¿A Dónde Va Zapatero?
04-07-06
EDITORIAL
¿A Dónde Va Zapatero?
EDITORIAL
¿A Dónde Va Zapatero?
No hay precedentes en la historia de la democracia en España -y probablemente muy pocos en nuestro entorno- de un ataque tan duro de un ex presidente del Gobierno a su predecesor como el que protagonizó ayer Aznar contra Zapatero.
Aznar afirmó que «los verdugos van ganando la partida», de suerte que lo que transmite «con sus actos» el presidente del Gobierno es que a «las víctimas las mataron para nada». Acusó a Zapatero de haber iniciado «una negociación política con ETA» y manifestó que el «Gobierno está dispuesto a aceptar las condiciones de los terroristas», incluido el derecho de autodeterminación. Y subrayó que Zapatero se ha sometido a los designios de los dirigentes de la banda «al pronunciar las palabras que le exigieron, en el día señalado y en el lugar que le dijeron».
Las durísimas palabras de Aznar provocarán, sin duda, el aplauso de un sector de la sociedad española, mientras que muchos otros ciudadanos pensarán que son exageradas o infundadas.
Aznar da por hecho que ha sucedido lo que tal vez pueda suceder en el futuro, por lo que cabe interpretar sus palabras como prematuras. Pero lo que no resulta una profecía ni una premonición es la reunión que va a celebrar el PSE con Batasuna, un encuentro que se iba a celebrar hoy en Bilbao y que, a última hora, fue aplazado en solidaridad con las víctimas del accidente del Metro en Valencia.
El paso es gravísimo porque el presidente del Gobierno, que ha dado luz verde al encuentro, está asumiendo que su partido va a ignorar y erosionar el Estado de Derecho al reunirse con una formación ilegalizada, cuyos actos han sido prohibidos.
Zapatero aseguró ayer en Nueva Delhi que no es lícito interpretar su intervención de la pasada semana en el Congreso como un reconocimiento del derecho de autodeterminación de los vascos, puesto que «nadie puede poner encima de la mesa algo que sencillamente no existe».
Pero Zapatero ha aceptado la reunión con Batasuna, que, según anticipó ayer Pernando Barrena, va a plantear que Navarra y los territorios franceses formen parte de la negociación. Y ello sin una condena expresa de la violencia y con una banda que sigue extorsionando a los empresarios y alentando la kale borroka.
Puede que Zapatero y De la Vega sean sinceros cuando recalcan que quieren contar con el PP, pero iniciativas como la anunciada reunión hacen objetivamente imposible el consenso. ¿No será que el PSOE -que quería negociar con ETA en 2004- intenta arrinconar al PP para tener más margen de entendimiento con ETA?
Aznar fue demasiado duro ayer, pero desgraciadamente hay indicios de que los hechos pueden llegar a darle la razón. Zapatero se está adentrando en un territorio extraordinariamente peligroso, sin el acuerdo del principal partido de la oposición e incluso ante la sorpresa de organismos internacionales como Amnistía Internacional, que le ha advertido que no puede indultar a los asesinos.
Aznar afirmó que «los verdugos van ganando la partida», de suerte que lo que transmite «con sus actos» el presidente del Gobierno es que a «las víctimas las mataron para nada». Acusó a Zapatero de haber iniciado «una negociación política con ETA» y manifestó que el «Gobierno está dispuesto a aceptar las condiciones de los terroristas», incluido el derecho de autodeterminación. Y subrayó que Zapatero se ha sometido a los designios de los dirigentes de la banda «al pronunciar las palabras que le exigieron, en el día señalado y en el lugar que le dijeron».
Las durísimas palabras de Aznar provocarán, sin duda, el aplauso de un sector de la sociedad española, mientras que muchos otros ciudadanos pensarán que son exageradas o infundadas.
Aznar da por hecho que ha sucedido lo que tal vez pueda suceder en el futuro, por lo que cabe interpretar sus palabras como prematuras. Pero lo que no resulta una profecía ni una premonición es la reunión que va a celebrar el PSE con Batasuna, un encuentro que se iba a celebrar hoy en Bilbao y que, a última hora, fue aplazado en solidaridad con las víctimas del accidente del Metro en Valencia.
El paso es gravísimo porque el presidente del Gobierno, que ha dado luz verde al encuentro, está asumiendo que su partido va a ignorar y erosionar el Estado de Derecho al reunirse con una formación ilegalizada, cuyos actos han sido prohibidos.
Zapatero aseguró ayer en Nueva Delhi que no es lícito interpretar su intervención de la pasada semana en el Congreso como un reconocimiento del derecho de autodeterminación de los vascos, puesto que «nadie puede poner encima de la mesa algo que sencillamente no existe».
Pero Zapatero ha aceptado la reunión con Batasuna, que, según anticipó ayer Pernando Barrena, va a plantear que Navarra y los territorios franceses formen parte de la negociación. Y ello sin una condena expresa de la violencia y con una banda que sigue extorsionando a los empresarios y alentando la kale borroka.
Puede que Zapatero y De la Vega sean sinceros cuando recalcan que quieren contar con el PP, pero iniciativas como la anunciada reunión hacen objetivamente imposible el consenso. ¿No será que el PSOE -que quería negociar con ETA en 2004- intenta arrinconar al PP para tener más margen de entendimiento con ETA?
Aznar fue demasiado duro ayer, pero desgraciadamente hay indicios de que los hechos pueden llegar a darle la razón. Zapatero se está adentrando en un territorio extraordinariamente peligroso, sin el acuerdo del principal partido de la oposición e incluso ante la sorpresa de organismos internacionales como Amnistía Internacional, que le ha advertido que no puede indultar a los asesinos.
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