Una deficiencia inconcebible

26-06-07



Una deficiencia inconcebible


CARLOS TORO

El BMR es, antes que nada, un concepto que, según los diferentes países, adopta siglas distintas y variantes mínimas según los cometidos principales. En todos los ejércitos del mundo se emplean blindados medianos y con ruedas en lugar de orugas. Se trata de vehículos multiusos que pueden albergar en su interior entre 10 y 15 soldados con toda su impedimenta.


Someramente armados para su autodefensa, sirven como transporte rápido y razonablemente seguro para efectuar patrullas o despliegues y, en caso de necesidad, evacuar heridos. Ofrecen libertad de movimientos y versatilidad de usos.
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Nuestros BMR actuales son la versión mejorada de los que se concibieron a finales de los años 70 y se utilizaron ampliamente a partir de los 80. Dotados de tracción 6x6 y gruesos neumáticos impinchables, disponen de motores más potentes y fiables. También de modernos instrumentos de tracción, conducción y frenado; nuevos sistemas de calefacción, ventilación y observación; aspilleras para disparar desde dentro, al abrigo de la protección del metal; asientos individuales, etcétera, que han reducido los esfuerzos de mantenimiento e incrementado la operatividad y seguridad.

Las planchas de aleaciones de aluminio pretensado que constituían el grueso de la parte delantera han sido reforzadas con acero. El vehículo, en suma, es muy resistente a los impactos de armas ligeras (o no tan ligeras) y los proyectiles perforantes estándar. Mucho menos, como es lógico, al estallido de docenas de kilos de explosivos colocados a su paso.

Sorprende la falta de un inhibidor de frecuencias en un vehículo de estas características, mucho más en una misión militar y en unos escenarios en los que la detonación a distancia de cargas explosivas constituye una de las típicas formas de operar de los terroristas. No parece concebible semejante deficiencia.

Los BMR han estado con nuestras tropas en todos los escenarios en los que éstas han intervenido. Y han resultado efectivos contra el fuego de kalashnikov, la agresión más frecuente que los soldados españoles han sufrido. En Irak afrontaron con éxito incontables incidentes y resolvieron más de un grave problema. Como en Nayaf, cuando cuatro de ellos se abrieron paso en un escenario hostil y rescataron a una sección del ejército salvadoreño que se encontraba aislada en la cárcel de la ciudad y sometida a intenso fuego.

En la llamada operación Jenofonte, tras la decisión del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, de retirar las tropas de Irak, efectuaron una cobertura ejemplar que permitió a los militares españoles llegar a Kuwait sin bajas, tras infligir varias mortales a un enemigo que no cesó de hostigarlos.

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