Ante el juicio del 11-M
02-01-07
11-M / La investigación
Ante el juicio del 11-M
Radiografía del mayor atentado de la Historia de España
Por CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
11-M / La investigación
Ante el juicio del 11-M
Por CASIMIRO GARCIA-ABADILLO
El vicedirector de EL MUNDO Casimiro García-Abadillo reconstruye las consecuencias políticas del mayor atentado de la Historia de España: Una decena de explosiones el 11 de marzo de 2004, a sólo 72 horas de las elecciones generales, que dio el vuelco a un resultado del que nadie parecía dudar. El periodista analiza en profundidad la versión oficial de la Policía y la Judicatura en torno a la tesis de la autoría islamista, sobre la que el Partido Socialista recibió, horas después de la masacre, datos trascendentales a través de Rafael Vera que la transformaban en una formidable arma electoral. Además, el autor de «11-M, la Venganza» detalla las averiguaciones y, sobre todo, las contradicciones de una investigación que ha empleado más de dos años para ratificar las premisas que llevaron al cambio de Gobierno. Nada de ETA, sólo islamistas. A falta de celebrar el juicio, ésa es la tesis del juez Del Olmo, encauzada por la propia Policía.
(.../...)
I
Situación política
1. El PP se perfilaba como claro ganador de las elecciones generales.
El 5 de marzo (nueve días antes de los comicios) el CIS (sobre una base de 24.000 entrevistas) daba al PP una ventaja de 6,7 puntos sobre el PSOE y le auguraba 176 escaños. Es decir, mayoría absoluta.
Los grandes medios de comunicación publicaron encuestas el domingo 7 de marzo. Todas ellas (excepto la de La Vanguardia, que daba una diferencia a favor del PP de sólo dos puntos) constataban una cómoda victoria para el PP, con una horquilla de entre 168 y 172 escaños.
Un ejemplo: el sondeo publicado por El País daba al PP cuatro puntos de ventaja sobre el PSOE (42% del electorado contra 38%).
Tanto el PP como el PSOE se presentaban con dos candidatos nuevos: Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.
Según la citada encuesta de El País, mientras que el 65,7% de la población pensaba que el próximo presidente sería Rajoy, sólo un 11,6% pensaba que iba a serlo Zapatero. Ese mismo día, la encuesta publicada por EL MUNDO ofrecía un dato revelador: entre los votantes del PSOE, José Bono (con el apoyo del 33%) era más valorado que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno (que sólo lograba el 26%).
Mientras que el PP había hecho una campaña continuista respecto a las políticas de Aznar, el PSOE había hecho de la retirada de las tropas españolas de Irak una de sus bazas fundamentales.Un año antes de las elecciones, las calles de Madrid fueron testigo de dos grandes manifestaciones contra dicha guerra.
2- Temor a un atentado de ETA.
Aunque la Policía, la Guardia Civil y el CNI habían elaborado varios informes llamando la atención sobre el riesgo de atentados islamistas en España (sobre todo tras la guerra de Irak y después de los atentados de Casablanca en mayo de 2003), las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado creían que lo más probable era que ETA llevara a cabo un gran atentado en plena campaña electoral. De hecho, el Ministerio del Interior puso en marcha a comienzos del mes de marzo la operación Genil, en previsión de acciones terroristas de ETA.
Los antecedentes no dejaban lugar a dudas. El día de Nochebuena de 2003, ETA colocó dos maletas con 25 kilos de Titadyn cada una en el Intercity Irún-Madrid para que hicieran explosión en la estación de Chamartín. Pocos días después se descubrió otra bomba en las vías del tren que hace el recorrido Zaragoza-Caspe-Barcelona, que estaba lista para hacer explosión el 31 de diciembre. El 29 de febrero de 2004, la Guardia Civil interceptó una furgoneta en Cañaveras (Cuenca) cargada con 536 kilos de Titadyn cuando se dirigía hacía Madrid.
Por su parte, el CNI había grabado una conversación en la que Josu Ternera advertía que «Aznar no se va a ir de rositas», justo unos días antes de las elecciones.
ETA se encontraba probablemente en la situación más débil de toda su historia. Tras finalizar la tregua de 1998 habían caído más de 100 comandos y algunos de sus líderes más carismáticos habían sido detenidos.
Precisamente, fruto de la acción policial (en este caso de la colaboración de la Guardia Civil y la Policía francesa) apenas dos semanas después de las elecciones (el 2 de abril de 2004) iban a ser detenidos en Francia el responsable del aparato logístico de ETA, Félix Ignacio Esparza Luri; el coordinador del aparato militar, Félix Alberto López de la Calle (alias Mobutu); y la ex miembro del comando Madrid Mercedes Chivite.
A Esparza Luri la Guardia Civil le encontró un documento en el que se resumían los acuerdos del Comité Ejecutivo de ETA (reunión a la que asistieron Josu Ternera, Mikel Antza, Amboto, Peio Ezkizabel y el propio Luri). Lo más importante de dicha reunión es que la dirección de ETA autorizó contactos con el PSOE después de las elecciones generales. El documento incautado a Esparza Luri estaba fechado en febrero de 2004: un mes antes de los comicios.¿Creía ETA, al contrario que todos los expertos y de lo que revelaban las encuestas, que el PSOE tenía opciones de ganar las elecciones?
Hay que recordar que ya estaba vigente la tregua decretada por ETA sólo para Cataluña. Según refleja el escrito del Comité Ejecutivo de ETA, el mediador elegido para las negociaciones era el centro Henri Dunant de Ginebra, que año y medio después, efectivamente, organizaría los encuentros entre Ternera y el presidente del PSE, Jesús Egiguren.
II
El atentado
Sobre l as 7.40 horas del 11 de marzo, cuatro trenes de cercanías que se dirigían a Madrid sufrieron el impacto de un total de 10 bombas (tres de los artefactos colocados no llegaron a estallar) causando un total de 191 muertos y más de 1.500 heridos. Fue el mayor atentado de la Historia de España y de Europa.
1. Los autores.
En su auto de procesamiento del 10 de abril de 2006, el juez Juan del Olmo, implica a un total de 40 personas en la realización del atentado: siete de ellos se suicidaron en Leganés, cuatro se encuentran huidos y 29 están procesados. De estos últimos, nueve son españoles y están encuadrados en la llamada trama asturiana.
Antes de cometerse el atentado, según se desprende del sumario, 34 de los 40 implicados estuvieron controlados por la Policía, la Guardia Civil o el CNI, a través de intervenciones telefónicas, seguimientos o por la información facilitada por, al menos, cinco confidentes que estaban infiltrados en todos los grupos que participaron, según el juez, en la masacre. La mayoría de los procesados son delincuentes comunes, traficantes de droga, etcétera.
2. El explosivo.
Según los informes policiales, asumidos tanto por el juez como por la fiscal del caso, el atentado se cometió utilizando Goma 2 Eco, explosivo fabricado por ERT. Según la misma versión, 210 kilos de dicho explosivo fueron sustraídos de una pequeña explotación minera asturiana conocida como Mina Conchita.
Pero, ¿lo que estalló en los trenes fue realmente Goma 2 Eco?
Por increíble que parezca, ni el juez ni la fiscal han podido llegar a una conclusión clara. Tan sólo se atreven a afirmar que, de los análisis realizados en el laboratorio de los Tedax, se desprende que en los focos de las explosiones se encontraron «restos de componentes de dinamita». Esa definición es tan genérica que permite manejar como hipótesis que el explosivo utilizado fuera, por ejemplo, Titadyn (habitualmente utilizado por ETA), ya que se trata, como la Goma 2 Eco, de una dinamita.
La confusión sobre lo que realmente explotó en los trenes se acentúa si se tiene en cuenta que el responsable de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano (recientemente destituido por Interior), declaró en el Congreso de los Diputados que los primeros análisis sobre los restos encontrados en los focos de las explosiones dieron como resultado el hallazgo de nitroglicerina. Dicha sustancia no se encuentra en la Goma 2 Eco, pero sí en otras dinamitas como el Titadyn.
Las sospechas se acrecentan tras saber que los restos de los focos nunca se enviaron al laboratorio de la Policía Científica (que es el laboratorio oficial y que cuenta con muchos más medios que el de los Tedax).
Sin embargo, los restos que sí se enviaron al laboratorio de la Policía Científica fueron los hallados en un trozo de papel parafinado encontrado en la furgoneta Renault Kangoo que presuntamente los terroristas dejaron aparcada en las cercanías de la estación de Alcalá de Henares.
