«Sólo pido que, por mi hermano, se investigue hasta el final»
11-06-06
ALTO EL FUEGO / Los asistentes
«Sólo pido que, por mi hermano, se investigue hasta el final»
Familiares del 11-M, víctimas de ETA, personalidades políticas y ciudadanos corrientes exigieron al Gobierno «conocer la verdad»
OLGA R. SANMARTIN / FERNANDO LAZARO
ALTO EL FUEGO / Los asistentes
«Sólo pido que, por mi hermano, se investigue hasta el final»
Familiares del 11-M, víctimas de ETA, personalidades políticas y ciudadanos corrientes exigieron al Gobierno «conocer la verdad»
OLGA R. SANMARTIN / FERNANDO LAZARO
MADRID.- A Antonia Hernando, 87 años y una figurita de un guardia civil prendida en su bata floreada, le dio ayer una lipotimia en la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) de tanto vocear al principio «Zapatero dimisión».
Se pasó la mitad del evento tumbada en el suelo, con las piernas levantadas y languideciendo mientras la abanicaban. De repente se levantó, como un resorte, cuando por los altavoces alguien criticó a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. «Tísica, tísica», se puso a exclamar Antonia Hernando, con los brazos apuntando hacia el cielo. A los del Samur, que le estaban haciendo el parte médico, les pidió: «Pongan ahí también que soy una mujer de derechas».
(.../...)
Ayer se produjeron algunos desvanecimientos por culpa del calor y muchos gritos durante el acto convocado para pedir que el Gobierno no negocie con la banda terrorista ETA y aclare las dudas que aún planean sobre el 11-M. «Queremos saber la verdad», se oía. «En mi nombre, no», «Zapatero, acuérdate de nuestros muertos», «Zapatero, eres un traidor», «Otegi, cabrón, la bomba en tu salón», «España, unida, jamás será vencida» y «Acebes no mintió».
La gente, apiñada junto al escenario habilitado en la madrileña plaza de Colón, también jaleaba, pero cariñosamente, a los dirigentes populares que iban apareciendo: «Rita, Rita [Barberá], pero qué guapa estás»; «Lo-yo-la, Loyola [de Palacio] vuelve a España»; «Mira, mira, ahí está la [Ana] Pastor»...
Sin embargo, el récord de aplausos recibidos lo batió Manuel Fraga, muy delgado, con una gorra blanca en la que se leía «11-M manipulación» y vestido con una gruesa chaqueta de lana. «Éste ya no tiene ni frío ni calor», comentó uno. Otro le rogó: «Vamos, viejo, dales una lección a los nuevos».
También estaban por ahí Mariano Rajoy, Angel Acebes, Eduardo Zaplana, Ana Pastor, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón, María San Gil, Ana Botella, Jaime Mayor Oreja, Luisa Fernanda Rudi, Soraya Sáenz de Santamaría, Ignacio Astarloa, Ignacio González, Alberto Núñez Feijóo, José María Alvarez del Manzano...
No faltaron las socialistas Rosa Díez y Gotzone Mora, arropando a Maite Pagazaurtundua y a Pilar Elías, que aseguraba que en Azkoitia pasaba más el calor.
Sorprendió la nutrida representación (un centenar de personas) de la Federación Española de Inmigrantes. Su presidente, el colombiano Guillermo Llano: «El 11-M murieron muchos de los nuestros. Queremos saber lo que pasó. Y apoyar a las víctimas de ETA».
En la primera marcha de la AVT desde el inicio del alto el fuego de la banda terrorista, se vieron rosas de plástico blancas con manchas rojas en las manos de muchos de los asistentes. «Es nuestra respuesta a las actrices que fueron el otro día al Congreso», aclaraba Aurora Fernández, de Albacete. «Es una manera de simbolizar que la paz de la que hablan está manchada de sangre», apuntaba Marisol Molina, que hace una década presenció cómo una granada de ETA entraba en su casa y hería a su hija Ana, de dos años.
