Nadie sabe dónde se guardaban los explosivos
31-05-06
11-M / Las lagunas de la investigación / LA 'TRAMA ASTURIANA'
Nadie sabe dónde se guardaban los explosivos
FERNANDO MUGICA
11-M / Las lagunas de la investigación / LA 'TRAMA ASTURIANA'
Nadie sabe dónde se guardaban los explosivos
FERNANDO MUGICA
MADRID.- En las respuestas del Gobierno a las más de 200 preguntas que le dirigió la diputada popular Alicia Castro hay afirmaciones inquietantes.
Explica que un perro especializado es incapaz de oler una pequeña porción de explosivo «por encontrarse en el interior de una bolsa».Afirma que no existen vídeos o imágenes fijas en las que se pueda ver a los terroristas disparando desde las ventanas del piso de Leganés y constata que en las armas supuestamente utilizadas en esa acción no hay huellas de los mismos.
(.../...)
Reconoce que no hay pruebas de que las bombas que explosionaron en los atentados fueran activadas por teléfonos móviles.
Respecto a la trama asturiana no se resuelven las principales incógnitas. Dice el Gobierno que en el sumario queda demostrado que la dinamita utilizada procedía de Mina Conchita.
La realidad es que los propios informes de la Guardia Civil del sumario aseguran que no se puede afirmar que procedan de allí, ya que en las mismas fechas se utilizaron cartuchos con las mismas numeraciones de las atribuidas a los explosivos de los atentados en diversas explotaciones españolas y extranjeras.
Sorprenden las afirmaciones en las que se asegura que José Ignacio Fernández García nunca dijo que había servido de correo de explosivos para ETA, cuando fue su propio abogado el que alegó esos datos para conseguir beneficios procesales a su cliente tras la operación Pipol. El Gobierno asegura, por otra parte, que a estas alturas desconoce el paradero de Nayo, un testigo clave para la investigación.No le consta, además, que haya estado en negociaciones con las Fuerzas de Seguridad españolas para su regreso a España a pesar de todos los datos publicados al respecto por EL MUNDO tras una entrevista con el propio Nayo.
Reconoce que no existe ningún informe sobre el traslado de explosivos de la banda de Antonio Toro en Asturias. También asegura que, a día de hoy, se desconoce dónde se guardaban los explosivos que manejaba dicha trama.
Se afirma que sólo existe una grabación a Francisco Javier Lavandera en la que éste denunciaba la red de venta de explosivos ya en el año 2001. La realidad es que fue el agente de Información de la Guardia Civil Jesús Campillo el que grabó esa cinta, quien constató la existencia de varias grabaciones en diferentes días en la propia Comandancia de Gijón.
El Gobierno reconoce que no ha investigado nada relacionado con la cinta grabada a Lavandera. Afirma que no figura en las investigaciones dato alguno sobre la venta que hizo Emilio Suárez Trashorras de 200 kilos de dinamita a pesar de que figura con detalle en la cinta de Lavandera.
Es evidente que el Gobierno no se ha tomado en serio ni las preguntas de la oposición ni las respuestas.
Explica que un perro especializado es incapaz de oler una pequeña porción de explosivo «por encontrarse en el interior de una bolsa».Afirma que no existen vídeos o imágenes fijas en las que se pueda ver a los terroristas disparando desde las ventanas del piso de Leganés y constata que en las armas supuestamente utilizadas en esa acción no hay huellas de los mismos.
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Reconoce que no hay pruebas de que las bombas que explosionaron en los atentados fueran activadas por teléfonos móviles.
Respecto a la trama asturiana no se resuelven las principales incógnitas. Dice el Gobierno que en el sumario queda demostrado que la dinamita utilizada procedía de Mina Conchita.
La realidad es que los propios informes de la Guardia Civil del sumario aseguran que no se puede afirmar que procedan de allí, ya que en las mismas fechas se utilizaron cartuchos con las mismas numeraciones de las atribuidas a los explosivos de los atentados en diversas explotaciones españolas y extranjeras.
Sorprenden las afirmaciones en las que se asegura que José Ignacio Fernández García nunca dijo que había servido de correo de explosivos para ETA, cuando fue su propio abogado el que alegó esos datos para conseguir beneficios procesales a su cliente tras la operación Pipol. El Gobierno asegura, por otra parte, que a estas alturas desconoce el paradero de Nayo, un testigo clave para la investigación.No le consta, además, que haya estado en negociaciones con las Fuerzas de Seguridad españolas para su regreso a España a pesar de todos los datos publicados al respecto por EL MUNDO tras una entrevista con el propio Nayo.
Reconoce que no existe ningún informe sobre el traslado de explosivos de la banda de Antonio Toro en Asturias. También asegura que, a día de hoy, se desconoce dónde se guardaban los explosivos que manejaba dicha trama.
Se afirma que sólo existe una grabación a Francisco Javier Lavandera en la que éste denunciaba la red de venta de explosivos ya en el año 2001. La realidad es que fue el agente de Información de la Guardia Civil Jesús Campillo el que grabó esa cinta, quien constató la existencia de varias grabaciones en diferentes días en la propia Comandancia de Gijón.
El Gobierno reconoce que no ha investigado nada relacionado con la cinta grabada a Lavandera. Afirma que no figura en las investigaciones dato alguno sobre la venta que hizo Emilio Suárez Trashorras de 200 kilos de dinamita a pesar de que figura con detalle en la cinta de Lavandera.
Es evidente que el Gobierno no se ha tomado en serio ni las preguntas de la oposición ni las respuestas.
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