Inexplicablemente, dichos restos, así como una muestra patrón remitida por los Tedax a la Policía Científica, resultaron estar contaminados con metenamina, una sustancia que no se encuentra entre los componentes de la Goma 2 Eco. Es decir, que ni en los focos de las explosiones, ni en la Renault Kangoo había muestras indubitadas de Goma 2 Eco.
Así que, antes de que se localizara el piso de Leganés (el 3 de abril de 2004), la única prueba de que los terroristas utilizaron Goma 2 Eco está en la mochila que apareció en la comisaría de Puente de Vallecas, conteniendo, además de dicho explosivo, un teléfono y la tarjeta que desencadenó las primeras detenciones.
Las dudas sobre el origen de la mochila no son especulaciones periodísticas, sino que han sido expresadas por la propia Policía.El primero en hacerlo fue el responsable de la custodia de los objetos recogidos en la estación de El Pozo, el inspector jefe Miguel Angel Alvarez, quien no reconoció ante el juez Del Olmo la bolsa que le mostró como uno de los enseres que se recogieron bajo su custodia en la mañana del 11 de marzo en la citada estación.
No sólo él. En el macroinforme resumen de la investigación, realizado por la UCIE y la UCI en octubre de 2005, para su remisión al juez Del Olmo, se dice expresamente que la mochila de Vallecas «pudo ser manipulada en el Pabellón de Ifema».
A esas dudas hay que sumar el hecho de que, según han demostrado las radiografías que Sánchez Manzano le ocultó al juez durante varios meses, los cables que conectaban el detonador con el teléfono móvil que hacía de temporizador estaban desconectados. Es decir, que era imposible que pudiera haber hecho explosión.
El día 2 de abril, la Guardia Civil, alertada por un operario de Renfe, encontró bajo las vías del AVE a la altura de Mocejón una bolsa con 12 kilos de Goma 2 Eco. Los terroristas habían pretendido hacer volar el tren con un rudimentario sistema de mando a distancia con una pila, uniendo varias secciones de cable hasta un total de 136 metros.
Donde también se encontraron muestras de Goma 2 Eco, como ya se ha dicho, fue en el piso de Leganés. Además de recogerse restos que sumaban un total de 17 kilos y del explosivo que utilizaron los terroristas para hacer saltar por los aires la vivienda de la calle de Martín Gaite (se estima que pudieron emplear en la deflagración unos 20 kilos), la Policía localizó envoltorios de cartuchos que sumaban un total de 90 kilos de explosivo.
El hallazgo de Leganés (al margen de otras consideraciones) daba a la Policía una pista muy clara para poder determinar el origen y la cantidad de explosivo utilizado por los presuntos autores del 11-M.
Pero, según las investigaciones de la Guardia Civil, a Mina Conchita (de donde se supone que se robó la dinamita para el atentado) sólo llegaron cartuchos con las numeraciones halladas en Leganés entre el 23 de enero de 2004 y el 25 de febrero de 2004. Además, durante ese mes sólo se suministraron a dicha mina 1.175 kilos de dicho explosivo. Es decir, que, si se sostiene la tesis de que los terroristas dispusieron de más de 200 kilos de Goma 2 Eco, según se establece en el sumario, eso supondría que habrían hecho desaparecer casi el 20% del total de la dinamita consumida en la mencionada mina con esas numeraciones. A eso hay que añadir que la empresa propietaria (Caolines de Merillés) no denunció ningún tipo de robo en ese periodo ni tampoco en los meses anteriores.
Pero hay otros datos que no cuadran con la hipótesis de que el explosivo utilizado en el 11-M sólo provenía de Mina Conchita.Según sostiene la fiscal en su escrito de acusación, la forma de sustraer la dinamita era la siguiente: el minero Raúl González, El Rulo, «cuando trabajaba un viernes en turno de tarde, dado que era el último en abandonar la mina, sustraía dinamita apartándola del consumo, en cantidades de 5 a 10 kilos cada vez para dejarla oculta dentro de una bolsa de plástico verde, en un lugar predeterminado donde la recogía [Emilio Suárez] Trashorras durante las noches del sábado al domingo».
Pero El Rulo no trabajaba en Mina Conchita desde el mes de diciembre de 2003, en que fue trasladado a la Mina Collada y Anexas. En dicha mina sólo se recibieron 475 kilos de dinamita con las numeraciones aparecidas en Leganés, lo que hubiera supuesto robar casi la mitad de lo recibido. Además, según la explicación de la fiscal, es materialmente imposible robar más de 200 kilos en sólo un mes, ya que, en el supuesto de sustracción máximo (10 kilos cada viernes), El Rulo sólo podría haber hecho desaparecer un total de 40 kilos de dinamita.
3. Las bombas.
Según se desprende tanto del auto de procesamiento del juez como del escrito de acusación de la fiscal (31 de octubre de 2006), los terroristas utilizaron la Goma 2 Eco y los detonadores robados en Asturias para confeccionar 13 bombas, de las cuales 10 hicieron explosión en los trenes.
Como temporizadores utilizaron otros tantos teléfonos móviles, que fueron activados el día 10 en la guarida que tenían los terroristas en las proximidades de Morata de Tajuña.
Según relata la fiscal en su escrito, el 25 de febrero de 2004 «fueron adquiridas por personas no suficientemente identificadas 30 tarjetas prepago» en el locutorio de Jamal Zougam (Jawal Mundo Telecom) en Lavapiés. Entre ellas estaría la que apareció en la mochila de Vallecas.
Una pequeña reflexión. Según el juez y la fiscal, Zougam es uno de los autores materiales del atentado del 11-M. ¿Era entonces tan tacaño como para cobrarle las tarjetas de teléfono a su propio comando? Por no hablar de la terminología utilizada respecto a los compradores. O están identificados o no lo están. No se puede estar «no suficientemente identificado», como apunta la fiscal.
En resumen, que no se sabe quién compró las tarjetas.
Los teléfonos (en un total de nueve, es decir, cuatro menos que el número total de bombas) se compraron en la tienda Bazar Top (calle Real de Pinto) por dos individuos no identificados, que, según el dependiente que les atendió, parecían hablar en «búlgaro».
Es decir, que no se sabe ni quiénes compraron las tarjetas ni tampoco los teléfonos, que fueron la pieza clave de las bombas que explotaron el 11-M.
Ahora bien, ¿se montaron las bombas en la casucha de Morata? El juez sostiene rotundamente que sí, pero la fiscal añade en su escrito una duda cuanto menos interesante.
Del grupo de 30 tarjetas compradas en la tienda de Zougam, un total de siete se activaron en una BTS (antena o repetidor) cercana a Morata de Tajuña el 10 de marzo de 2004. Las tarjetas que no realizan llamadas pero sí se encienden (por ejemplo, para activar la alarma del despertador) dejan un rastro en la BTS que no se borra hasta pasadas 72 horas.
¿Por qué entonces sólo quedó el rastro de siete tarjetas en la BTS de Morata? Una posibilidad es que las bombas se montaran en dos tandas. Una primera, imaginemos, el día 9 o en las primeras horas del día 10; y otra, durante la tarde del día 10. Hay que tener en cuenta que la información solicitada por la Policía a las compañías telefónicas se cursó el día 13 por la tarde.Por tanto, todos los teléfonos encendidos y que no hubieran hecho llamadas después de las 72 horas anteriores a la búsqueda por parte de la Policía no habrían dejado rastro.
Como de pasada, la fiscal apunta en su escrito de acusación otra posibilidad: que una parte de las bombas se hubiesen montado en Morata, y otro grupo, en Leganés.
Sin embargo, la fiscal no tiene en cuenta un aspecto técnico fundamental: cuando la Policía pidió a la compañía Amena los datos sobre las tarjetas, no especificó ninguna BTS en concreto.Es decir, que si los teléfonos se hubiesen encendido en Leganés, la BTS más próxima al piso de Martín Gaite hubiera registrado los números de las tarjetas insertadas en los mismos.
Apuntando esa hipótesis, la fiscal está intentando resolver un enigma que ni ella ni el juez se han atrevido a resolver. ¿Por qué había en el piso de Leganés fundas de cartuchos que sumaban en total 90 kilos de Goma 2 Eco? Si los terroristas usaron 12 kilos para el atentado frustrado del AVE; otros 20 kilos para hacer saltar por los aires la vivienda de Martín Gaite, y la Policía localizó restos por un total de 17 kilos. ¿Dónde están los 41 kilos que faltan hasta completar los 90? ¿No será que una parte de la dinamita de los cartuchos de Leganés se utilizó para los atentados? Es decir, ¿no será que los terroristas sólo lograron efectivamente 90 kilos de Goma 2 Eco?
