Interior falsificó un documento para ocultar al juez lazos entre el 11-M y ETA
21-09-06
EL MUNDO PUSO ANOCHE A DISPOSICION DEL JUEZ DEL OLMO LOS DOS INFORMES DE LA POLICIA CIENTIFICA
Interior falsificó un documento para ocultar al juez lazos entre el 11-M y ETA
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
EL MUNDO PUSO ANOCHE A DISPOSICION DEL JUEZ DEL OLMO LOS DOS INFORMES DE LA POLICIA CIENTIFICA
Interior falsificó un documento para ocultar al juez lazos entre el 11-M y ETA
CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
MADRID.- El Ministerio del Interior entregó al juez Juan del Olmo un informe falso de la Policía Científica para ocultarle la referencia explícita a ETA que sus peritos hacían en el auténtico.
El documento manipulado le fue remitido al magistrado de la Audiencia Nacional que instruye el sumario 20/04 por el atentado del 11-M por parte de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) el 29 de marzo de 2005, según consta en el sumario.
El informe había sido solicitado a la Policía Científica por la UCIE -especializada en terrorismo islamista- en el curso de las diligencias practicadas tras la detención en Lanzarote de Hasan Haski, que se produjo el 17 de diciembre de 2004.
(.../...)
El marroquí Hasan Haski fue calificado ayer mismo por la fiscal del caso, Olga Sánchez, como el principal instigador del atentado del 11-M junto a Rabei Osman, conocido como El Egipcio.
La Unidad Central de Información Exterior remitió el 18 de marzo de 2005 unas muestras de una sustancia hallada en el domicilio de Haski (calle Papagayo, 9, de la Playa Blanca-Yaiza en Lanzarote) al Servicio de Análisis Científicos del Laboratorio Químico-Toxicológico de la Policía Científica para su análisis.
El día 21 de marzo, tres peritos de dicha Unidad (dos facultativos, con carné profesional números 9 y 11 licenciados en Farmacia y Ciencias Químicas, respectivamente, y un técnico con carné profesional número 155, también licenciado en Ciencias Químicas) firmaron un informe en el que reflejan sus conclusiones tras analizar cinco muestras de la citada sustancia. Sin ninguna duda, se estipuló que se trataba de «ácido bórico».
En el apartado de Observaciones, los citados tres peritos hicieron constar:
«1.- El Acido Bórico, en relación con hechos terroristas, fue identificado en este Laboratorio en los siguientes Informes Periciales:
- Informe Pericial 868-Q1-01, emitido el 5-12-2001, procedente del Grupo de Terrorismo de Inspecciones Oculares del Servicio Central de Investigación Técnica, de la Comisaría General de Policía Científica. Asunto 263-IT-01, en relación con el registro efectuado el 6-11-2001 en el piso franco de ETA, sito en la Plaza Castrotorace, 9-11, 2º D, de Salamanca, por cuyo hecho se tramitaron diligencias 10.401 de la Brigada Provincial de Información de Madrid, elevadas al Juzgado Central de Instrucción nº 4 de la Audiencia Nacional, que instruye Diligencias Previas 1588/2001».
Recordemos. El día 6 de noviembre de 2001, dos miembros del entonces comando Madrid de ETA, Ana Belén Egües Gurruchaga y Aitor García Aliaga, alias Karpetas, hicieron estallar un coche bomba al paso del vehículo del que era en esos momentos secretario general de Policía Científica, Juan Junquera. El mando policial salió milagrosamente ileso del atentado, que causó heridas a unas 90 personas.
Los dos etarras fueron detenidos gracias a la colaboración de un ciudadano que llamó por teléfono a la Policía Municipal cuando vio la explosión y que siguió en su coche a los terroristas, e informó de todos sus movimientos a los agentes.
El citado comando tenía alquilado un piso en Salamanca que utilizaba como centro de operaciones y base para la preparación de artefactos. Allí, la Policía encontró 40 kilos de explosivo, un subfusil, un Cetme, varias pistolas, detonadores y abundante documentación, incluyendo el señalamiento de objetivos.
Los terroristas llevaban operando en Madrid desde cuatro meses antes de que concluyera la anterior tregua de ETA y su objetivo era provocar un gran atentado. Según confesó a la Policía Ana Belén Egües (ex concejal de HB y ex compañera de Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, ex jefe militar de ETA condenado, entre otros, por el asesinato de Miguel Angel Blanco), uno de sus planes inmediatos era provocar una gran explosión en Torre Picasso (uno de los edificios emblemáticos de la city financiera madrileña).
