ETA hace estallar 200 kilos de explosivos en Barajas y causa dos desaparecidos y una decena de heridos

31-12-06



BOMBA EN BARAJAS / La banda terrorista destruye el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto madrileño / El vehículo fue robado en Francia y se investiga si el atentado está vinculado al comando del zulo hallado el día 23
ETA hace estallar 200 kilos de explosivos en Barajas y causa dos desaparecidos y una decena de heridos




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ANGELES ESCRIVA

MADRID.- ETA provocó ayer la «suspensión», que no ruptura, del proceso para el fin de la violencia iniciado en marzo con la colocación de una furgoneta bomba, con casi 200 kilos de explosivos, que destrozó el aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas. La carga explosiva utilizada ayer por la banda armada es la mayor de los últimos 15 años. Dos ciudadanos, Diego Armando Estacio Civizapa y Carlos Alonso Palate, ambos de nacionalidad ecuatoriana, desaparecieron presumiblemente bajo toneladas de escombros, y otras 11 personas resultaron heridas de diversa consideración y tuvieron que ser atendidas en varios hospitales. Los dos desaparecidos estaban siendo buscados por diferentes servicios de emergencia al cierre de esta edición.

En su comparecencia ante la prensa el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, reconoció que el Gobierno desconocía absolutamente que ETA estuviese pensando en perpetrar un atentado y hábilmente, por la mañana, evitó hablar del fin de la tregua. Lo sustituyó por el concepto «interrupción», acorde con la línea seguida ya por la tarde por el presidente del Gobierno.
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La banda terrorista alertó en tres ocasiones de la colocación del potente artefacto que destruyó aproximadamente un 60% del edificio, abrió un boquete en el techo, levantó una espesa columna de humo que dos horas después tenía todavía un diámetro de unos 200 metros y cuya brutal composición despeja las dudas sobre si ETA calculaba que pudiera ocasionar víctimas mortales.

Según explicó el titular de Interior, a las 7.55 horas un comunicante se puso en contacto con la DYA de San Sebastián, anunciando la colocación del vehículo, del que facilitó la matrícula y que se trataba de una Renault Traffic de color granate. La llamada se repitió cinco minutos después -desde una cabina de la citada ciudad- pero, en esta ocasión, su destinatario fue el parque de Bomberos de Madrid. En la tercera llamada, efectuada a las 8.30 horas, el interlocutor confirmó los datos anteriores y ratificó su pertenencia a ETA.

Las Fuerzas de Seguridad localizaron la furgoneta señalada y acordonaron la zona, si bien no tuvieron tiempo suficiente para asegurarse, en una instalación de dimensiones más que considerables, de que todos los ciudadanos hubieran abandonado todas las plantas. El ministro alabó el trabajo efectuado y lo puso como ejemplo de que, en ningún caso, se había bajado la guardia en la lucha contra ETA. «Las cosas, hoy, se han hecho bien», sostuvo.

Es la primera vez que la banda terrorista realiza un atentado mientras sigue vigente un alto el fuego. Y que no advierte a su interlocutor de que va a romper la tregua establecida. Incluso cuando en ocasiones anteriores ha considerado oportuno paralizar el proceso, lo comunicó con tiempo suficiente. Así ocurrió durante la pasada tregua cuando, en verano de 1999, meses antes de la ruptura, la banda informó a los dirigentes del PNV de que quedaban suspendidos los acuerdos alcanzados.

Ayer no hizo nada de eso porque, según los expertos, considera que, como viene avisando desde el mes de agosto, su respuesta ha sido la adecuada a la actitud del Gobierno que desde su punto de vista no ha parado las detenciones ni los procedimientos judiciales contra sus miembros y no ha dado pasos suficientes en el terreno político. De modo que el atentado, para ETA, no sería una ruptura, sino una vuelta de tuerca más con la que deja la pelota en el tejado del Ejecutivo, que es quien ha de responder.

El ministro respondió el primero -más tarde lo haría el presidente, que a esa hora, tal como explicó el titular de Interior, viajaba desde su retiro de Doñana- evitando emplear el concepto de ruptura definitiva. Pérez Rubalcaba obvió los episodios de terrorismo callejero y aseguró que el atentado «viene a interrumpir nueve meses sin actuaciones violentas por parte de ETA». También orilló que el PSE ha estado reuniéndose con Batasuna mientras estos episodios se producían e insistió en que «la violencia es incompatible con el diálogo en cualquier democracia».

El ministro reconoció que el Gobierno no tenía ni idea de que una situación así pudiera producirse. Se le recordó que este atentado ha sido perpetrado poco después de que enviados del Ejecutivo se reuniesen con los de ETA y concluyesen que la banda no pensaba romper la tregua -un encuentro que parecía haber conjurado la advertencia de la banda recogida en el último Zutabe sobre que el fin del otoño era el plazo final para realizar avances políticos-. De hecho, el Ejecutivo esperaba para diciembre un comunicado en términos muy distintos a los ocurridos. Rubalcaba, a pesar de que esa reunión jamás fue desmentida, se escudó en que ya señaló en su día que no se habían producido datos «relevantes».

Se arriesgó a afirmar que el Gobierno no cree que vaya a producirse una cadena de atentados y repitió a lo largo de su intervención una paradoja, al señalar que los terroristas con los que contactan los enviados del Ejecutivo no permiten realizar «análisis racionales» porque no trabajan con los «mismos parámetros».

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