FRANCIA DA UNA LECCION DE FIRMEZA
15-06-06
Editorial
FRANCIA DA UNA LECCION DE FIRMEZA
Editorial
FRANCIA DA UNA LECCION DE FIRMEZA
Mientras 40 millones de españoles vibraban y celebraban con la deslumbrante victoria de su selección, ETA hacía llegar un comunicado entre esperpéntico e inquietante al Gobierno y a la opinión pública franceses. El documento corrobora la absoluta falta de sentido de la realidad de una banda que lleva casi 40 años asesinando en nombre de un delirante proyecto de construcción nacional.
Los terroristas hacen un largo recorrido por la Historia de Francia para denunciar «la muerte lenta y programada de los pueblos oprimidos». Arremeten contra «las instituciones jacobinas» nacidas de la Revolución Francesa, a las que culpan de «destruir» la lengua e identidad vascas, e incluso llegan al absurdo de acusar a la «escuela republicana instaurada por Jules Ferry» de «humillar a los escolares del País Vasco». Todo ello para luego exigir al Estado francés que ponga fin a las «actitudes represivas», se avenga a «negociar» y reconozca «el derecho del pueblo vasco a decidir». El comunicado sería cómico si no incluyera una clara amenaza al Gobierno francés de que si no acepta sus condiciones, «el conflicto continuará». Lo cual hace pensar que lo hará. Y es que mientras el Gobierno de España parece dispuesto a negociar con ETA-Batasuna a cambio del fin de la violencia, Francia se mantiene firme. De hecho, todas las detenciones de etarras y operaciones policiales destinadas a desarticular comandos e incautarse de armas y explosivos del último año han tenido lugar en suelo francés.
A este dato significativo se une la tajante respuesta del Ministerio de Exteriores galo al comunicado de ETA: «La búsqueda de una solución política para el País Vasco español es una cuestión que depende de la soberanía española». Está claro que el alto el fuego no ha variado un ápice la lógica negativa del Gobierno de París a aceptar como interlocutor de un supuesto «conflicto» a una banda terrorista. Una actitud que contrasta con la del Gobierno español, que incumplirá sus compromisos si sigue avalando un encuentro entre el PSE y Batasuna aunque Otegi y sus secuaces no hayan condenado la violencia, y aunque ETA mantenga no sólo sus objetivos sino también el chantaje y la presión.
Sin ir más lejos, ayer mismo la Confederación de Empresarios navarros denunciaba una nueva oleada de cartas de extorsión, que desmiente los informes esgrimidos por Rubalcaba para dar por buena y cerrada la verificación del alto el fuego. Al mismo tiempo, el fiscal que acusa a Txapote y Amaia del asesinato del edil del PP José Luis Caso reconocía que su comportamiento «chulesco y desafiante» no permite «atisbar ninguna esperanza de reinserción». En este contexto, el voluntarismo de Zapatero resulta casi imposible de compartir.
Los terroristas hacen un largo recorrido por la Historia de Francia para denunciar «la muerte lenta y programada de los pueblos oprimidos». Arremeten contra «las instituciones jacobinas» nacidas de la Revolución Francesa, a las que culpan de «destruir» la lengua e identidad vascas, e incluso llegan al absurdo de acusar a la «escuela republicana instaurada por Jules Ferry» de «humillar a los escolares del País Vasco». Todo ello para luego exigir al Estado francés que ponga fin a las «actitudes represivas», se avenga a «negociar» y reconozca «el derecho del pueblo vasco a decidir». El comunicado sería cómico si no incluyera una clara amenaza al Gobierno francés de que si no acepta sus condiciones, «el conflicto continuará». Lo cual hace pensar que lo hará. Y es que mientras el Gobierno de España parece dispuesto a negociar con ETA-Batasuna a cambio del fin de la violencia, Francia se mantiene firme. De hecho, todas las detenciones de etarras y operaciones policiales destinadas a desarticular comandos e incautarse de armas y explosivos del último año han tenido lugar en suelo francés.
A este dato significativo se une la tajante respuesta del Ministerio de Exteriores galo al comunicado de ETA: «La búsqueda de una solución política para el País Vasco español es una cuestión que depende de la soberanía española». Está claro que el alto el fuego no ha variado un ápice la lógica negativa del Gobierno de París a aceptar como interlocutor de un supuesto «conflicto» a una banda terrorista. Una actitud que contrasta con la del Gobierno español, que incumplirá sus compromisos si sigue avalando un encuentro entre el PSE y Batasuna aunque Otegi y sus secuaces no hayan condenado la violencia, y aunque ETA mantenga no sólo sus objetivos sino también el chantaje y la presión.
Sin ir más lejos, ayer mismo la Confederación de Empresarios navarros denunciaba una nueva oleada de cartas de extorsión, que desmiente los informes esgrimidos por Rubalcaba para dar por buena y cerrada la verificación del alto el fuego. Al mismo tiempo, el fiscal que acusa a Txapote y Amaia del asesinato del edil del PP José Luis Caso reconocía que su comportamiento «chulesco y desafiante» no permite «atisbar ninguna esperanza de reinserción». En este contexto, el voluntarismo de Zapatero resulta casi imposible de compartir.
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