Rescatan bajo 5 capas de hormigón el primer cadáver del 'alto el fuego permanente' de ETA
04-01-07
«NIEGO LA MAYOR, EL GOBIERNO NO SE HA EQUIVOCADO EN EL PROCESO», DICE EL 'NUMERO 2' DEL PSOE, JOSÉ BLANCO
Rescatan bajo 5 capas de hormigón el primer cadáver del 'alto el fuego permanente' de ETA
El bombero Fernando Bonilla comprobó que era Carlos Alonso Palate tras reptar bajo los escombros hasta su coche y rasgar la manta con la que se cubrió para dormir Rajoy visita la 'zona cero' y Zapatero se reúne con familiares de las víctimas
J. MANSO / A. DEL BARRIO
«NIEGO LA MAYOR, EL GOBIERNO NO SE HA EQUIVOCADO EN EL PROCESO», DICE EL 'NUMERO 2' DEL PSOE, JOSÉ BLANCO
Rescatan bajo 5 capas de hormigón el primer cadáver del 'alto el fuego permanente' de ETA
El bombero Fernando Bonilla comprobó que era Carlos Alonso Palate tras reptar bajo los escombros hasta su coche y rasgar la manta con la que se cubrió para dormir Rajoy visita la 'zona cero' y Zapatero se reúne con familiares de las víctimas
J. MANSO / A. DEL BARRIO
MADRID.- Se confirmó. Tras cinco días de búsqueda, ayer fue rescatado, bajo cinco capas de hormigón, el cadáver del ecuatoriano Carlos Alonso Palate. Es la primera víctima mortal del «alto el fuego permanente» de la banda terrorista ETA. La primera, también, desde que José Luis Rodríguez Zapatero es presidente del Gobierno.
A las 18.30 horas, el bombero Fernando Bonilla se adentró en una cavidad en la que la Policía Científica consideraba probable que se encontrase el cuerpo. Bonilla, reptando, localizó el vehículo de Carlos Alonso y observó que por una ventanilla asomaba una manta, que rasgó con una navaja. Y allí estaba.
Del otro desaparecido, Diego Armando Estacio, todavía no hay ningún rastro.
(.../...)
El hallazgo confirma lo que se temía: ETA volvió a matar el pasado sábado cuando hizo explotar una furgoneta-bomba cargada con más de 200 kilos de explosivos. Desde el último atentado mortal de la banda terrorista, habían pasado tres años y siete meses. 1.310 días desde que asesinó a dos policías nacionales en Sangüesa (Navarra) el 30 de mayo de 2003.
A las 18.30 horas, los equipos de rescate observaron una cavidad. En ella se adentró el jefe de grupo de Bomberos, Fernado Bonilla. El responsable de guardia, Carlos Arribas, explicó cómo Bonilla, arrastrándose por un hueco tan angosto que tuvo que quitarse el casco, alcanzó un vehículo cuya matrícula, modelo y color coincidían con el de Palate.
Por una ventanilla vio que asomaba una manta, que rasgó con una navaja para encontrar el cuerpo sin vida del ecuatoriano. El cadáver se encontraba en condiciones de ser reconocido, ya que su Renault Clio rojo no llegó a arder, según aclaró el director gerente de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Alamo. La manta que le cubría y la posición reclinada del asiento del vehículo hacen suponer que se encontraba durmiendo cuando le sorprendió la explosión. Sin duda, Carlos Alonso murió por aplastamiento en el acto.
El cuerpo sin vida fue recuperado a las 2.31 horas de hoy, bajo las órdenes del juez de guardia de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, junto al fiscal Vicente González Mota, y se tuvo que hacer con lentitud, ya que los equipos de rescate debieron realizar a mano las últimas fases del des-escombro, según informa Efe. El cadáver fue protegido de posibles tomas de imágenes de los medios informativos por un gran toldo azul.
La sierra de los bomberos
Los bomberos consiguieron llegar junto al coche sepultado por el hormigón a las 2.06 horas, momento en que decidieron serrar el techo del vehículo para extraer el cadáver. El cuerpo fue conducido en una camilla, cubierta con una manta vinílica plateada, a un hospital de campaña instalado por el Samur para que fuera identificado por sus familiares.
Del otro desaparecido, Diego Armando Estacio, de 19 años, no se ha encontrado todavía ningún rastro. Emergencias confirmó ayer que su cuerpo podría haberse volatilizado tras la explosión. A primera hora, Del Alamo ya había manifestado que no se tenía en cuenta «en absoluto» la posibilidad de encontrar con vida a ninguno de los dos. El subsecretario de Interior, Justo Zambrana, afirmó que así se lo había trasladado ya a las familias de las víctimas.