Pues bien, el citado informe de la Policía Científica ponía en relación directa al 11-M y a ETA a través una sustancia extraña («ácido bórico») que se había localizado en el piso franco en Salamanca y en el domicilio del teórico instigador máximo del comando islamista que llevó a cabo el atentado de los trenes en Madrid.
Pero, es más, el informe realizado por los tres peritos de la Policía Científica señala en el punto 3 del apartado de «Observaciones»:
«Que dado lo poco frecuente en que esta sustancia ha sido intervenida en hechos terroristas y a que nosotros ignoramos su verdadera aplicación en relación con estos hechos, existen varias posibilidades, tales como: conservante de los explosivos de tipo orgánico, enmascarar el explosivo para no ser detectado por los perros especialistas en detección de explosivos, etc., nos lleva a la posibilidad de que el autor/autores de estos hechos estén relacionados entre sí y/o hayan tenido un mismo tipo de formación y/o sean el/los mismo/s autor/es».
El nexo establecido en este informe por los peritos de la Policía Científica entre ETA y el 11-M es absolutamente nítido.
Sin embargo, la Comisaría General de Información (al frente de la cual se encontraba en esas fechas Telesforo Rubio) no remitió el citado informe al juez Del Olmo, sino otro mutilado y falso.
En el informe que consta en el sumario 20/04 se ha eliminado el apartado de «Observaciones», en el que se vincula explícitamente el 11-M con la banda terrorista ETA. Pero no sólo eso. En lugar de las firmas de los tres peritos que llevaron a cabo el análisis en el laboratorio, el documento remitido a la Audiencia Nacional lleva la firma de Francisco Ramírez, jefe del Servicio Central de Análisis Científico de la Policía Científica.
Es curioso observar que ambos informes, el verdadero y el falso, llevan los mismos números de referencia:
«N/Ref: 48-Q3-05
S/Ref.: Comisaría General de Información-Secretaría General.
R.S. 6684 de 14-3-2005».
Sin embargo, hay una diferencia importante (al margen, claro está, de la eliminación de las referencias a ETA y del cambio de nombre de los que llevaron a cabo el análisis), y es el hecho de que el informe auténtico se firmó el 21 de marzo de 2005, mientras que el falso se dató el 22 de marzo de 2005.
Sin embargo, ese no fue el rastro que puso sobre la pista de la falsificación a los autores del mismo.
Tuvieron que pasar 16 meses para que se dieran cuenta de la increíble manipulación de que había sido objeto su trabajo profesional.
En efecto, el día 11 de julio de 2006, el ministro del Interior, en esos momentos ya Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió a las unidades dependientes de la Comisaría General de Información que le remitieran todos los informes realizados sobre sustancias explosivas en relación con los atentados de Madrid.
Ese mismo día, EL MUNDO había publicado en su portada que el comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, había declarado en su comparecencia parlamentaria ante la Comisión de Investigación del 11-M que en los focos de las explosiones en los trenes se había encontrado «nitroglicerina», compuesto que no forma parte de la dinamita Goma 2 ECO, que, según la versión oficial, fue utilizada para la comisión de los atentados de Madrid.
Ante el requerimiento del ministro, los altos mandos policiales se pusieron manos a la obra. Telesforo Rubio ordenó la remisión de los informes a Angel Santano (comisario jefe de la Policía Científica), y éste, a su vez, los solicitó a José Andradas Heranz, jefe de la Unidad Central de Analítica de la Policía Científica.
Andradas reclamó los informes precisamente a uno de los inspectores jefes que había actuado como perito del informe auténtico realizado el 21 de marzo de 2005. Cuando éste solicitó al servicio de documentación de la Policía Científica que le entregase el sobre conteniendo todos los informes realizados por él, se dio cuenta de que en el mismo no figuraba el documento auténtico (es decir, el que mencionaba explícitamente a ETA), sino el falso, que había sido firmado por su jefe inmediato, Francisco Ramírez.
Es de suponer que Andradas, ante la gravedad de los hechos de que tuvo conocimiento (un posible delito de falsedad en documento oficial y otro de ocultación de pruebas al juez), informara de ello a su jefe directo, Angel Santano y, que éste por su parte hiciera lo propio con el ministro Pérez Rubalcaba.