Y, por último, aunque no menos importante. ¿Quién montó las bombas? Ninguno de los presuntos autores materiales del atentado tenía conocimientos suficientes como para fabricar bombas con móviles.
La Policía ha manejado diversas hipótesis. Desde que fue Trashorras quien les enseñó a hacerlo a El Chino y su banda, hasta que el aprendizaje pudo llevarse a cabo en un campamento de entrenamiento de terroristas próximo a Jalalabad (Pakistán). Sin embargo, la Policía no ha aportado pruebas que demuestren la veracidad de ninguna de dichas teorías.
4. La Renault Kangoo.
La primera prueba localizada por la Policía relacionada con los autores del atentado fue una furgoneta Renault Kangoo. Según relató Luis Garrudo, el portero de una finca cercana a la estación de tren de Alcalá de Henares, poco antes de las siete de la mañana del día 11 vio salir de ella a tres individuos tapados con bufandas que le llamaron la atención.
Sobre las 10.30 horas, cuando ya se tenía cierta conciencia de la magnitud del atentado, Garrudo llamó a la Comisaría de Policía de Alcalá. Al lugar se trasladaron agentes de la Brigada de Información y, posteriormente, agentes de la Policía Científica. La inspección ocular no detectó nada extraño. Incluso, uno de los policías y el propio Sánchez Manzano, en sus comparecencias ante la Comisión del 11-M, dijeron que «estaba vacía». Dos perros adiestrados para la detección de explosivos husmearon dentro y fuera del coche sin detectar nada. Incluso hubo un agente de la Brigada de Información que estuvo en el interior del vehículo sin observar tampoco nada extraño.
Como se sabe, la cerradura de la furgoneta no había sido forzada (su dueño había denunciado su desaparición el 28 de febrero de 2004) y la matrícula no había sido falsificada.
Según la versión oficial, la Renault Kangoo fue llevada a las dependencias de la Unidad Central de Policía Científica a las 15.30 horas. Allí, en una primera inspección, los agentes se toparon con una bolsa de plástico debajo del asiento del acompañante del conductor que contenía detonadores y un trozo de papel parafinado con restos de explosivo. También encontraron una cinta con versos coránicos, lo que de forma automática apuntaba a la autoría islamista del atentado.
¿Cómo es posible que ninguno de los dos perros detectara la presencia de dicha bolsa en el coche? ¿Cómo se explica que un policía experto en terrorismo ni siquiera mirase debajo del asiento del copiloto, lugar donde grupos terroristas como ETA suelen colocar sus trampas? ¿Cómo se explica que durante las inspecciones en el lugar donde se localizó el vehículo ningún policía se fijara en la cinta con versos coránicos?
Según se ha sabido con posterioridad, la furgoneta llegó casi una hora antes de lo que se había dicho a las dependencias policiales.Además, en lugar de ir directamente a las instalaciones de la Policía Científica estuvo en un hangar de los Tedax. ¿Qué ocurrió durante cerca de 60 minutos antes de que los miembros de la Policía Científica localizaran las tres primeras pruebas (detonadores, resto de explosivo y cinta coránica) que apuntaban claramente en una dirección la autoría del atentado?
5. El Skoda Fabia.
El día 13 de junio de 2004, tras la denuncia de una mujer que vive en la calle donde se localizó la Renault Kangoo, la Policía halló un automóvil Skoda Fabia, propiedad de la empresa de alquiler de coches Hertz, en cuyo maletero había una funda de pistola y algunos objetos con restos de ADN que correspondían a algunos de los presuntos autores de la matanza. Ese coche estaba aparcado a tan sólo 15 metros de donde se encontraba la Renault Kangoo.Aunque durante mucho tiempo no ha habido una versión oficial sobre el extraño suceso, la fiscal del caso da por hecho en su escrito de acusación que el Skoda Fabia estuvo aparcado en esa misma calle desde el día 11 de marzo. Según esa versión, los distintos cuerpos de policía que acudieron al citado lugar ni siquiera habrían inspeccionado los automóviles aparcados junto a la Renault Kangoo. Es decir, que, para evitar otras posibles hipótesis, se asume implícitamente que la Policía actuó con una negligencia merecedora, al menos, de una ejemplar sanción. ¿Y si en ese automóvil hubiese habido explosivos? Justo al lado de donde estaba estacionado hay un colegio, y por esa misma acera pasan todo los días cientos de personas que van y vienen de la estación de tren de Alcalá. Hay que tener en cuenta que, según esa versión, el Skoda Fabia habría estado abandonado en la calle del Infantado durante ¡más de tres meses! sin que la Policía se hubiese percatado de ello. Y eso que estamos hablando del peor atentado de la Historia de España.
6. El piso de Leganés.
Uno de los episodios más oscuros en relación al atentado de Madrid es la localización y muerte de los presuntos terroristas que se encontraban en una vivienda de la calle Martín Gaite de Leganés.La propia versión oficial sobre el descubrimiento del inmueble es contradictoria. El relato de los hechos que recoge el juez Del Olmo en su auto de procesamiento es incompatible con el que aparece en el escrito de acusación de la fiscal.
Según la narración del magistrado, la Policía localizó el piso sobre las 15.30 horas del 3 de abril de 2004. Después de haberse desplazado al lugar dotaciones de la UCIE y de la UCI, uno de los inquilinos de la vivienda, que había bajado a tirar la basura, sospechó de la presencia de los agentes y se dio a la fuga. Momentos después, desde una de las ventanas del primer piso, comenzaron a efectuarse disparos hacia el exterior. Sobre las 19.00 horas llegaron las dotaciones de los GEO y sobre las 21.00 horas se produjo la detonación que terminó con la vida de los siete presuntos terroristas y del agente Javier Torronteras.
Según la fiscal, sobre las 18.45 horas de ese mismo día se produjo un tiroteo en las inmediaciones de la estación de tren de Zarzaquemada (situada a varias manzanas del piso explosionado) entre la Policía y unos individuos con rasgos árabes que, posteriormente, se dieron a la fuga en un coche y se refugiaron en el piso de la calle de Martín Gaite.
¿Cuál de las dos versiones es la buena?
El caso es que siete de los presuntos autores materiales de la masacre murieron el 3 de marzo en lo que se supone que fue un suicido colectivo. Pero, ¿por qué se suicidaron en lugar de utilizar la dinamita para matar «infieles»? ¿Por qué se suicidaron entonces y sin embargo no murieron como auténticos muyahidin en las explosiones de los trenes, lo que les habría garantizado, según su interpretación del Corán, la entrada directa en el paraíso?
III
La investigación policial
1. La intervención de Vera
Contra todo pronóstico, el PSOE ganó las elecciones del 14 de marzo de 2004 logrando 10.909.687 votos (el 42,64% del electorado) frente a 9.630.512 votos del PP (el 37,64% del electorado). Es decir, justo lo contrario de lo que vaticinaban las encuestas.
Cuando pasen algunos años, tal vez cuando todas las sombras del 11-M se hayan esclarecido, los partidos políticos convendrán en que no se puede convocar a las urnas a los ciudadanos 72 horas después de haber sufrido el mayor drama de su historia.
A pesar de todo, las elecciones se celebraron y el principal partido de la oposición utilizó la masacre como su mejor arma para vencer al PP.
¿Quién se percató desde el primer momento de las posibilidades que ofrecía el atentado si se utilizaba convenientemente la información?: Rafael Vera, el ex secretario de Estado para la Seguridad, condenado por secuestro en el caso Marey, por apropiación de dinero público en el caso de los fondos reservados del Ministerio del Interior y que ahora tendrá que volver a sentarse en el banquillo acusado de haber pagado 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros) a las mujeres de Amedo y Domínguez en Suiza.
Vera trasmitió a algunas personas de la dirección del PSOE, ya en la mañana del 11 de marzo, las enormes posibilidades que ofrecía el atentado desde el punto de vista electoral. La tesis de Vera era tan simple como eficaz: si los responsables del atentado habían sido los islamistas y no ETA, el fantasma de la guerra de Irak se volvería contra Aznar. En definitiva, el atentado habría sido culpa de la política del PP que habría convertido a España en objetivo prioritario de Al Qaeda. Ese mensaje podría movilizar a centenares de miles de personas que, hasta ese momento, daban por segura la victoria del PP y no pensaban ir a votar.
La estrategia consistía en utilizar la información disponible antes que el Gobierno. En una situación así, en la que el reloj corría contra los intereses del PP, cada hora, cada minuto, era esencial para la tarea de erosionar la credibilidad del Ejecutivo.
