ESPIRAL VIOLENTA EN CATALUÑA

13-06-06


Editorial

ESPIRAL VIOLENTA EN CATALUÑA


Horas después de que José Blanco, siguiendo el pésimo ejemplo de Montilla, acusara a Mariano Rajoy de «hipocresía» y justificara las agresiones que sufrió en un mercado de Hospitalet como la reacción «espontánea» de unos «comerciantes» injustamente «criminalizados», 150 independentistas portando pancartas con lemas como PP nunca mais intentaron boicotear un mitin del líder del PP en Granollers. Al salir del teatro donde tuvo lugar el acto, le gritaron, le increparon e incluso le lanzaron huevos. Este episodio -el más grave de la escalada de insultos y agresiones verbales y físicas de las que han sido objeto distintos dirigentes políticos en las últimas semanas- resulta especialmente inquietante en la medida en que los radicales estaban organizados -fueron convocados vía SMS- y respondían a consignas políticas.

Lo ocurrido en Granollers deja en evidencia la irresponsabilidad de Blanco, que llegó a comparar los improperios de que fue objeto Rajoy en Hospitalet con el comportamiento de Gotzone Mora durante el reciente debate sobre ETA que tuvo lugar en el Congreso. En su día ya calificamos como impropio que la concejala arremetiera contra Zapatero desde la tribuna de invitados. Pero entre su comentario recordando que también hay socialistas que rechazan el diálogo entre el PSE y Batasuna, y los gritos de «fascista», «asesino» y «vas contra Cataluña» lanzados contra Rajoy media un abismo. Tampoco se puede comparar lo sufrido por Rajoy con lo que le ocurrió a Gallardón el pasado sábado en la manifestación de las víctimas del terrorismo. El abucheo a Gallardón fue una lamentable consecuencia de las manifestaciones que el propio alcalde realizó apenas 48 horas antes de la concentración desmarcándose de manera nítida de uno de los dos lemas escogidos por la AVT.

Si Gallardón fue en parte víctima de su propia incoherencia y afán de protagonismo, el ataque a Rajoy está directamente relacionado con la feroz campaña de demonización del PP que comenzó con el Pacto del Tinell, siguió con el lema del PSC según el cual El PP utilizará tu 'no' contra Cataluña y desemboca ahora en los episodios de Hospitalet y Granollers. En este sentido, cabe exigir a Maragall que no se limite a telefonear a Rajoy para solidarizarse con él -un gesto positivo y que contrasta con el sectarismo de Montilla-, sino que también repudie el eslogan y rectifique radicalmente la estrategia y el discurso de su partido. Lo mismo vale para el PSOE y para el propio Zapatero que, al presentarse como una víctima de los «insultos del PP» en un importante periódico catalán, no sólo tergiversa la realidad, sino que contribuye a alimentar la espiral de agresiones y ataques contra el Partido Popular.

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