Tras conocerse la noticia, José Luis Rodríguez Zapatero, se desplazó en persona a dar el pésame a los parientes más allegados y, sobre las 20.30 horas, el presidente acudió al hotel Auditorium de Madrid, donde éstos se alojan. El presidente se reunió primero durante una hora con la familia del fallecido y, a continuación, se entrevistó por el mismo espacio de tiempo con la de Diego Armando Estacio, cuya madre solicitó hablar a solas con Zapatero, por lo que los encuentros se prolongaron durante casi media hora más.
El presidente quiso transmitir personalmente su «más profunda condolencia a las familias» y aseguró que «los autores de este atroz crimen responderán ante la Justicia», prometió tajante. Zapatero, en una corta alocución, añadió que «la barbarie del día 30 no sólo ha sido un acto criminal, sino también inútil para cualquier intento objetivo de la banda».
Según fuentes de Moncloa, paradójicamente, la reunión con la familia de Diego, aún desaparecido, fue más difícil que la que tuvo lugar con los parientes de Carlos, que ya se encuentran haciendo el duelo.
El jefe del Gobierno quiso hablar cara a cara con los familiares de Diego, que el día anterior se habían quejado amargamente por su ausencia y falta de apoyo en estos días. Al término del encuentro, Víctor, cuñado de la víctima, aseveró que la entrevista había tenido «mucho calor humano» y que se sentía muy reconfortado.
El hermano de Palate, Luis Jaime, que llegó el lunes procedente de Quito, estaba destrozado. «Sólo espero que llegue lo bueno o lo malo, pero que llegue», decía a primera hora de la tarde. Momentos después recibía el mazazo, cuando le comunicaban el fallecimiento de su hermano. Ahora sólo desea quedarse a residir en España: «Quiero quedarme aquí un ratito para ayudar a mi mamá», declaraba ayer entre lágrimas. Palate, de 35 años, de origen muy humilde, procedía del pueblo de San Luis de Picaihua, al suroeste de Ambato (Ecuador). Era el sostén económico de la familia y trabajaba a destajo en una fábrica de plásticos de Valencia para enviar 300 dólares mensuales y ayudar a su madre, que es invidente.
El Ayuntamiento de Valencia, donde residía el fallecido, decretó ayer dos días de luto, mientras que el alcalde de Madrid también declaró hoy día de luto en la capital.
Un avión de la Fuerza Aérea española repatriará hoy mismo sus restos mortales a Ecuador. En el vuelo viajarán además de su hermano, familiares y amigos, que irán acompañados por un miembro del Gobierno.
Los familiares de las víctimas de la T-4 recibieron también la visita de Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo. Las víctimas del 11-M y de la T-4 se fundieron ayer en un estrecho abrazo de amargura, tristeza y solidaridad. Beatriz, otra ecuatoriana, que sufrió el zarpazo del 11-M, intentaba consolar a la novia de Diego Armando Estacio, Verónica Arequipa, cada día más desesperada: «Estoy decepcionada. Todo va muy lento. Han sacado 2.000 toneladas de 40.000. ¿Cuánto tiempo más voy a tener que esperar?», se preguntaba indignada.
A las 18.30 horas, el bombero Fernando Bonilla se adentró en una cavidad en la que la Policía Científica consideraba probable que se encontrase el cuerpo. Bonilla, reptando, localizó el vehículo de Carlos Alonso y observó que por una ventanilla asomaba una manta, que rasgó con una navaja. Y allí estaba.
Del otro desaparecido, Diego Armando Estacio, todavía no hay ningún rastro.
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El hallazgo confirma lo que se temía: ETA volvió a matar el pasado sábado cuando hizo explotar una furgoneta-bomba cargada con más de 200 kilos de explosivos. Desde el último atentado mortal de la banda terrorista, habían pasado tres años y siete meses. 1.310 días desde que asesinó a dos policías nacionales en Sangüesa (Navarra) el 30 de mayo de 2003.
A las 18.30 horas, los equipos de rescate observaron una cavidad. En ella se adentró el jefe de grupo de Bomberos, Fernado Bonilla. El responsable de guardia, Carlos Arribas, explicó cómo Bonilla, arrastrándose por un hueco tan angosto que tuvo que quitarse el casco, alcanzó un vehículo cuya matrícula, modelo y color coincidían con el de Palate.
Por una ventanilla vio que asomaba una manta, que rasgó con una navaja para encontrar el cuerpo sin vida del ecuatoriano. El cadáver se encontraba en condiciones de ser reconocido, ya que su Renault Clio rojo no llegó a arder, según aclaró el director gerente de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Alamo. La manta que le cubría y la posición reclinada del asiento del vehículo hacen suponer que se encontraba durmiendo cuando le sorprendió la explosión. Sin duda, Carlos Alonso murió por aplastamiento en el acto.