La mejor prueba de ello fue la movilización ante las sedes del PP del sábado 13 de marzo.
En la tarde del día 12, agentes de la UCIE interrogaron a los dos ciudadanos indios propietarios de la tienda que había vendido la tarjeta que se encontró en el teléfono de la mochila de Vallecas.
Por la noche, en la Comisaría General de Información se decidió que, al día siguiente, había que detener a esos dos individuos para obtener su confesión. A esas horas también estaba ya decidido actuar sobre Jamal Zougam.
Ésa fue la información que Vera transmitió a la dirección del PSOE en la noche del 12 de marzo. Una información que sirvió para jugar sobre seguro al día siguiente y para reforzar el mensaje de que el Gobierno, que todavía no había descartado a ETA, estaba mintiendo a los ciudadanos.
Fue una operación perfecta que dio el resultado esperado. Vera había utilizado con habilidad extraordinaria los datos que le facilitaron sus fuentes policiales y judiciales.
2. Borrar cualquier rastro que lleve a ETA.
Ya con el PSOE en el poder, la investigación policial se orientó en una sola dirección: el atentado del 11 de Marzo fue provocado exclusivamente por un grupo islamista. Cualquier otra hipótesis tenía que ser desechada.
En efecto, las pistas que iban apareciendo en el curso de la investigación que apuntaban a ETA fueron sistemáticamente minusvaloradas u ocultadas al juez. A Del Olmo no podía llegarle ningún informe que indicara una mínima relación de ETA con el atentado. Ese sesgo a la investigación lo ha puesto de relieve de forma meridiana el caso de los peritos de la Policía Científica.
Tres de sus mejores peritos realizaron en marzo de 2005 un informe sobre una sustancia hallada en el domicilio de Hasan Haski (según la fiscal, principal instigador del 11-M) e hicieron constar en él que la misma coincidía con la encontrada en un piso franco de ETA en Salamanca. Se trataba de ácido bórico.
Los peritos reflejaron esa coincidencia en su informe. Su jefe, Francisco Ramírez, les pidió que retirasen ese nexo entre ETA y el 11-M de sus conclusiones porque así lo quería «la superioridad», a lo cual se negaron. Solución: Ramírez falsificó el informe que se remitió al juez Del Olmo. Según el auto de la juez Gemma Gallego, el jefe de la Policía Científica, Miguel Angel Santano; su segundo, Pedro Mélida; el jefe de la Unidad de Análisis, José Andradas, y el jefe de Sección, Francisco Ramírez, son responsables de un delito de falsedad, ocultación de datos a la Justicia y encubrimiento.
Si los jefes de la Policía Científica fueron capaces de cometer esos graves delitos para ocultar un vínculo como el del ácido bórico, ¿qué no habrán sido capaces de hacer en otros supuestos en los que la vinculación con ETA fuera aún más concluyente?
Para no especular, vayamos a los hechos. Una de las vías de investigación lógicas, teniendo en cuenta que estamos en España y que ETA es el principal grupo terrorista y uno de los que ha desarrollado sistemas de activación de explosivos más sofisticados de Europa para sus atentados, habría sido analizar una posible conexión con el 11-M a través de su elemento más novedoso: el uso de teléfonos móviles como temporizadores.
ETA utilizó para sus atentados en tres ocasiones teléfonos móviles, que empleó como radiomandos. Hacían una llamada al teléfono conectado al detonador y cuando sonaba la señal, la bomba hacía explosión.
A pesar de que EL MUNDO publicó que ETA ya sabía utilizar los móviles como temporizadores (el último comando de ETA desarticulado en Madrid estaba en disposición de hacerlo, después de que el ingeniero jefe de la banda, Elgorriaga Kunze, hubiera desarrollado diversos prototipos), la Comisaría General de Información elaboró un informe el 10 de abril de 2006 en el que rechaza de plano esa posibilidad porque, según recoge el escrito de acusación de la fiscal, «en las tres ocasiones que ETA ha utilizado móviles lo ha hecho como sistema de activación a distancia». Pues bien, el autor de dicho informe, firmado en solitario, no es otro que Juan Jesús Sánchez Manzano.
Otros indicios, como por ejemplo el hallazgo en la celda de Abdelkrim Bensmail (hombre de confianza de uno de los presuntos autores materiales del atentado: Allekema Lamari) de teléfonos y direcciones de destacados etarras como Parot e Iragi, así como la fórmula para la fabricación de cloratita, se han despachado con una justificación tan simple como que Bensmail y Parot «han nacido en Argelia».
La coincidencia en la llegada de las dos caravanas de la muerte a Madrid prácticamente el mismo día (la de Cañaveras y la que trajo la Goma 2 desde Asturias) se ha achacado a la casualidad.Cuando la Policía interrogó a Trashorras por primera vez en Avilés, éste dijo que El Chino le había dicho que conocía a los dos etarras detenidos por la Guardia Civil en Cañaveras. Sin embargo, la Policía ni siquiera lo reflejó en la declaración que le remitió al juez. Por cierto, uno de los inspectores presentes en dicha declaración ha sido detenido por Del Olmo acusado de «revelar secretos» a EL MUNDO.
El confidente Cartagena, clave en las informaciones sobre la célula terrorista previas al atentado, presentó hace unos días un escrito en la Audiencia en el que explica que la Policía le ordenó que no dijera nada al juez sobre la relación entre ETA y los islamistas.
Eso, por no hablar de otras posibles vías de investigación, como la intervención de elementos de los servicios secretos de Marruecos.El confidente Mohamed Hadad sigue viviendo tranquilamente en Marruecos, a pesar de que la Policía española cree que intervino en el atentado y un testigo dice haberle visto manipulando una mochila en las cercanías de la estación de Alcalá.
En fin, que para la dirección de la Policía, que ha seguido a pies juntillas las instrucciones del Gobierno, sólo hay una teoría sobre el 11-M: se trata de un grupo de fanáticos islamistas que actuaron por su cuenta y sin ninguna conexión con otros grupos terroristas.
IV
La búsqueda de la verdad
1. El juicio oral.
Según las previsiones, el juicio más importante de la Historia reciente de España comenzará a finales del mes de febrero de 2007. Es decir, casi tres años después de que se cometiera el atentado que contribuyó a cambiar el curso de los acontecimientos.
A pesar del tiempo transcurrido, el juicio se va a iniciar sin que se hayan aclarado aspectos fundamentales sobre el atentado.No se sabe cuántos terroristas participaron en su ejecución; no se sabe cómo llevaron a cabo su acción; no se sabe qué tipo de explosivo estalló en los trenes; no se sabe quién compró los teléfonos móviles ni las tarjetas; no se sabe quién ni dónde se montaron las bombas, etcétera.
El problema que hay con este juicio es que puede generar una gran frustración. Es decir, que puede suceder algo parecido a lo que ocurrió con el juicio contra la célula islamista acusada de colaborar en el atentado del 11 de Septiembre. Al final, sus miembros sólo han podido ser condenados por pertenencia a banda armada, pero no se ha podido demostrar que participaran en el atentado.
La cuestión es que la instrucción no ha sido independiente de las orientaciones que ha recibido la Policía del Gobierno. El sesgo de la investigación policial ha marcado la actividad del juez Del Olmo. En esa labor ha influido enormemente la fiscal Olga Sánchez, que ha seguido a su vez las instrucciones del Fiscal General del Estado.
Sin embargo, pese a todo, el juicio puede deparar grandes sorpresas.Y durante su desarrollo se puede arrojar mucha luz sobre las sombras no despejadas durante la instrucción.
Para ello, es necesario que la Sala de la Audiencia Nacional actúe con la máxima independencia. Y, por lo tanto, es clave que su presidente, Javier Gómez Bermúdez, continúe en su puesto y no den fruto las maniobras inspiradas por el Gobierno y que se han puesto en marcha para apartarle del mismo. El presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia no sólo es una pieza fundamental para el esclarecimiento del 11-M, sino también para la aplicación de la política carcelaria que se acuerde respecto a los etarras en el llamado proceso de paz.
2. El Gobierno y la prensa.
El Gobierno, ayudado por los medios de comunicación afines, ha hecho todo lo que ha estado en su mano para desprestigiar la investigación periodística sobre el 11-M.
Ha tratado de difundir la idea de que existe una «teoría de la conspiración» urdida por un grupo de periodistas y apoyada por el PP para cuestionar su legitimidad.
No hay ninguna teoría de la conspiración. Lo que hay son hechos incontestables que, cada día que pasa, contradicen de forma más contundente la única teoría que existe hasta ahora y que es la teoría oficial, según la cual, un grupo de delincuentes comunes y traficantes de droga, sin experiencia en el uso de explosivo e imbuidos de ideología radical islamista, cometieron el mayor atentado de Europa.
