Marlaska aparta de su investigación al responsable de la lucha contra ETA
24-06-06
ALTO EL FUEGO / Grande-Marlaska le comunicó que despacharía con un inspector al que le ordenó que no diera cuentas a sus superiores / Toma esta decisión ante los retrasos injustificados para atender todos sus requerimientos
Marlaska aparta de su investigación al responsable de la lucha contra ETA
Ante los retrasos injustificados con que atendía sus requerimientos sobre la trama de extorsión, el juez comunicó a Telesforo Rubio que en adelante despacharía con uno de sus subordinados - El magistrado ha prohibido a ese inspector jefe dar cuenta al comisario general de Información de sus iniciativas
FERNANDO LAZARO
ALTO EL FUEGO / Grande-Marlaska le comunicó que despacharía con un inspector al que le ordenó que no diera cuentas a sus superiores / Toma esta decisión ante los retrasos injustificados para atender todos sus requerimientos
Marlaska aparta de su investigación al responsable de la lucha contra ETA
Ante los retrasos injustificados con que atendía sus requerimientos sobre la trama de extorsión, el juez comunicó a Telesforo Rubio que en adelante despacharía con uno de sus subordinados - El magistrado ha prohibido a ese inspector jefe dar cuenta al comisario general de Información de sus iniciativas
FERNANDO LAZARO
MADRID.- Las investigaciones judiciales y policiales sobre la trama de extorsión de la organización terrorista ETA desarticulada esta semana por la Audiencia Nacional no han sido, precisamente, un paseo de rosas. Al contrario. La actuación de los responsables judiciales y policiales ha sido bien distinta y los criterios a la hora de llevar a cabo las averiguaciones, dispares.
Durante las últimas semanas, las desavenencias entre el magistrado instructor de la causa, Fernando Grande-Marlaska, y el comisario general de Información de la Policía Nacional, Telesforo Rubio, han ido en aumento hasta que el juez ha tomado la decisión de apartarle.
(.../...)
Las operaciones se iniciaron hace ya dos años, cuando al frente del juzgado de instrucción estaba el magistrado Baltasar Garzón. La mayoría de los sospechosos son históricos miembros de la organización terrorista.
Según fuentes de la investigación, la clave estaba en la velocidad con la que el juez Grande-Marlaska y el comisario Rubio querían hacer avanzar estas pesquisas.
Así, mientras el magistrado quería ir con la máquina a tope, el responsable policial prefería -cuando menos- realizar una operación más ralentizada.
Así, durante el mes de mayo, tras varios incidentes entre ambos, el magistrado tomó la sartén por el mango y decidió apartar definitivamente a Telesforo Rubio de esta operación contra el entramado etarra.
Grande-Marlaska ordenó que su contacto para este dispositivo contra el entramado financiero de ETA fuera un inspector jefe de la Comisaría General de Información. A partir de ese momento, ésa sería la única línea de comunicación con la Policía en estas investigaciones.
Pero, además, el magistrado instructor le dio orden a este interlocutor de que no despachase nada de esta operación con su superior, el comisario general. Ni con ningún otro de los comisarios de Información. Y es que, según explicaron estas mismas fuentes, el juez ya estaba molesto por algunas de las decisiones adoptadas por Telesforo Rubio durante las pesquisas. Entendía que se estaba produciendo mucho retraso a la hora de entregarle informes sobre los seguimientos, sobre las escuchas, algunas traducciones del euskara llegaban con mucha lentitud... Hasta que, en mayo, sobre las fechas en las que estaba prevista la operación contra todo el entramado, que fue frustrada por el chivatazo a ETA, el magistrado requirió un determinado informe al comisario.
Éste le contestó que no tenía datos para elaborarlo aún. El juez fue informado por otros agentes de que los datos existían, ya que de lo que estaba buscando el juez se había producido un intenso seguimiento policial en el que había participado, incluso, una docena de vehículos.
Esa información obtenida por el juez de los investigadores provocó que decidiera ya apartar a Rubio de esta operación y le notificara por escrito su decisión. El hecho de que, además, el magistrado haya abierto una pieza separada y secreta sobre un posible chivatazo a ETA por parte de un agente policial ha aumentado aún más el distanciamiento entre el responsable policial y el juez.
El nivel de crispación y de malestar en el seno de la Comisaría General de Información es enorme, según explicaron ayer a este periódico fuentes de ese complejo policial.
En cualquier caso, no es ésta la primera vez que el propio juez Grande-Marlaska aparta de investigaciones sobre terrorismo a agentes de la Comisaría General de Información.