El cuerpo sin vida fue recuperado a las 2.31 horas de hoy, bajo las órdenes del juez de guardia de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, junto al fiscal Vicente González Mota, y se tuvo que hacer con lentitud, ya que los equipos de rescate debieron realizar a mano las últimas fases del des-escombro, según informa Efe. El cadáver fue protegido de posibles tomas de imágenes de los medios informativos por un gran toldo azul.
La sierra de los bomberos
Los bomberos consiguieron llegar junto al coche sepultado por el hormigón a las 2.06 horas, momento en que decidieron serrar el techo del vehículo para extraer el cadáver. El cuerpo fue conducido en una camilla, cubierta con una manta vinílica plateada, a un hospital de campaña instalado por el Samur para que fuera identificado por sus familiares.
Del otro desaparecido, Diego Armando Estacio, de 19 años, no se ha encontrado todavía ningún rastro. Emergencias confirmó ayer que su cuerpo podría haberse volatilizado tras la explosión. A primera hora, Del Alamo ya había manifestado que no se tenía en cuenta «en absoluto» la posibilidad de encontrar con vida a ninguno de los dos. El subsecretario de Interior, Justo Zambrana, afirmó que así se lo había trasladado ya a las familias de las víctimas.
Tras conocerse la noticia, José Luis Rodríguez Zapatero, se desplazó en persona a dar el pésame a los parientes más allegados y, sobre las 20.30 horas, el presidente acudió al hotel Auditorium de Madrid, donde éstos se alojan. El presidente se reunió primero durante una hora con la familia del fallecido y, a continuación, se entrevistó por el mismo espacio de tiempo con la de Diego Armando Estacio, cuya madre solicitó hablar a solas con Zapatero, por lo que los encuentros se prolongaron durante casi media hora más.
El presidente quiso transmitir personalmente su «más profunda condolencia a las familias» y aseguró que «los autores de este atroz crimen responderán ante la Justicia», prometió tajante. Zapatero, en una corta alocución, añadió que «la barbarie del día 30 no sólo ha sido un acto criminal, sino también inútil para cualquier intento objetivo de la banda».
Según fuentes de Moncloa, paradójicamente, la reunión con la familia de Diego, aún desaparecido, fue más difícil que la que tuvo lugar con los parientes de Carlos, que ya se encuentran haciendo el duelo.
El jefe del Gobierno quiso hablar cara a cara con los familiares de Diego, que el día anterior se habían quejado amargamente por su ausencia y falta de apoyo en estos días. Al término del encuentro, Víctor, cuñado de la víctima, aseveró que la entrevista había tenido «mucho calor humano» y que se sentía muy reconfortado.
El hermano de Palate, Luis Jaime, que llegó el lunes procedente de Quito, estaba destrozado. «Sólo espero que llegue lo bueno o lo malo, pero que llegue», decía a primera hora de la tarde. Momentos después recibía el mazazo, cuando le comunicaban el fallecimiento de su hermano. Ahora sólo desea quedarse a residir en España: «Quiero quedarme aquí un ratito para ayudar a mi mamá», declaraba ayer entre lágrimas. Palate, de 35 años, de origen muy humilde, procedía del pueblo de San Luis de Picaihua, al suroeste de Ambato (Ecuador). Era el sostén económico de la familia y trabajaba a destajo en una fábrica de plásticos de Valencia para enviar 300 dólares mensuales y ayudar a su madre, que es invidente.
El Ayuntamiento de Valencia, donde residía el fallecido, decretó ayer dos días de luto, mientras que el alcalde de Madrid también declaró hoy día de luto en la capital.
Un avión de la Fuerza Aérea española repatriará hoy mismo sus restos mortales a Ecuador. En el vuelo viajarán además de su hermano, familiares y amigos, que irán acompañados por un miembro del Gobierno.
Los familiares de las víctimas de la T-4 recibieron también la visita de Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo. Las víctimas del 11-M y de la T-4 se fundieron ayer en un estrecho abrazo de amargura, tristeza y solidaridad. Beatriz, otra ecuatoriana, que sufrió el zarpazo del 11-M, intentaba consolar a la novia de Diego Armando Estacio, Verónica Arequipa, cada día más desesperada: «Estoy decepcionada. Todo va muy lento. Han sacado 2.000 toneladas de 40.000. ¿Cuánto tiempo más voy a tener que esperar?», se preguntaba indignada.
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