Esa es la teoría que, con los datos en la mano, no se sostiene.
No sabemos lo que hará el PP. La Comisión de Investigación se cerró sin aclarar nada y hay algunos dirigentes de dicho partido que opinan que el 11-M perjudica sus expectativas electorales.Están en su derecho de hacer lo que crean conveniente.
Sin embargo, nosotros vamos a continuar nuestro esfuerzo por saber la verdad. Pese a quien pese. Las víctimas de la masacre merecen saber la verdad. Los ciudadanos merecen saber la verdad.Sólo a los que le tienen miedo les repele que se siga hablando del 11-M, que siga suscitando el interés público.
A nosotros no nos importa el tiempo, ni las dificultades. Ese es nuestro compromiso con la sociedad. Tengan por seguro que lo cumpliremos.
(.../...)
I
Situación política
1. El PP se perfilaba como claro ganador de las elecciones generales.
El 5 de marzo (nueve días antes de los comicios) el CIS (sobre una base de 24.000 entrevistas) daba al PP una ventaja de 6,7 puntos sobre el PSOE y le auguraba 176 escaños. Es decir, mayoría absoluta.
Los grandes medios de comunicación publicaron encuestas el domingo 7 de marzo. Todas ellas (excepto la de La Vanguardia, que daba una diferencia a favor del PP de sólo dos puntos) constataban una cómoda victoria para el PP, con una horquilla de entre 168 y 172 escaños.
Un ejemplo: el sondeo publicado por El País daba al PP cuatro puntos de ventaja sobre el PSOE (42% del electorado contra 38%).
Tanto el PP como el PSOE se presentaban con dos candidatos nuevos: Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero.
Según la citada encuesta de El País, mientras que el 65,7% de la población pensaba que el próximo presidente sería Rajoy, sólo un 11,6% pensaba que iba a serlo Zapatero. Ese mismo día, la encuesta publicada por EL MUNDO ofrecía un dato revelador: entre los votantes del PSOE, José Bono (con el apoyo del 33%) era más valorado que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno (que sólo lograba el 26%).
Mientras que el PP había hecho una campaña continuista respecto a las políticas de Aznar, el PSOE había hecho de la retirada de las tropas españolas de Irak una de sus bazas fundamentales.Un año antes de las elecciones, las calles de Madrid fueron testigo de dos grandes manifestaciones contra dicha guerra.
2- Temor a un atentado de ETA.
Aunque la Policía, la Guardia Civil y el CNI habían elaborado varios informes llamando la atención sobre el riesgo de atentados islamistas en España (sobre todo tras la guerra de Irak y después de los atentados de Casablanca en mayo de 2003), las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado creían que lo más probable era que ETA llevara a cabo un gran atentado en plena campaña electoral. De hecho, el Ministerio del Interior puso en marcha a comienzos del mes de marzo la operación Genil, en previsión de acciones terroristas de ETA.
Los antecedentes no dejaban lugar a dudas. El día de Nochebuena de 2003, ETA colocó dos maletas con 25 kilos de Titadyn cada una en el Intercity Irún-Madrid para que hicieran explosión en la estación de Chamartín. Pocos días después se descubrió otra bomba en las vías del tren que hace el recorrido Zaragoza-Caspe-Barcelona, que estaba lista para hacer explosión el 31 de diciembre. El 29 de febrero de 2004, la Guardia Civil interceptó una furgoneta en Cañaveras (Cuenca) cargada con 536 kilos de Titadyn cuando se dirigía hacía Madrid.
Por su parte, el CNI había grabado una conversación en la que Josu Ternera advertía que «Aznar no se va a ir de rositas», justo unos días antes de las elecciones.
ETA se encontraba probablemente en la situación más débil de toda su historia. Tras finalizar la tregua de 1998 habían caído más de 100 comandos y algunos de sus líderes más carismáticos habían sido detenidos.
Precisamente, fruto de la acción policial (en este caso de la colaboración de la Guardia Civil y la Policía francesa) apenas dos semanas después de las elecciones (el 2 de abril de 2004) iban a ser detenidos en Francia el responsable del aparato logístico de ETA, Félix Ignacio Esparza Luri; el coordinador del aparato militar, Félix Alberto López de la Calle (alias Mobutu); y la ex miembro del comando Madrid Mercedes Chivite.
A Esparza Luri la Guardia Civil le encontró un documento en el que se resumían los acuerdos del Comité Ejecutivo de ETA (reunión a la que asistieron Josu Ternera, Mikel Antza, Amboto, Peio Ezkizabel y el propio Luri). Lo más importante de dicha reunión es que la dirección de ETA autorizó contactos con el PSOE después de las elecciones generales. El documento incautado a Esparza Luri estaba fechado en febrero de 2004: un mes antes de los comicios.¿Creía ETA, al contrario que todos los expertos y de lo que revelaban las encuestas, que el PSOE tenía opciones de ganar las elecciones?
Hay que recordar que ya estaba vigente la tregua decretada por ETA sólo para Cataluña. Según refleja el escrito del Comité Ejecutivo de ETA, el mediador elegido para las negociaciones era el centro Henri Dunant de Ginebra, que año y medio después, efectivamente, organizaría los encuentros entre Ternera y el presidente del PSE, Jesús Egiguren.
II
El atentado
Sobre l as 7.40 horas del 11 de marzo, cuatro trenes de cercanías que se dirigían a Madrid sufrieron el impacto de un total de 10 bombas (tres de los artefactos colocados no llegaron a estallar) causando un total de 191 muertos y más de 1.500 heridos. Fue el mayor atentado de la Historia de España y de Europa.
1. Los autores.
En su auto de procesamiento del 10 de abril de 2006, el juez Juan del Olmo, implica a un total de 40 personas en la realización del atentado: siete de ellos se suicidaron en Leganés, cuatro se encuentran huidos y 29 están procesados. De estos últimos, nueve son españoles y están encuadrados en la llamada trama asturiana.
Antes de cometerse el atentado, según se desprende del sumario, 34 de los 40 implicados estuvieron controlados por la Policía, la Guardia Civil o el CNI, a través de intervenciones telefónicas, seguimientos o por la información facilitada por, al menos, cinco confidentes que estaban infiltrados en todos los grupos que participaron, según el juez, en la masacre. La mayoría de los procesados son delincuentes comunes, traficantes de droga, etcétera.
2. El explosivo.
Según los informes policiales, asumidos tanto por el juez como por la fiscal del caso, el atentado se cometió utilizando Goma 2 Eco, explosivo fabricado por ERT. Según la misma versión, 210 kilos de dicho explosivo fueron sustraídos de una pequeña explotación minera asturiana conocida como Mina Conchita.
Pero, ¿lo que estalló en los trenes fue realmente Goma 2 Eco?
Por increíble que parezca, ni el juez ni la fiscal han podido llegar a una conclusión clara. Tan sólo se atreven a afirmar que, de los análisis realizados en el laboratorio de los Tedax, se desprende que en los focos de las explosiones se encontraron «restos de componentes de dinamita». Esa definición es tan genérica que permite manejar como hipótesis que el explosivo utilizado fuera, por ejemplo, Titadyn (habitualmente utilizado por ETA), ya que se trata, como la Goma 2 Eco, de una dinamita.
La confusión sobre lo que realmente explotó en los trenes se acentúa si se tiene en cuenta que el responsable de los Tedax, Juan Jesús Sánchez Manzano (recientemente destituido por Interior), declaró en el Congreso de los Diputados que los primeros análisis sobre los restos encontrados en los focos de las explosiones dieron como resultado el hallazgo de nitroglicerina. Dicha sustancia no se encuentra en la Goma 2 Eco, pero sí en otras dinamitas como el Titadyn.
Las sospechas se acrecentan tras saber que los restos de los focos nunca se enviaron al laboratorio de la Policía Científica (que es el laboratorio oficial y que cuenta con muchos más medios que el de los Tedax).
Sin embargo, los restos que sí se enviaron al laboratorio de la Policía Científica fueron los hallados en un trozo de papel parafinado encontrado en la furgoneta Renault Kangoo que presuntamente los terroristas dejaron aparcada en las cercanías de la estación de Alcalá de Henares.
Inexplicablemente, dichos restos, así como una muestra patrón remitida por los Tedax a la Policía Científica, resultaron estar contaminados con metenamina, una sustancia que no se encuentra entre los componentes de la Goma 2 Eco. Es decir, que ni en los focos de las explosiones, ni en la Renault Kangoo había muestras indubitadas de Goma 2 Eco.
