EL PACTO ANTITERRORISTA, UNICA SALIDA A ESTA PESADILLA
02-01-07
Editorial
EL PACTO ANTITERRORISTA, UNICA SALIDA A ESTA PESADILLA
Editorial
EL PACTO ANTITERRORISTA, UNICA SALIDA A ESTA PESADILLA
Los escombros del parking de Barajas que miles de viajeros contemplan estos días entre sobrecogidos y atónitos son el mejor símbolo de los vanos sueños albergados durante meses y meses por el presidente del Gobierno contra toda lógica y evidencia. Ahí ha quedado sepultado su proceso de paz, junto a los restos de los dos ecuatorianos desaparecidos. La dificultad de su búsqueda entre bloques de cemento hundidos y automóviles convertidos en poco más que láminas de chatarra proporciona también una pauta de la magnitud del atentado y de la dimensión de la pesadilla que se ha cernido de repente sobre la sociedad española.
Los motivos para reprocharle al Gobierno su conducta irresponsable ya han quedado pormenorizados en estas páginas. Toda su gestión de la relación pública y secreta con Batasuna y ETA ha sido una desastrosa mezcla de ignorancia, inmadurez y soberbia, pues ha estado basada en tratar a los terroristas como si no lo fueran. Y a medida que han ido pasando las horas se ha ido haciendo más patente que Zapatero no estuvo el sábado a la altura de las circunstancias.
(.../...)
Si la «suspensión del diálogo» significa dar por cerrado este camino, como oficiosamente se afirma ahora desde La Moncloa y como sostiene José Blanco al decir que «si no hay diálogo no hay proceso», el presidente tenía que haberlo dicho de forma expresa, anunciando además las medidas de toda índole -policiales, diplomáticas, judiciales y políticas- que ello implica.
Pero a menos que Zapatero se empecine en el error -lo que convertiría al hombre ofuscado por sus sueños de pacificación en un suicida y un necio- la prioridad de la sociedad española no debe ser ahora castigarle. Para eso están las urnas, cuyos perfiles se atisban ya en la lontananza. En este sentido, no nos parece de recibo la actitud de una minoría que el domingo por la mañana, en la concentración convocada por la AVT en la Puerta del Sol, profirió graves insultos contra Zapatero y contra el alcalde de Madrid. Lo último que le conviene a España es que se repita ahora a la inversa el linchamiento callejero fomentado en su día desde un sector del PSOE contra Aznar y su Gobierno.
Juntos de nuevo frente a ETA
Nuestro reto inmediato es hacer frente a la probable nueva escalada de una ETA tan vil y sanguinaria como siempre, pero fortalecida tanto en sus pretensiones como muy posiblemente en su capacidad operativa. El fiscal general del Estado asegura hoy en una entrevista en EL MUNDO que «ETA está derrotada y estamos asistiendo a su entierro aunque podamos tener vueltas atrás como se ha visto con la bomba de Barajas». Ojalá fuera cierto el pronóstico de Conde-Pumpido, aunque los únicos entierros que desgraciadamente nos esperan son los de los dos ciudadanos ecuatorianos desaparecidos. El ministro del Interior acompañó ayer a los familiares de ambos -que han perdido ya la esperanza de encontrarlos con vida- en el lugar del atentado, donde se ha echado de menos la insustituible presencia de Zapatero.
Es el momento, como bien dice Conde-Pumpido, de «una respuesta enérgica y contundente del Estado de Derecho» con todos sus instrumentos legales a esta salvajada cometida por ETA. A él le corresponde aplicarse el cuento y predicar con el ejemplo. El fiscal adelanta hoy una previsible actuación contra el proetarra Arnaldo Otegi por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo, al calificar a De Juana Chaos como «preso político». Sólo con actuaciones como ésta la sociedad española percibirá que se combate el terrorismo en todos sus frentes.
Zapatero debe rectificar
A Zapatero no le queda otro remedio que reconocer sus equivocaciones, ofrecer explicaciones, pedir disculpas a los españoles por sus errores de criterio y anunciar la rectificación de su política, convocando a Mariano Rajoy de nuevo a La Moncloa para promover juntos la revitalización del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo. Esa sería la única prueba verosímil de que el presidente ha aprendido la lección y ese sería el único camino adecuado para que la respuesta a ETA dejara de ser una operación partidista y volviera a convertirse en una gran iniciativa de Estado.
Si Zapatero admite humildemente la verdad, si explica que ha errado de buena fe y da muestras de sincero propósito de enmienda, Rajoy debe aceptar su mano tendida y contribuir en lo posible a la reconstrucción del consenso. El líder del PP -que ha convocado una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo de su partido para mañana- ha pedido una y otra vez la vuelta del PSOE al Pacto Antiterrorista -ésa ha sido también la línea editorial de este periódico- y difícilmente podría obstaculizar ahora que eso sucediera para obtener ventaja de la debilidad del Gobierno. Afortunadamente para todos, ése no es el estilo de Rajoy.
No queremos ni pensar en la hipótesis de que Zapatero se enroque con la vana ilusión de que ETA afloje la zarpa que aprieta su cuello. Sería tremendo que una parte muy importante de la sociedad española -y no sólo la minoría radicalizada que hasta ahora ha expresado su no injustificada cólera- llegara a la conclusión de que la única forma de defenderse de ETA es librándose antes de Zapatero, pues los primeros favorecidos por esa escalada de la confrontación entre demócratas serían los propios terroristas. «Presidente, vuelva usted al pacto», le pide encarecidamente la eurodiputada socialista Rosa Díez en un artículo que hoy publicamos y en el que reclama con buen tino la sustitución «del diálogo con» por «la derrota de».
