado en la mochila de Vallecas, que todavía permanece anónimo. Según fuentes de la investigación, la medida impulsada por el magistrado se extiende a otros miembros de las Fuerzas de Seguridad que pudieron tener contacto con la bolsa en los días posteriores al 11-M.


La decisión del juez instructor llega más de tres años después de que la Policía Científica le informara de que había encontrado un único rastro genético en un asa de la bolsa bomba localizada en la madrugada del 12 de marzo. Pese a tratarse de un efecto «especialmente trascendente para la investigación» -en palabras del propio Del Olmo-, hasta ahora sólo se había cotejado el ADN con una persona no imputada en la causa. Se trata del Tedax que desactivó el artefacto, según declaró él mismo en su comparecencia ante el tribunal del 11-M. El fue «el único» que manipuló la mochila una vez detectada en Vallecas.

En los autos con los que daba por cerrado el sumario principal de los atentados, el magistrado de la Audiencia Nacional reconocía que había hasta ocho ADN anónimos de especial relevancia. El mas llamativo era el identificado como Perfil 11, perteneciente a un varón, que había aparecido en el asa de la mochila. Este perfil no coincidía con los detectados en otros escenarios.

En el auto de procesamiento del 11-M, Del Olmo mantenía abiertas todas las opciones: que pertenezca a un terrorista o que «corresponda a un contacto accidental de alguna persona ajena a los presuntos implicados desde el momento de su recuperación hasta las recogida de muestras».

El instructor ha tomado esta medida dentro de las diligencias previas 147/2006, abiertas para continuar la investigación del 11-M y que continúan bajo secreto. Manzano ya sabe lo que es ser protagonista en esas diligencias. Del Olmo le llamó a declarar hace un año para que explicara por qué dijo ante la Comisión del 11-M que se había detectado nitroglicerina -ajena a la Goma 2 ECO- en los focos de los trenes. El ex jefe de los Tedax se retractó y dijo que se había equivocado.

Servicios de limpieza

Según fuentes de la investigación, el instructor ha solicitado a las Fuerzas de Seguridad que le entreguen una lista con las personas que desde el 11 de Marzo pudieron tener contacto con la mochila, que teóricamente provenía de la estación de El Pozo. El listado incluye a miembros de los servicios de limpieza que actuaron esa mañana en El Pozo y los artificieros que actuaron en esa estación. En ambos casos emplearon guantes, al menos en teoría.

Los bultos salieron de la estación ya introducidos en grandes bolsas de basura precintadas. Su recorrido pasó por dos comisarías antes de recalar en Ifema. Y, de nuevo, sin salir de los bolsones, se devolvieron a la comisaría de Puente de Vallecas. Fue allí donde dos agentes procedieron a inventariar los objetos y se toparon con el artefacto. Un tedax lo trasladó al parque Azorín, donde fue desactivado.

La mochila quedó en manos de los Tedax, y durante la mayor parte de la investigación estuvo guardada en el almacén de la unidad central de los artificieros, dirigida por Sánchez Manzano. También la Policía Científica dispuso de ella para buscar posibles pistas, por lo que la investigación del ADN incluye a miembros de esta unidad.

Además de buscar huellas y ADN, la Policía Científica compró una mochila similar a la de Vallecas en un negocio sospechoso de Lavapiés. Fue ésta la que Del Olmo custodió durante dos años creyendo que se trataba de la original. No lo supo hasta que tomó declaración al inspector jefe Miguel Angel Alvarez. Inmediatamente, exigió a los Tedax que le entregaran la original.

Junto al «contacto accidental» o su atribución a un terrorista, acusaciones y defensas del 11-M han barajado una tercera posibilidad: el artefacto nunca llegó a estar en los trenes, sino que fue introducido posteriormente para orientar la investigación hacia el islamismo. La baza fundamental de esta tesis es que los Tedax han insistido a los largo del juicio en que revisaron concienzudamente todos los bultos en busca de una mochila bomba.

El inspector jefe Alvarez, responsable de la custodia de los objetos de El Pozo, declaró ante Del Olmo que no se habían seguido sus instrucciones aquella mañana. Los objetos fueron trasladados a Ifema sin su autorización y, por tanto, no podía garantizar la cadena de custodia.

A esto se suma que un informe policial conjunto elaborado por la UCIE (Unidad Central de Información Exterior, especializada en terrorismo islámico) y la UCI (Unidad Central de Inteligencia de la Policía) concluyó en 2005 que la mochila «pudo ser manipulada por personas no identificadas en el Ifema».

«Teniendo en cuenta las peripecias que siguió la referida mochila, así como el lugar donde fue extraído dicho vestigio, no puede afirmarse que el mismo pueda corresponder a uno de los terroristas, ya sea el que la portó y abandonó en el tren como el que la manipulara previamente, pero tampoco puede descartarse». El informe se decantaba hacia la hipótesis de que lo «probable es que no pertenezca a ninguna persona relacionada con la autoría de los atentados».

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