Así que, antes de que se localizara el piso de Leganés (el 3 de abril de 2004), la única prueba de que los terroristas utilizaron Goma 2 Eco está en la mochila que apareció en la comisaría de Puente de Vallecas, conteniendo, además de dicho explosivo, un teléfono y la tarjeta que desencadenó las primeras detenciones.
Las dudas sobre el origen de la mochila no son especulaciones periodísticas, sino que han sido expresadas por la propia Policía.El primero en hacerlo fue el responsable de la custodia de los objetos recogidos en la estación de El Pozo, el inspector jefe Miguel Angel Alvarez, quien no reconoció ante el juez Del Olmo la bolsa que le mostró como uno de los enseres que se recogieron bajo su custodia en la mañana del 11 de marzo en la citada estación.
No sólo él. En el macroinforme resumen de la investigación, realizado por la UCIE y la UCI en octubre de 2005, para su remisión al juez Del Olmo, se dice expresamente que la mochila de Vallecas «pudo ser manipulada en el Pabellón de Ifema».
A esas dudas hay que sumar el hecho de que, según han demostrado las radiografías que Sánchez Manzano le ocultó al juez durante varios meses, los cables que conectaban el detonador con el teléfono móvil que hacía de temporizador estaban desconectados. Es decir, que era imposible que pudiera haber hecho explosión.
El día 2 de abril, la Guardia Civil, alertada por un operario de Renfe, encontró bajo las vías del AVE a la altura de Mocejón una bolsa con 12 kilos de Goma 2 Eco. Los terroristas habían pretendido hacer volar el tren con un rudimentario sistema de mando a distancia con una pila, uniendo varias secciones de cable hasta un total de 136 metros.
Donde también se encontraron muestras de Goma 2 Eco, como ya se ha dicho, fue en el piso de Leganés. Además de recogerse restos que sumaban un total de 17 kilos y del explosivo que utilizaron los terroristas para hacer saltar por los aires la vivienda de la calle de Martín Gaite (se estima que pudieron emplear en la deflagración unos 20 kilos), la Policía localizó envoltorios de cartuchos que sumaban un total de 90 kilos de explosivo.
El hallazgo de Leganés (al margen de otras consideraciones) daba a la Policía una pista muy clara para poder determinar el origen y la cantidad de explosivo utilizado por los presuntos autores del 11-M.
Pero, según las investigaciones de la Guardia Civil, a Mina Conchita (de donde se supone que se robó la dinamita para el atentado) sólo llegaron cartuchos con las numeraciones halladas en Leganés entre el 23 de enero de 2004 y el 25 de febrero de 2004. Además, durante ese mes sólo se suministraron a dicha mina 1.175 kilos de dicho explosivo. Es decir, que, si se sostiene la tesis de que los terroristas dispusieron de más de 200 kilos de Goma 2 Eco, según se establece en el sumario, eso supondría que habrían hecho desaparecer casi el 20% del total de la dinamita consumida en la mencionada mina con esas numeraciones. A eso hay que añadir que la empresa propietaria (Caolines de Merillés) no denunció ningún tipo de robo en ese periodo ni tampoco en los meses anteriores.
Pero hay otros datos que no cuadran con la hipótesis de que el explosivo utilizado en el 11-M sólo provenía de Mina Conchita.Según sostiene la fiscal en su escrito de acusación, la forma de sustraer la dinamita era la siguiente: el minero Raúl González, El Rulo, «cuando trabajaba un viernes en turno de tarde, dado que era el último en abandonar la mina, sustraía dinamita apartándola del consumo, en cantidades de 5 a 10 kilos cada vez para dejarla oculta dentro de una bolsa de plástico verde, en un lugar predeterminado donde la recogía [Emilio Suárez] Trashorras durante las noches del sábado al domingo».
Pero El Rulo no trabajaba en Mina Conchita desde el mes de diciembre de 2003, en que fue trasladado a la Mina Collada y Anexas. En dicha mina sólo se recibieron 475 kilos de dinamita con las numeraciones aparecidas en Leganés, lo que hubiera supuesto robar casi la mitad de lo recibido. Además, según la explicación de la fiscal, es materialmente imposible robar más de 200 kilos en sólo un mes, ya que, en el supuesto de sustracción máximo (10 kilos cada viernes), El Rulo sólo podría haber hecho desaparecer un total de 40 kilos de dinamita.
3. Las bombas.
Según se desprende tanto del auto de procesamiento del juez como del escrito de acusación de la fiscal (31 de octubre de 2006), los terroristas utilizaron la Goma 2 Eco y los detonadores robados en Asturias para confeccionar 13 bombas, de las cuales 10 hicieron explosión en los trenes.
Como temporizadores utilizaron otros tantos teléfonos móviles, que fueron activados el día 10 en la guarida que tenían los terroristas en las proximidades de Morata de Tajuña.
Según relata la fiscal en su escrito, el 25 de febrero de 2004 «fueron adquiridas por personas no suficientemente identificadas 30 tarjetas prepago» en el locutorio de Jamal Zougam (Jawal Mundo Telecom) en Lavapiés. Entre ellas estaría la que apareció en la mochila de Vallecas.
Una pequeña reflexión. Según el juez y la fiscal, Zougam es uno de los autores materiales del atentado del 11-M. ¿Era entonces tan tacaño como para cobrarle las tarjetas de teléfono a su propio comando? Por no hablar de la terminología utilizada respecto a los compradores. O están identificados o no lo están. No se puede estar «no suficientemente identificado», como apunta la fiscal.
En resumen, que no se sabe quién compró las tarjetas.
Los teléfonos (en un total de nueve, es decir, cuatro menos que el número total de bombas) se compraron en la tienda Bazar Top (calle Real de Pinto) por dos individuos no identificados, que, según el dependiente que les atendió, parecían hablar en «búlgaro».
Es decir, que no se sabe ni quiénes compraron las tarjetas ni tampoco los teléfonos, que fueron la pieza clave de las bombas que explotaron el 11-M.
Ahora bien, ¿se montaron las bombas en la casucha de Morata? El juez sostiene rotundamente que sí, pero la fiscal añade en su escrito una duda cuanto menos interesante.
Del grupo de 30 tarjetas compradas en la tienda de Zougam, un total de siete se activaron en una BTS (antena o repetidor) cercana a Morata de Tajuña el 10 de marzo de 2004. Las tarjetas que no realizan llamadas pero sí se encienden (por ejemplo, para activar la alarma del despertador) dejan un rastro en la BTS que no se borra hasta pasadas 72 horas.
¿Por qué entonces sólo quedó el rastro de siete tarjetas en la BTS de Morata? Una posibilidad es que las bombas se montaran en dos tandas. Una primera, imaginemos, el día 9 o en las primeras horas del día 10; y otra, durante la tarde del día 10. Hay que tener en cuenta que la información solicitada por la Policía a las compañías telefónicas se cursó el día 13 por la tarde.Por tanto, todos los teléfonos encendidos y que no hubieran hecho llamadas después de las 72 horas anteriores a la búsqueda por parte de la Policía no habrían dejado rastro.
Como de pasada, la fiscal apunta en su escrito de acusación otra posibilidad: que una parte de las bombas se hubiesen montado en Morata, y otro grupo, en Leganés.
Sin embargo, la fiscal no tiene en cuenta un aspecto técnico fundamental: cuando la Policía pidió a la compañía Amena los datos sobre las tarjetas, no especificó ninguna BTS en concreto.Es decir, que si los teléfonos se hubiesen encendido en Leganés, la BTS más próxima al piso de Martín Gaite hubiera registrado los números de las tarjetas insertadas en los mismos.
Apuntando esa hipótesis, la fiscal está intentando resolver un enigma que ni ella ni el juez se han atrevido a resolver. ¿Por qué había en el piso de Leganés fundas de cartuchos que sumaban en total 90 kilos de Goma 2 Eco? Si los terroristas usaron 12 kilos para el atentado frustrado del AVE; otros 20 kilos para hacer saltar por los aires la vivienda de Martín Gaite, y la Policía localizó restos por un total de 17 kilos. ¿Dónde están los 41 kilos que faltan hasta completar los 90? ¿No será que una parte de la dinamita de los cartuchos de Leganés se utilizó para los atentados? Es decir, ¿no será que los terroristas sólo lograron efectivamente 90 kilos de Goma 2 Eco?
Y, por último, aunque no menos importante. ¿Quién montó las bombas? Ninguno de los presuntos autores materiales del atentado tenía conocimientos suficientes como para fabricar bombas con móviles.
