«¿Qué bandos? ¿Qué conflictos? ¿Qué paz?»
11-06-06
ALTO EL FUEGO
«¿Qué bandos? ¿Qué conflictos? ¿Qué paz?»
ALTO EL FUEGO
«¿Qué bandos? ¿Qué conflictos? ¿Qué paz?»
«Me llamo Teresa Jiménez-Becerril. ETA asesinó a mi hermano y a su mujer. Alberto Jiménez-Becerril era concejal del PP y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla. Tenían 37 años. Les mataron a tiros a unos metros de su casa, donde les esperaban sus hijos de 4, 7 y 8 años, que nunca más volverían a verlos.
Mi cuñada Ascen, la noche que la asesinaron llevaba tres flores porque al día siguiente sus niños las tenían que llevar al colegio, porque era el 'Día de la Paz'. No llegaron a ningún sitio, se quedaron en el suelo manchadas de sangre. Esas flores eran más auténticas que las que algunas actrices regalaron en la puerta del Congreso. Mis sobrinos no celebraron ese 'Día de la Paz' como creo que no celebrarían esta falsa paz que nos están imponiendo si tuvieran edad de comprender. ¿Qué paz? ¿Qué guerra?
(.../...)
Nadie puede venir a decirme que ambas partes tienen que ceder, que este «conflicto» como les gusta llamarlo, ha causado mucho dolor a ambos bandos. Pero ¿qué bandos? ¿qué conflicto? Y sobre todo ¿qué paz? No señor Zapatero, no tiene usted mi bendición para buscar una paz que yo no puedo explicar a los hijos de mi hermano, cuando me pregunten ¿cómo acabó ETA? Y yo les conteste que ETA no se rindió, que quien entonces gobernaba decidió aceptar lo que cuando mataron a sus padres era inaceptable. Si quiere, señor Zapatero, le mando a mis sobrinos a La Moncloa y les explica usted por qué está siendo tan complaciente con quienes ordenaron la muerte de sus padres.
A mí ya me callaron hace poco en el homenaje por el ocho aniversario de la muerte de mi hermano, donde el señor alcalde de Sevilla, en calidad de presidente de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril, me negó la palabra. ¿Saben por qué? Porque no quería que les estropease el acto que habían organizado donde ellos eran los buenos por buscar la paz y nosotros los malos por despreciarla. Las víctimas somos la voz de sus conciencias, por eso no quieren escucharnos. Entonces me calló».
Mi cuñada Ascen, la noche que la asesinaron llevaba tres flores porque al día siguiente sus niños las tenían que llevar al colegio, porque era el 'Día de la Paz'. No llegaron a ningún sitio, se quedaron en el suelo manchadas de sangre. Esas flores eran más auténticas que las que algunas actrices regalaron en la puerta del Congreso. Mis sobrinos no celebraron ese 'Día de la Paz' como creo que no celebrarían esta falsa paz que nos están imponiendo si tuvieran edad de comprender. ¿Qué paz? ¿Qué guerra?
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Nadie puede venir a decirme que ambas partes tienen que ceder, que este «conflicto» como les gusta llamarlo, ha causado mucho dolor a ambos bandos. Pero ¿qué bandos? ¿qué conflicto? Y sobre todo ¿qué paz? No señor Zapatero, no tiene usted mi bendición para buscar una paz que yo no puedo explicar a los hijos de mi hermano, cuando me pregunten ¿cómo acabó ETA? Y yo les conteste que ETA no se rindió, que quien entonces gobernaba decidió aceptar lo que cuando mataron a sus padres era inaceptable. Si quiere, señor Zapatero, le mando a mis sobrinos a La Moncloa y les explica usted por qué está siendo tan complaciente con quienes ordenaron la muerte de sus padres.
A mí ya me callaron hace poco en el homenaje por el ocho aniversario de la muerte de mi hermano, donde el señor alcalde de Sevilla, en calidad de presidente de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril, me negó la palabra. ¿Saben por qué? Porque no quería que les estropease el acto que habían organizado donde ellos eran los buenos por buscar la paz y nosotros los malos por despreciarla. Las víctimas somos la voz de sus conciencias, por eso no quieren escucharnos. Entonces me calló».
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