El presidente del Gobierno tiene, pues, la palabra. Le quedan muy pocos días, tal vez apenas unas horas, para demostrar que es un hombre de Estado y no un tonto aprendiz de brujo, sin brujería ni aprendizaje.
Los motivos para reprocharle al Gobierno su conducta irresponsable ya han quedado pormenorizados en estas páginas. Toda su gestión de la relación pública y secreta con Batasuna y ETA ha sido una desastrosa mezcla de ignorancia, inmadurez y soberbia, pues ha estado basada en tratar a los terroristas como si no lo fueran. Y a medida que han ido pasando las horas se ha ido haciendo más patente que Zapatero no estuvo el sábado a la altura de las circunstancias.
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Si la «suspensión del diálogo» significa dar por cerrado este camino, como oficiosamente se afirma ahora desde La Moncloa y como sostiene José Blanco al decir que «si no hay diálogo no hay proceso», el presidente tenía que haberlo dicho de forma expresa, anunciando además las medidas de toda índole -policiales, diplomáticas, judiciales y políticas- que ello implica.
Pero a menos que Zapatero se empecine en el error -lo que convertiría al hombre ofuscado por sus sueños de pacificación en un suicida y un necio- la prioridad de la sociedad española no debe ser ahora castigarle. Para eso están las urnas, cuyos perfiles se atisban ya en la lontananza. En este sentido, no nos parece de recibo la actitud de una minoría que el domingo por la mañana, en la concentración convocada por la AVT en la Puerta del Sol, profirió graves insultos contra Zapatero y contra el alcalde de Madrid. Lo último que le conviene a España es que se repita ahora a la inversa el linchamiento callejero fomentado en su día desde un sector del PSOE contra Aznar y su Gobierno.
Juntos de nuevo frente a ETA
Nuestro reto inmediato es hacer frente a la probable nueva escalada de una ETA tan vil y sanguinaria como siempre, pero fortalecida tanto en sus pretensiones como muy posiblemente en su capacidad operativa. El fiscal general del Estado asegura hoy en una entrevista en EL MUNDO que «ETA está derrotada y estamos asistiendo a su entierro aunque podamos tener vueltas atrás como se ha visto con la bomba de Barajas». Ojalá fuera cierto el pronóstico de Conde-Pumpido, aunque los únicos entierros que desgraciadamente nos esperan son los de los dos ciudadanos ecuatorianos desaparecidos. El ministro del Interior acompañó ayer a los familiares de ambos -que han perdido ya la esperanza de encontrarlos con vida- en el lugar del atentado, donde se ha echado de menos la insustituible presencia de Zapatero.
Es el momento, como bien dice Conde-Pumpido, de «una respuesta enérgica y contundente del Estado de Derecho» con todos sus instrumentos legales a esta salvajada cometida por ETA. A él le corresponde aplicarse el cuento y predicar con el ejemplo. El fiscal adelanta hoy una previsible actuación contra el proetarra Arnaldo Otegi por un presunto delito de enaltecimiento del terrorismo, al calificar a De Juana Chaos como «preso político». Sólo con actuaciones como ésta la sociedad española percibirá que se combate el terrorismo en todos sus frentes.
Zapatero debe rectificar
A Zapatero no le queda otro remedio que reconocer sus equivocaciones, ofrecer explicaciones, pedir disculpas a los españoles por sus errores de criterio y anunciar la rectificación de su política, convocando a Mariano Rajoy de nuevo a La Moncloa para promover juntos la revitalización del Pacto por las Libertades y Contra el Terrorismo. Esa sería la única prueba verosímil de que el presidente ha aprendido la lección y ese sería el único camino adecuado para que la respuesta a ETA dejara de ser una operación partidista y volviera a convertirse en una gran iniciativa de Estado.
Si Zapatero admite humildemente la verdad, si explica que ha errado de buena fe y da muestras de sincero propósito de enmienda, Rajoy debe aceptar su mano tendida y contribuir en lo posible a la reconstrucción del consenso. El líder del PP -que ha convocado una reunión extraordinaria del Comité Ejecutivo de su partido para mañana- ha pedido una y otra vez la vuelta del PSOE al Pacto Antiterrorista -ésa ha sido también la línea editorial de este periódico- y difícilmente podría obstaculizar ahora que eso sucediera para obtener ventaja de la debilidad del Gobierno. Afortunadamente para todos, ése no es el estilo de Rajoy.
No queremos ni pensar en la hipótesis de que Zapatero se enroque con la vana ilusión de que ETA afloje la zarpa que aprieta su cuello. Sería tremendo que una parte muy importante de la sociedad española -y no sólo la minoría radicalizada que hasta ahora ha expresado su no injustificada cólera- llegara a la conclusión de que la única forma de defenderse de ETA es librándose antes de Zapatero, pues los primeros favorecidos por esa escalada de la confrontación entre demócratas serían los propios terroristas. «Presidente, vuelva usted al pacto», le pide encarecidamente la eurodiputada socialista Rosa Díez en un artículo que hoy publicamos y en el que reclama con buen tino la sustitución «del diálogo con» por «la derrota de».
El presidente del Gobierno tiene, pues, la palabra. Le quedan muy pocos días, tal vez apenas unas horas, para demostrar que es un hombre de Estado y no un tonto aprendiz de brujo, sin brujería ni aprendizaje.
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