La Policía ha manejado diversas hipótesis. Desde que fue Trashorras quien les enseñó a hacerlo a El Chino y su banda, hasta que el aprendizaje pudo llevarse a cabo en un campamento de entrenamiento de terroristas próximo a Jalalabad (Pakistán). Sin embargo, la Policía no ha aportado pruebas que demuestren la veracidad de ninguna de dichas teorías.
4. La Renault Kangoo.
Sobre las 10.30 horas, cuando ya se tenía cierta conciencia de la magnitud del atentado, Garrudo llamó a la Comisaría de Policía de Alcalá. Al lugar se trasladaron agentes de la Brigada de Información y, posteriormente, agentes de la Policía Científica. La inspección ocular no detectó nada extraño. Incluso, uno de los policías y el propio Sánchez Manzano, en sus comparecencias ante la Comisión del 11-M, dijeron que «estaba vacía». Dos perros adiestrados para la detección de explosivos husmearon dentro y fuera del coche sin detectar nada. Incluso hubo un agente de la Brigada de Información que estuvo en el interior del vehículo sin observar tampoco nada extraño.
Como se sabe, la cerradura de la furgoneta no había sido forzada (su dueño había denunciado su desaparición el 28 de febrero de 2004) y la matrícula no había sido falsificada.
Según la versión oficial, la Renault Kangoo fue llevada a las dependencias de la Unidad Central de Policía Científica a las 15.30 horas. Allí, en una primera inspección, los agentes se toparon con una bolsa de plástico debajo del asiento del acompañante del conductor que contenía detonadores y un trozo de papel parafinado con restos de explosivo. También encontraron una cinta con versos coránicos, lo que de forma automática apuntaba a la autoría islamista del atentado.
¿Cómo es posible que ninguno de los dos perros detectara la presencia de dicha bolsa en el coche? ¿Cómo se explica que un policía experto en terrorismo ni siquiera mirase debajo del asiento del copiloto, lugar donde grupos terroristas como ETA suelen colocar sus trampas? ¿Cómo se explica que durante las inspecciones en el lugar donde se localizó el vehículo ningún policía se fijara en la cinta con versos coránicos?
Según se ha sabido con posterioridad, la furgoneta llegó casi una hora antes de lo que se había dicho a las dependencias policiales.Además, en lugar de ir directamente a las instalaciones de la Policía Científica estuvo en un hangar de los Tedax. ¿Qué ocurrió durante cerca de 60 minutos antes de que los miembros de la Policía Científica localizaran las tres primeras pruebas (detonadores, resto de explosivo y cinta coránica) que apuntaban claramente en una dirección la autoría del atentado?
5. El Skoda Fabia.
El día 13 de junio de 2004, tras la denuncia de una mujer que vive en la calle donde se localizó la Renault Kangoo, la Policía halló un automóvil Skoda Fabia, propiedad de la empresa de alquiler de coches Hertz, en cuyo maletero había una funda de pistola y algunos objetos con restos de ADN que correspondían a algunos de los presuntos autores de la matanza. Ese coche estaba aparcado a tan sólo 15 metros de donde se encontraba la Renault Kangoo.Aunque durante mucho tiempo no ha habido una versión oficial sobre el extraño suceso, la fiscal del caso da por hecho en su escrito de acusación que el Skoda Fabia estuvo aparcado en esa misma calle desde el día 11 de marzo. Según esa versión, los distintos cuerpos de policía que acudieron al citado lugar ni siquiera habrían inspeccionado los automóviles aparcados junto a la Renault Kangoo. Es decir, que, para evitar otras posibles hipótesis, se asume implícitamente que la Policía actuó con una negligencia merecedora, al menos, de una ejemplar sanción. ¿Y si en ese automóvil hubiese habido explosivos? Justo al lado de donde estaba estacionado hay un colegio, y por esa misma acera pasan todo los días cientos de personas que van y vienen de la estación de tren de Alcalá. Hay que tener en cuenta que, según esa versión, el Skoda Fabia habría estado abandonado en la calle del Infantado durante ¡más de tres meses! sin que la Policía se hubiese percatado de ello. Y eso que estamos hablando del peor atentado de la Historia de España.
6. El piso de Leganés.
Según la narración del magistrado, la Policía localizó el piso sobre las 15.30 horas del 3 de abril de 2004. Después de haberse desplazado al lugar dotaciones de la UCIE y de la UCI, uno de los inquilinos de la vivienda, que había bajado a tirar la basura, sospechó de la presencia de los agentes y se dio a la fuga. Momentos después, desde una de las ventanas del primer piso, comenzaron a efectuarse disparos hacia el exterior. Sobre las 19.00 horas llegaron las dotaciones de los GEO y sobre las 21.00 horas se produjo la detonación que terminó con la vida de los siete presuntos terroristas y del agente Javier Torronteras.
Según la fiscal, sobre las 18.45 horas de ese mismo día se produjo un tiroteo en las inmediaciones de la estación de tren de Zarzaquemada (situada a varias manzanas del piso explosionado) entre la Policía y unos individuos con rasgos árabes que, posteriormente, se dieron a la fuga en un coche y se refugiaron en el piso de la calle de Martín Gaite.
¿Cuál de las dos versiones es la buena?
El caso es que siete de los presuntos autores materiales de la masacre murieron el 3 de marzo en lo que se supone que fue un suicido colectivo. Pero, ¿por qué se suicidaron en lugar de utilizar la dinamita para matar «infieles»? ¿Por qué se suicidaron entonces y sin embargo no murieron como auténticos muyahidin en las explosiones de los trenes, lo que les habría garantizado, según su interpretación del Corán, la entrada directa en el paraíso?
III
La investigación policial
1. La intervención de Vera
Contra todo pronóstico, el PSOE ganó las elecciones del 14 de marzo de 2004 logrando 10.909.687 votos (el 42,64% del electorado) frente a 9.630.512 votos del PP (el 37,64% del electorado). Es decir, justo lo contrario de lo que vaticinaban las encuestas.
Cuando pasen algunos años, tal vez cuando todas las sombras del 11-M se hayan esclarecido, los partidos políticos convendrán en que no se puede convocar a las urnas a los ciudadanos 72 horas después de haber sufrido el mayor drama de su historia.
A pesar de todo, las elecciones se celebraron y el principal partido de la oposición utilizó la masacre como su mejor arma para vencer al PP.
¿Quién se percató desde el primer momento de las posibilidades que ofrecía el atentado si se utilizaba convenientemente la información?: Rafael Vera, el ex secretario de Estado para la Seguridad, condenado por secuestro en el caso Marey, por apropiación de dinero público en el caso de los fondos reservados del Ministerio del Interior y que ahora tendrá que volver a sentarse en el banquillo acusado de haber pagado 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros) a las mujeres de Amedo y Domínguez en Suiza.
Vera trasmitió a algunas personas de la dirección del PSOE, ya en la mañana del 11 de marzo, las enormes posibilidades que ofrecía el atentado desde el punto de vista electoral. La tesis de Vera era tan simple como eficaz: si los responsables del atentado habían sido los islamistas y no ETA, el fantasma de la guerra de Irak se volvería contra Aznar. En definitiva, el atentado habría sido culpa de la política del PP que habría convertido a España en objetivo prioritario de Al Qaeda. Ese mensaje podría movilizar a centenares de miles de personas que, hasta ese momento, daban por segura la victoria del PP y no pensaban ir a votar.
La estrategia consistía en utilizar la información disponible antes que el Gobierno. En una situación así, en la que el reloj corría contra los intereses del PP, cada hora, cada minuto, era esencial para la tarea de erosionar la credibilidad del Ejecutivo.
La mejor prueba de ello fue la movilización ante las sedes del PP del sábado 13 de marzo.
En la tarde del día 12, agentes de la UCIE interrogaron a los dos ciudadanos indios propietarios de la tienda que había vendido la tarjeta que se encontró en el teléfono de la mochila de Vallecas.
Por la noche, en la Comisaría General de Información se decidió que, al día siguiente, había que detener a esos dos individuos para obtener su confesión. A esas horas también estaba ya decidido actuar sobre Jamal Zougam.
Ésa fue la información que Vera transmitió a la dirección del PSOE en la noche del 12 de marzo. Una información que sirvió para jugar sobre seguro al día siguiente y para reforzar el mensaje de que el Gobierno, que todavía no había descartado a ETA, estaba mintiendo a los ciudadanos.
Fue una operación perfecta que dio el resultado esperado. Vera había utilizado con habilidad extraordinaria los datos que le facilitaron sus fuentes policiales y judiciales.
