Los etarras acusados de asesinar a Miguel Angel Blanco se mofan del juez
14-06-06
Los etarras acusados de asesinar a Miguel Angel Blanco se mofan del juez
'Txapote' y su novia 'Amaia' fingieron no saber español y desobedecieron al tribunal
MANUEL MARRACO>
Los etarras acusados de asesinar a Miguel Angel Blanco se mofan del juez
'Txapote' y su novia 'Amaia' fingieron no saber español y desobedecieron al tribunal
MANUEL MARRACO>
MADRID.- El etarra Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, y su compañera sentimental y en la banda terrorista, Irantzu Gallastegi, Amaia, comenzaron ayer su ronda de juicios en la Audiencia Nacional con actitud desafiante.
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Los dos presuntos miembros del comando Donosti, juzgados por el asesinato del concejal del PP José Luis Caso y acusados también de matar a Miguel Angel Blanco, se negaron a obedecer al presidente del tribunal cuando éste les ordenó que se levantaran para declarar, y mantuvieron una actitud entre indiferente y burlona durante toda la vista. «No voy a estar a las tonterías de levántate y siéntate. No me marees», llegó a decir Txapote al presidente, que ordenó a los policías que pusieran en pie por la fuerza a los encausados. El teniente fiscal, Jesús Santos, pide para cada uno de ellos 30 años de prisión por matar a Caso de un tiro en la nuca en el bar de Irún al que solía acudir, en diciembre de 1997.
El primer desafío llegó de Gallastegi, a quien el presidente de la Sección Tercera, Alfonso Guevara, pidió que se levantara y dijera si pensaba responder a las preguntas. La etarra se negó y la reacción del magistrado fue llamar a la Policía. «Que la fuerza pública obligue a la procesada a levantarse, como es su obligación, independientemente de su derecho a no declarar», dijo Guevara. Dos agentes de la Policía Nacional entraron en la cabina y pusieron en pie a la procesada.
El episodio se repitió inmediatamente después con Txapote. No se levantó, entraron los agentes y, aunque el etarra se resistió, lo pusieron en pie casi en volandas.
Cuando el presidente de la Sala comenzó a explicarles las acusaciones, el etarra volvió a sentarse y los agentes tuvieron que intervenir de nuevo. Ni Gallastegi ni Txapote respondieron a pregunta alguna y su defensa tampoco quiso formular preguntas.
Durante todo el juicio los acusados -que se saludaron con un beso al entrar en la cabina blindada- dieron la espalda ostensiblemente al tribunal y no pararon de hablar entre ellos. Cuando la cortinilla que debe proteger a los testigos les ocultó también a ellos del tribunal, los dos se sentaron -otra vez de espaldas- y siguieron departiendo.
Los incidentes en el juicio se habían iniciado antes de que los etarras comenzasen sus desplantes al tribunal. Nada más iniciarse la vista, el presidente tuvo que ordenar sus suspensión porque no estaba presente ningún traductor de euskara. El juicio se reanudó dos horas más tarde.
Además de varios miembros de las Fuerzas de Seguridad y personas presentes en el lugar del asesinato, ayer declararon como testigos los etarras Ana Belén Egües y Sebastián Lasa. Egües también ha sido juzgada poco después de iniciarse el alto el fuego, cuando aprovechó la ocasión para pedir a los jueces que no actuaran como obstáculos en «en este momento crucial».
Txapote y Gallastegi saludaron a efusivamente a Egües y Lasa, aunque luego dijeron que no les conocían «de nada». Según informa Efe, el fiscal preguntó entonces a Lasa -quien identificó en su día a ambos como integrantes del comando Donosti- a qué se debía el saludo. «Los luchadores somos todos hermanos y los hermanos todos se saludan», contestó. Egües, finalmente, dijo que los conocía de la cárcel.
El juicio continuará hoy y previsiblemente quedará visto para sentencia, aunque ambos etarras volverán al banquillo el próximo martes para responder por el secuestro y asesinato del concejal de Ermua Miguel Angel Blanco, en julio de 1997. El fiscal Ignacio Gordillo pide para cada uno 50 años de prisión y que cuando queden en libertad pasen otros cinco años sin poder acudir a Ermua.
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Los dos presuntos miembros del comando Donosti, juzgados por el asesinato del concejal del PP José Luis Caso y acusados también de matar a Miguel Angel Blanco, se negaron a obedecer al presidente del tribunal cuando éste les ordenó que se levantaran para declarar, y mantuvieron una actitud entre indiferente y burlona durante toda la vista. «No voy a estar a las tonterías de levántate y siéntate. No me marees», llegó a decir Txapote al presidente, que ordenó a los policías que pusieran en pie por la fuerza a los encausados. El teniente fiscal, Jesús Santos, pide para cada uno de ellos 30 años de prisión por matar a Caso de un tiro en la nuca en el bar de Irún al que solía acudir, en diciembre de 1997.
El primer desafío llegó de Gallastegi, a quien el presidente de la Sección Tercera, Alfonso Guevara, pidió que se levantara y dijera si pensaba responder a las preguntas. La etarra se negó y la reacción del magistrado fue llamar a la Policía. «Que la fuerza pública obligue a la procesada a levantarse, como es su obligación, independientemente de su derecho a no declarar», dijo Guevara. Dos agentes de la Policía Nacional entraron en la cabina y pusieron en pie a la procesada.
El episodio se repitió inmediatamente después con Txapote. No se levantó, entraron los agentes y, aunque el etarra se resistió, lo pusieron en pie casi en volandas.
Cuando el presidente de la Sala comenzó a explicarles las acusaciones, el etarra volvió a sentarse y los agentes tuvieron que intervenir de nuevo. Ni Gallastegi ni Txapote respondieron a pregunta alguna y su defensa tampoco quiso formular preguntas.
Durante todo el juicio los acusados -que se saludaron con un beso al entrar en la cabina blindada- dieron la espalda ostensiblemente al tribunal y no pararon de hablar entre ellos. Cuando la cortinilla que debe proteger a los testigos les ocultó también a ellos del tribunal, los dos se sentaron -otra vez de espaldas- y siguieron departiendo.
Los incidentes en el juicio se habían iniciado antes de que los etarras comenzasen sus desplantes al tribunal. Nada más iniciarse la vista, el presidente tuvo que ordenar sus suspensión porque no estaba presente ningún traductor de euskara. El juicio se reanudó dos horas más tarde.
Además de varios miembros de las Fuerzas de Seguridad y personas presentes en el lugar del asesinato, ayer declararon como testigos los etarras Ana Belén Egües y Sebastián Lasa. Egües también ha sido juzgada poco después de iniciarse el alto el fuego, cuando aprovechó la ocasión para pedir a los jueces que no actuaran como obstáculos en «en este momento crucial».
Txapote y Gallastegi saludaron a efusivamente a Egües y Lasa, aunque luego dijeron que no les conocían «de nada». Según informa Efe, el fiscal preguntó entonces a Lasa -quien identificó en su día a ambos como integrantes del comando Donosti- a qué se debía el saludo. «Los luchadores somos todos hermanos y los hermanos todos se saludan», contestó. Egües, finalmente, dijo que los conocía de la cárcel.
El juicio continuará hoy y previsiblemente quedará visto para sentencia, aunque ambos etarras volverán al banquillo el próximo martes para responder por el secuestro y asesinato del concejal de Ermua Miguel Angel Blanco, en julio de 1997. El fiscal Ignacio Gordillo pide para cada uno 50 años de prisión y que cuando queden en libertad pasen otros cinco años sin poder acudir a Ermua.
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