UNA FOTO BOCHORNOSA PARA EL ESTADO Y PARA LAS VICTIMAS

07-07-06



Editorial

UNA FOTO BOCHORNOSA PARA EL ESTADO Y PARA LAS VICTIMAS


La foto tomada ayer en un hotel de San Sebastián que reúne en torno a una mesa con apropiado tapete negro a los máximos dirigentes socialistas vascos y a los líderes de un partido ilegalizado por su identificación con ETA hubiera sido impensable hace tres meses. En la hoja de ruta esbozada tras el alto el fuego de ETA, Zapatero dijo que primero sería «la paz» y luego «la política». La foto de ayer ha alterado los factores y el interés de Batasuna por legitimarse políticamente se ha situado por encima del respeto a la Ley. Incluso la estética del encuentro fue más propia de los mítines proetarras que de los actos socialistas.
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El PSOE ha sobrepasado así una de las líneas rojas que había puesto el PP para respaldar la negociación con ETA. La mejor evidencia de esta vulneración de la legalidad son las declaraciones de Patxi López. El líder del PSE prometió que su «foto inédita» con Otegi no se volverá a producir hasta que «la izquierda aberztale se aleje del entorno de la violencia». Si bien este anuncio es coherente con el objetivo oficial fijado por el PSOE, la expresión «no lo volveré a hacer» es el reconocimiento expreso de alguien que ha incurrido en una conduta reprochable. López y Zapatero saben de sobra que la reunión con Batasuna es una burla al Estado de Derecho, al Tribunal Supremo que ilegalizó Batasuna, a la Ley de Partidos -votada por el PSOE- que propició la ilegalización y a las víctimas del terrorismo. Ahí está la otra foto de ayer, el dramático testimonio de la madre del asesinado edil socialista Joseba Pagaza, calificando de «traidores» y «sinvergüenzas» a los dirigentes del PSOE.

Las declaraciones de López y de Otegi al finalizar el encuentro -pactadas en igualdad de condiciones- subrayaron la importancia de la foto. «Histórica», dijo el proetarra. «Inédita», señaló Patxi López. Ambos coincidieron, además, en glosar la «sinceridad» de un encuentro que duró una hora, tiempo que se antoja breve para la trascendencia de lo que estaba encima de la mesa. No hay tal sinceridad. Ninguno de los partidos adelantó cuáles son los límites del proceso abierto tras el alto el fuego de ETA. Además, hay en el contenido de las declaraciones del dirigente socialista un tono de ruego a Batasuna algo chirriante, puesto que no son los demócratas quienes deben suplicar a Otegi que vuelva a la legalidad, sino la formación ilegalizada la que tiene que demostrar que abandona el camino de la violencia.

Batasuna tiene, pues, la foto «histórica» que buscaba para blanquearse políticamente. Para el PP -y para muchos españoles- ésta es la «foto de la rendición», según la calificó María San Gil. El PP vasco llevará a los tribunales a Patxi López, una iniciativa probablemente destinada al fracaso, aunque sea admitida a trámite como la querella del Foro Ermua contra Ibarretxe por reunirse con Otegi. La foto, bochornosa en cualquier caso, ha roto toda posibilidad de entendimiento entre el Gobierno y el PP. Rajoy señaló ayer que el presidente del Gobierno ya no representa al Estado. Una acusación falsa en su sentido literal, pero muy expresiva de la brecha que se está abriendo entre Gobierno y oposición. Ya veremos si Batasuna responde a la concesión de Zapatero con su alejamiento de la violencia. Desearíamos que así fuese, aunque lo ocurrido ayer no hace sino reforzar nuestro escepticismo y preocupación sobre el horizonte final de este proceso.

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