2. Borrar cualquier rastro que lleve a ETA.
Ya con el PSOE en el poder, la investigación policial se orientó en una sola dirección: el atentado del 11 de Marzo fue provocado exclusivamente por un grupo islamista. Cualquier otra hipótesis tenía que ser desechada.
En efecto, las pistas que iban apareciendo en el curso de la investigación que apuntaban a ETA fueron sistemáticamente minusvaloradas u ocultadas al juez. A Del Olmo no podía llegarle ningún informe que indicara una mínima relación de ETA con el atentado. Ese sesgo a la investigación lo ha puesto de relieve de forma meridiana el caso de los peritos de la Policía Científica.
Tres de sus mejores peritos realizaron en marzo de 2005 un informe sobre una sustancia hallada en el domicilio de Hasan Haski (según la fiscal, principal instigador del 11-M) e hicieron constar en él que la misma coincidía con la encontrada en un piso franco de ETA en Salamanca. Se trataba de ácido bórico.
Los peritos reflejaron esa coincidencia en su informe. Su jefe, Francisco Ramírez, les pidió que retirasen ese nexo entre ETA y el 11-M de sus conclusiones porque así lo quería «la superioridad», a lo cual se negaron. Solución: Ramírez falsificó el informe que se remitió al juez Del Olmo. Según el auto de la juez Gemma Gallego, el jefe de la Policía Científica, Miguel Angel Santano; su segundo, Pedro Mélida; el jefe de la Unidad de Análisis, José Andradas, y el jefe de Sección, Francisco Ramírez, son responsables de un delito de falsedad, ocultación de datos a la Justicia y encubrimiento.
Si los jefes de la Policía Científica fueron capaces de cometer esos graves delitos para ocultar un vínculo como el del ácido bórico, ¿qué no habrán sido capaces de hacer en otros supuestos en los que la vinculación con ETA fuera aún más concluyente?
Para no especular, vayamos a los hechos. Una de las vías de investigación lógicas, teniendo en cuenta que estamos en España y que ETA es el principal grupo terrorista y uno de los que ha desarrollado sistemas de activación de explosivos más sofisticados de Europa para sus atentados, habría sido analizar una posible conexión con el 11-M a través de su elemento más novedoso: el uso de teléfonos móviles como temporizadores.
ETA utilizó para sus atentados en tres ocasiones teléfonos móviles, que empleó como radiomandos. Hacían una llamada al teléfono conectado al detonador y cuando sonaba la señal, la bomba hacía explosión.
A pesar de que EL MUNDO publicó que ETA ya sabía utilizar los móviles como temporizadores (el último comando de ETA desarticulado en Madrid estaba en disposición de hacerlo, después de que el ingeniero jefe de la banda, Elgorriaga Kunze, hubiera desarrollado diversos prototipos), la Comisaría General de Información elaboró un informe el 10 de abril de 2006 en el que rechaza de plano esa posibilidad porque, según recoge el escrito de acusación de la fiscal, «en las tres ocasiones que ETA ha utilizado móviles lo ha hecho como sistema de activación a distancia». Pues bien, el autor de dicho informe, firmado en solitario, no es otro que Juan Jesús Sánchez Manzano.
Otros indicios, como por ejemplo el hallazgo en la celda de Abdelkrim Bensmail (hombre de confianza de uno de los presuntos autores materiales del atentado: Allekema Lamari) de teléfonos y direcciones de destacados etarras como Parot e Iragi, así como la fórmula para la fabricación de cloratita, se han despachado con una justificación tan simple como que Bensmail y Parot «han nacido en Argelia».
La coincidencia en la llegada de las dos caravanas de la muerte a Madrid prácticamente el mismo día (la de Cañaveras y la que trajo la Goma 2 desde Asturias) se ha achacado a la casualidad.Cuando la Policía interrogó a Trashorras por primera vez en Avilés, éste dijo que El Chino le había dicho que conocía a los dos etarras detenidos por la Guardia Civil en Cañaveras. Sin embargo, la Policía ni siquiera lo reflejó en la declaración que le remitió al juez. Por cierto, uno de los inspectores presentes en dicha declaración ha sido detenido por Del Olmo acusado de «revelar secretos» a EL MUNDO.
El confidente Cartagena, clave en las informaciones sobre la célula terrorista previas al atentado, presentó hace unos días un escrito en la Audiencia en el que explica que la Policía le ordenó que no dijera nada al juez sobre la relación entre ETA y los islamistas.
Eso, por no hablar de otras posibles vías de investigación, como la intervención de elementos de los servicios secretos de Marruecos.El confidente Mohamed Hadad sigue viviendo tranquilamente en Marruecos, a pesar de que la Policía española cree que intervino en el atentado y un testigo dice haberle visto manipulando una mochila en las cercanías de la estación de Alcalá.
En fin, que para la dirección de la Policía, que ha seguido a pies juntillas las instrucciones del Gobierno, sólo hay una teoría sobre el 11-M: se trata de un grupo de fanáticos islamistas que actuaron por su cuenta y sin ninguna conexión con otros grupos terroristas.
IV
La búsqueda de la verdad
1. El juicio oral.
Según las previsiones, el juicio más importante de la Historia reciente de España comenzará a finales del mes de febrero de 2007. Es decir, casi tres años después de que se cometiera el atentado que contribuyó a cambiar el curso de los acontecimientos.
A pesar del tiempo transcurrido, el juicio se va a iniciar sin que se hayan aclarado aspectos fundamentales sobre el atentado.No se sabe cuántos terroristas participaron en su ejecución; no se sabe cómo llevaron a cabo su acción; no se sabe qué tipo de explosivo estalló en los trenes; no se sabe quién compró los teléfonos móviles ni las tarjetas; no se sabe quién ni dónde se montaron las bombas, etcétera.
El problema que hay con este juicio es que puede generar una gran frustración. Es decir, que puede suceder algo parecido a lo que ocurrió con el juicio contra la célula islamista acusada de colaborar en el atentado del 11 de Septiembre. Al final, sus miembros sólo han podido ser condenados por pertenencia a banda armada, pero no se ha podido demostrar que participaran en el atentado.
La cuestión es que la instrucción no ha sido independiente de las orientaciones que ha recibido la Policía del Gobierno. El sesgo de la investigación policial ha marcado la actividad del juez Del Olmo. En esa labor ha influido enormemente la fiscal Olga Sánchez, que ha seguido a su vez las instrucciones del Fiscal General del Estado.
Sin embargo, pese a todo, el juicio puede deparar grandes sorpresas.Y durante su desarrollo se puede arrojar mucha luz sobre las sombras no despejadas durante la instrucción.
Para ello, es necesario que la Sala de la Audiencia Nacional actúe con la máxima independencia. Y, por lo tanto, es clave que su presidente, Javier Gómez Bermúdez, continúe en su puesto y no den fruto las maniobras inspiradas por el Gobierno y que se han puesto en marcha para apartarle del mismo. El presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia no sólo es una pieza fundamental para el esclarecimiento del 11-M, sino también para la aplicación de la política carcelaria que se acuerde respecto a los etarras en el llamado proceso de paz.
2. El Gobierno y la prensa.
El Gobierno, ayudado por los medios de comunicación afines, ha hecho todo lo que ha estado en su mano para desprestigiar la investigación periodística sobre el 11-M.
Ha tratado de difundir la idea de que existe una «teoría de la conspiración» urdida por un grupo de periodistas y apoyada por el PP para cuestionar su legitimidad.
No hay ninguna teoría de la conspiración. Lo que hay son hechos incontestables que, cada día que pasa, contradicen de forma más contundente la única teoría que existe hasta ahora y que es la teoría oficial, según la cual, un grupo de delincuentes comunes y traficantes de droga, sin experiencia en el uso de explosivo e imbuidos de ideología radical islamista, cometieron el mayor atentado de Europa.
Esa es la teoría que, con los datos en la mano, no se sostiene.
No sabemos lo que hará el PP. La Comisión de Investigación se cerró sin aclarar nada y hay algunos dirigentes de dicho partido que opinan que el 11-M perjudica sus expectativas electorales.Están en su derecho de hacer lo que crean conveniente.
Sin embargo, nosotros vamos a continuar nuestro esfuerzo por saber la verdad. Pese a quien pese. Las víctimas de la masacre merecen saber la verdad. Los ciudadanos merecen saber la verdad.Sólo a los que le tienen miedo les repele que se siga hablando del 11-M, que siga suscitando el interés público.
A nosotros no nos importa el tiempo, ni las dificultades. Ese es nuestro compromiso con la sociedad. Tengan por seguro que lo cumpliremos.
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