Si eso se hizo así, Rubalcaba habría mentido en sede parlamentaria, al afirmar, en su comparecencia del pasado miércoles 13 de septiembre, que nunca hubo ningún informe policial en el que se ligara a ETA con el atentado del 11-M.
Ante lo delicado de la situación, EL MUNDO decidió ayer entregar en la Audiencia Nacional los dos documentos (el auténtico y el falso) para que la Justicia actúe en consecuencia.
El documento manipulado le fue remitido al magistrado de la Audiencia Nacional que instruye el sumario 20/04 por el atentado del 11-M por parte de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) el 29 de marzo de 2005, según consta en el sumario.
El informe había sido solicitado a la Policía Científica por la UCIE -especializada en terrorismo islamista- en el curso de las diligencias practicadas tras la detención en Lanzarote de Hasan Haski, que se produjo el 17 de diciembre de 2004.
(.../...)
El marroquí Hasan Haski fue calificado ayer mismo por la fiscal del caso, Olga Sánchez, como el principal instigador del atentado del 11-M junto a Rabei Osman, conocido como El Egipcio.
La Unidad Central de Información Exterior remitió el 18 de marzo de 2005 unas muestras de una sustancia hallada en el domicilio de Haski (calle Papagayo, 9, de la Playa Blanca-Yaiza en Lanzarote) al Servicio de Análisis Científicos del Laboratorio Químico-Toxicológico de la Policía Científica para su análisis.
El día 21 de marzo, tres peritos de dicha Unidad (dos facultativos, con carné profesional números 9 y 11 licenciados en Farmacia y Ciencias Químicas, respectivamente, y un técnico con carné profesional número 155, también licenciado en Ciencias Químicas) firmaron un informe en el que reflejan sus conclusiones tras analizar cinco muestras de la citada sustancia. Sin ninguna duda, se estipuló que se trataba de «ácido bórico».
En el apartado de Observaciones, los citados tres peritos hicieron constar:
«1.- El Acido Bórico, en relación con hechos terroristas, fue identificado en este Laboratorio en los siguientes Informes Periciales:
- Informe Pericial 868-Q1-01, emitido el 5-12-2001, procedente del Grupo de Terrorismo de Inspecciones Oculares del Servicio Central de Investigación Técnica, de la Comisaría General de Policía Científica. Asunto 263-IT-01, en relación con el registro efectuado el 6-11-2001 en el piso franco de ETA, sito en la Plaza Castrotorace, 9-11, 2º D, de Salamanca, por cuyo hecho se tramitaron diligencias 10.401 de la Brigada Provincial de Información de Madrid, elevadas al Juzgado Central de Instrucción nº 4 de la Audiencia Nacional, que instruye Diligencias Previas 1588/2001».
Recordemos. El día 6 de noviembre de 2001, dos miembros del entonces comando Madrid de ETA, Ana Belén Egües Gurruchaga y Aitor García Aliaga, alias Karpetas, hicieron estallar un coche bomba al paso del vehículo del que era en esos momentos secretario general de Policía Científica, Juan Junquera. El mando policial salió milagrosamente ileso del atentado, que causó heridas a unas 90 personas.
Los dos etarras fueron detenidos gracias a la colaboración de un ciudadano que llamó por teléfono a la Policía Municipal cuando vio la explosión y que siguió en su coche a los terroristas, e informó de todos sus movimientos a los agentes.
El citado comando tenía alquilado un piso en Salamanca que utilizaba como centro de operaciones y base para la preparación de artefactos. Allí, la Policía encontró 40 kilos de explosivo, un subfusil, un Cetme, varias pistolas, detonadores y abundante documentación, incluyendo el señalamiento de objetivos.
Los terroristas llevaban operando en Madrid desde cuatro meses antes de que concluyera la anterior tregua de ETA y su objetivo era provocar un gran atentado. Según confesó a la Policía Ana Belén Egües (ex concejal de HB y ex compañera de Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, ex jefe militar de ETA condenado, entre otros, por el asesinato de Miguel Angel Blanco), uno de sus planes inmediatos era provocar una gran explosión en Torre Picasso (uno de los edificios emblemáticos de la city financiera madrileña).
Pues bien, el citado informe de la Policía Científica ponía en relación directa al 11-M y a ETA a través una sustancia extraña («ácido bórico») que se había localizado en el piso franco en Salamanca y en el domicilio del teórico instigador máximo del comando islamista que llevó a cabo el atentado de los trenes en Madrid.
