Un ultimátum de ETA forzó a Patxi López a improvisar el anuncio de la reunión con HB

2-06-06


Un ultimátum de ETA forzó a Patxi López a improvisar el anuncio de la reunión con HB


Los proetarras querían crear un clima de «conciliación» para presionar al juez Grande-Marlaska

J. M. Zuloaga / R. L. Vargas



Madrid- Las declaraciones del secretario general del PSE, Patxi López, realizadas el martes, en las que anunciaba el inicio de conversaciones con la «izquierda abertzale» estuvieron precedidas de un ultimátum de ETA-Batasuna con la amenaza de que, si no se producía un pronunciamiento de este tipo, el «proceso» podía quedar roto, según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas.

Aunque se desconocen los términos concretos del ultimátum, las fuentes consultadas recuerdan que estuvo precedido de varias declaraciones de dirigentes de Batasuna (Otegi y Permach, entre otros) y del secretario general de LAB, Rafael Díez Usabiaga, en las que advertían de que el «proceso» se encontraba en un mal momento y que si los cabecillas de la coalición proetarra citados en la Audiencia Nacional ingresaban en prisión, se podría «colapsar».
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Presionar a Marlaska. Al forzar la declaración de Patxi López, en la que llegó a decir que «la izquierda abertzale es un interlocutor necesario (...) en la búsqueda de unos principios comunes para hacer viable el diálogo político en los próximos meses», Batasuna pretendía crear un ambiente de «conciliación» que sirviera para ejercer presión sobre el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande- Marlaska, que había citado a varios dirigentes del brazo político de la banda terrorista.
El aval que a los contactos entre el PSE y Batasuna dio al día siguiente Zapatero, durante el Debate del Estado de la Nación, formaría parte de las exigencias planteadas por ETA para no romper el «proceso».
Hay una serie de datos que indican que la decisión de hacer las declaraciones se tomó con una cierta urgencia. Los pocos militantes del PSE que estaban al tanto de lo que ocurría se pusieron en contacto el martes por la tarde con compañeros de partido y representantes de diversos estamentos para advertirles que su secretario general iba a hacer un anuncio importante en el programa «Ganbara», de Radio Euskadi, que se emite a partir de las once de la noche.
Las declaraciones fueron acogidas con satisfacción por el entorno proetarra, que rebajó de inmediato la presión que hasta entonces había mantenido. Al diario «Gara» le dio tiempo a escribir un elogioso editorial en el que recordaba que dichas declaraciones se producían en la víspera de la citación de los dirigentes de Batasuna en la Audiencia, por lo que pedía que se desactivaran estos «mecanismos represivos».
Otro dato que llamó la atención, y que también se cita como un indicio de la inmediatez con la que tuvo que actuar López, es la reacción de los dirigentes del Partido Socialista de Navarra (PSN), que, de inmediato, se desmarcaron y descartaron su participación en esos contactos.Con posterioridad, y ante las reacciones contrarias producidas en diferentes ámbitos políticos, incluso dentro del propio PSOE, la «doctrina oficial» de la Moncloa y de la calle Ferraz ha sido la de que las reuniones con la «izquierda abertzale» (se evita al máximo hablar de Batasuna) es para convencerlos, incluso «mirándolos a los ojos», como dijo el secretario de Organización, José Blanco, de que acepten la legalidad vigente.
Ayer mismo, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró que el Gobierno no ha cambiado de criterio porque el PSE no hablará de política con Batasuna ni se sentará a negociar con una formación ilegalizada. Precisó que esta futura conversación de los socialistas vascos con la formación ilegalizada «no se va a producir ni hoy ni mañana», y explicó que lo que hará el PSE será advertirle a Batasuna de que si quiere volver a la legalidad tiene que rechazar de forma clara la violencia. «Es imprescindible que haya un rechazo explícito de la violencia», insistió.
El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, fue más rotundo y declaró que quienes se denominan «izquierda abertzale tienen un camino que recorrer, que es hacia la legalidad». «No nos vamos a sentar a negociar con un partido ilegalizado», aseveró. La llamada «izquierda abertzale» no lo ha entendido así y considera que es una victoria y el primer paso para la formación de la «mesa de partidos» vascos.

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