Ya con motivo de las investigaciones sobre la denominada operación Nova, contra una célula islamista que, presuntamente, trataba de volar por los aires la Audiencia Nacional, el magistrado instructor adoptó medidas preventivas contra varios agentes de esta comisaría, en concreto de la Unidad Central de Información Exterior, dedicada a la lucha contra el terrorismo internacional. Entre los apartados se encontraba un inspector apodado Rubio que había instruido las diligencias sobre el 11-M. El juez sospechaba (y abrió una investigación sobre ello) que estaban filtrando datos sobre las actuaciones judiciales.
El magistrado prohibió a los agentes, incluso, que se acercaran a uno de los testigos protegidos en la causa, Cartagena, infiltrado policial que aportó datos clave sobre la célula dirigida por El Tunecino antes de que se perpetraran los atentados de Madrid.
Este informador convivió durante varios meses con el líder terrorista.
Durante las últimas semanas, las desavenencias entre el magistrado instructor de la causa, Fernando Grande-Marlaska, y el comisario general de Información de la Policía Nacional, Telesforo Rubio, han ido en aumento hasta que el juez ha tomado la decisión de apartarle.
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Las operaciones se iniciaron hace ya dos años, cuando al frente del juzgado de instrucción estaba el magistrado Baltasar Garzón. La mayoría de los sospechosos son históricos miembros de la organización terrorista.
Según fuentes de la investigación, la clave estaba en la velocidad con la que el juez Grande-Marlaska y el comisario Rubio querían hacer avanzar estas pesquisas.
Así, mientras el magistrado quería ir con la máquina a tope, el responsable policial prefería -cuando menos- realizar una operación más ralentizada.
Así, durante el mes de mayo, tras varios incidentes entre ambos, el magistrado tomó la sartén por el mango y decidió apartar definitivamente a Telesforo Rubio de esta operación contra el entramado etarra.
Grande-Marlaska ordenó que su contacto para este dispositivo contra el entramado financiero de ETA fuera un inspector jefe de la Comisaría General de Información. A partir de ese momento, ésa sería la única línea de comunicación con la Policía en estas investigaciones.
Pero, además, el magistrado instructor le dio orden a este interlocutor de que no despachase nada de esta operación con su superior, el comisario general. Ni con ningún otro de los comisarios de Información. Y es que, según explicaron estas mismas fuentes, el juez ya estaba molesto por algunas de las decisiones adoptadas por Telesforo Rubio durante las pesquisas. Entendía que se estaba produciendo mucho retraso a la hora de entregarle informes sobre los seguimientos, sobre las escuchas, algunas traducciones del euskara llegaban con mucha lentitud... Hasta que, en mayo, sobre las fechas en las que estaba prevista la operación contra todo el entramado, que fue frustrada por el chivatazo a ETA, el magistrado requirió un determinado informe al comisario.
Éste le contestó que no tenía datos para elaborarlo aún. El juez fue informado por otros agentes de que los datos existían, ya que de lo que estaba buscando el juez se había producido un intenso seguimiento policial en el que había participado, incluso, una docena de vehículos.
Esa información obtenida por el juez de los investigadores provocó que decidiera ya apartar a Rubio de esta operación y le notificara por escrito su decisión. El hecho de que, además, el magistrado haya abierto una pieza separada y secreta sobre un posible chivatazo a ETA por parte de un agente policial ha aumentado aún más el distanciamiento entre el responsable policial y el juez.
El nivel de crispación y de malestar en el seno de la Comisaría General de Información es enorme, según explicaron ayer a este periódico fuentes de ese complejo policial.
En cualquier caso, no es ésta la primera vez que el propio juez Grande-Marlaska aparta de investigaciones sobre terrorismo a agentes de la Comisaría General de Información.
Ya con motivo de las investigaciones sobre la denominada operación Nova, contra una célula islamista que, presuntamente, trataba de volar por los aires la Audiencia Nacional, el magistrado instructor adoptó medidas preventivas contra varios agentes de esta comisaría, en concreto de la Unidad Central de Información Exterior, dedicada a la lucha contra el terrorismo internacional. Entre los apartados se encontraba un inspector apodado Rubio que había instruido las diligencias sobre el 11-M. El juez sospechaba (y abrió una investigación sobre ello) que estaban filtrando datos sobre las actuaciones judiciales.
El magistrado prohibió a los agentes, incluso, que se acercaran a uno de los testigos protegidos en la causa, Cartagena, infiltrado policial que aportó datos clave sobre la célula dirigida por El Tunecino antes de que se perpetraran los atentados de Madrid.
Este informador convivió durante varios meses con el líder terrorista.
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