Pero, es más, el informe realizado por los tres peritos de la Policía Científica señala en el punto 3 del apartado de «Observaciones»:
«Que dado lo poco frecuente en que esta sustancia ha sido intervenida en hechos terroristas y a que nosotros ignoramos su verdadera aplicación en relación con estos hechos, existen varias posibilidades, tales como: conservante de los explosivos de tipo orgánico, enmascarar el explosivo para no ser detectado por los perros especialistas en detección de explosivos, etc., nos lleva a la posibilidad de que el autor/autores de estos hechos estén relacionados entre sí y/o hayan tenido un mismo tipo de formación y/o sean el/los mismo/s autor/es».
El nexo establecido en este informe por los peritos de la Policía Científica entre ETA y el 11-M es absolutamente nítido.
Sin embargo, la Comisaría General de Información (al frente de la cual se encontraba en esas fechas Telesforo Rubio) no remitió el citado informe al juez Del Olmo, sino otro mutilado y falso.
En el informe que consta en el sumario 20/04 se ha eliminado el apartado de «Observaciones», en el que se vincula explícitamente el 11-M con la banda terrorista ETA. Pero no sólo eso. En lugar de las firmas de los tres peritos que llevaron a cabo el análisis en el laboratorio, el documento remitido a la Audiencia Nacional lleva la firma de Francisco Ramírez, jefe del Servicio Central de Análisis Científico de la Policía Científica.
Es curioso observar que ambos informes, el verdadero y el falso, llevan los mismos números de referencia:
«N/Ref: 48-Q3-05
S/Ref.: Comisaría General de Información-Secretaría General.
R.S. 6684 de 14-3-2005».
Sin embargo, hay una diferencia importante (al margen, claro está, de la eliminación de las referencias a ETA y del cambio de nombre de los que llevaron a cabo el análisis), y es el hecho de que el informe auténtico se firmó el 21 de marzo de 2005, mientras que el falso se dató el 22 de marzo de 2005.
Sin embargo, ese no fue el rastro que puso sobre la pista de la falsificación a los autores del mismo.
Tuvieron que pasar 16 meses para que se dieran cuenta de la increíble manipulación de que había sido objeto su trabajo profesional.
En efecto, el día 11 de julio de 2006, el ministro del Interior, en esos momentos ya Alfredo Pérez Rubalcaba, pidió a las unidades dependientes de la Comisaría General de Información que le remitieran todos los informes realizados sobre sustancias explosivas en relación con los atentados de Madrid.
Ese mismo día, EL MUNDO había publicado en su portada que el comisario jefe de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano, había declarado en su comparecencia parlamentaria ante la Comisión de Investigación del 11-M que en los focos de las explosiones en los trenes se había encontrado «nitroglicerina», compuesto que no forma parte de la dinamita Goma 2 ECO, que, según la versión oficial, fue utilizada para la comisión de los atentados de Madrid.
Ante el requerimiento del ministro, los altos mandos policiales se pusieron manos a la obra. Telesforo Rubio ordenó la remisión de los informes a Angel Santano (comisario jefe de la Policía Científica), y éste, a su vez, los solicitó a José Andradas Heranz, jefe de la Unidad Central de Analítica de la Policía Científica.
Andradas reclamó los informes precisamente a uno de los inspectores jefes que había actuado como perito del informe auténtico realizado el 21 de marzo de 2005. Cuando éste solicitó al servicio de documentación de la Policía Científica que le entregase el sobre conteniendo todos los informes realizados por él, se dio cuenta de que en el mismo no figuraba el documento auténtico (es decir, el que mencionaba explícitamente a ETA), sino el falso, que había sido firmado por su jefe inmediato, Francisco Ramírez.
Es de suponer que Andradas, ante la gravedad de los hechos de que tuvo conocimiento (un posible delito de falsedad en documento oficial y otro de ocultación de pruebas al juez), informara de ello a su jefe directo, Angel Santano y, que éste por su parte hiciera lo propio con el ministro Pérez Rubalcaba.
Si eso se hizo así, Rubalcaba habría mentido en sede parlamentaria, al afirmar, en su comparecencia del pasado miércoles 13 de septiembre, que nunca hubo ningún informe policial en el que se ligara a ETA con el atentado del 11-M.
Ante lo delicado de la situación, EL MUNDO decidió ayer entregar en la Audiencia Nacional los dos documentos (el auténtico y el falso) para que la Justicia actúe en consecuencia.
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