Junto a ella estaba Cristina Domínguez, que llevaba colgando del cuello un retrato de su marido, el sargento Francisco Martín González, asesinado en 1978. «Era lo único que tenía. Era mi vida. Han pasado 28 años y me sigo sintiendo como el día en que la banda me lo mató».
Un poco más allá, Antonio Pardillos recordaba que, de su hermano Angel Pardillos, sólo se encontró en la estación de El Pozo su muñeca pegada a un reloj. «Muchas noches me quedo pensando atrocidades que pueden ser realidades. Hay muchos indicios, muchos», confesaba ayer Antonio Pardillos. «Yo lo único que pido es que, por mi hermano, el Gobierno investigue hasta el final».
Familiares de los que murieron en los atentados de Madrid, víctimas de ETA, personalidades que acudieron al acto y ciudadanos corrientes pedían lo mismo ayer: «conocer la verdad». José Gutiérrez, 62 años: «Pon en ese cuaderno que la verdad yo ya la sé. El 11-M lo hizo la ETA por orden del Partido Socialista. Y, si quieren, que me detengan».
Se pasó la mitad del evento tumbada en el suelo, con las piernas levantadas y languideciendo mientras la abanicaban. De repente se levantó, como un resorte, cuando por los altavoces alguien criticó a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. «Tísica, tísica», se puso a exclamar Antonia Hernando, con los brazos apuntando hacia el cielo. A los del Samur, que le estaban haciendo el parte médico, les pidió: «Pongan ahí también que soy una mujer de derechas».
(.../...)
Ayer se produjeron algunos desvanecimientos por culpa del calor y muchos gritos durante el acto convocado para pedir que el Gobierno no negocie con la banda terrorista ETA y aclare las dudas que aún planean sobre el 11-M. «Queremos saber la verdad», se oía. «En mi nombre, no», «Zapatero, acuérdate de nuestros muertos», «Zapatero, eres un traidor», «Otegi, cabrón, la bomba en tu salón», «España, unida, jamás será vencida» y «Acebes no mintió».
La gente, apiñada junto al escenario habilitado en la madrileña plaza de Colón, también jaleaba, pero cariñosamente, a los dirigentes populares que iban apareciendo: «Rita, Rita [Barberá], pero qué guapa estás»; «Lo-yo-la, Loyola [de Palacio] vuelve a España»; «Mira, mira, ahí está la [Ana] Pastor»...
Sin embargo, el récord de aplausos recibidos lo batió Manuel Fraga, muy delgado, con una gorra blanca en la que se leía «11-M manipulación» y vestido con una gruesa chaqueta de lana. «Éste ya no tiene ni frío ni calor», comentó uno. Otro le rogó: «Vamos, viejo, dales una lección a los nuevos».
También estaban por ahí Mariano Rajoy, Angel Acebes, Eduardo Zaplana, Ana Pastor, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón, María San Gil, Ana Botella, Jaime Mayor Oreja, Luisa Fernanda Rudi, Soraya Sáenz de Santamaría, Ignacio Astarloa, Ignacio González, Alberto Núñez Feijóo, José María Alvarez del Manzano...
No faltaron las socialistas Rosa Díez y Gotzone Mora, arropando a Maite Pagazaurtundua y a Pilar Elías, que aseguraba que en Azkoitia pasaba más el calor.
Sorprendió la nutrida representación (un centenar de personas) de la Federación Española de Inmigrantes. Su presidente, el colombiano Guillermo Llano: «El 11-M murieron muchos de los nuestros. Queremos saber lo que pasó. Y apoyar a las víctimas de ETA».
En la primera marcha de la AVT desde el inicio del alto el fuego de la banda terrorista, se vieron rosas de plástico blancas con manchas rojas en las manos de muchos de los asistentes. «Es nuestra respuesta a las actrices que fueron el otro día al Congreso», aclaraba Aurora Fernández, de Albacete. «Es una manera de simbolizar que la paz de la que hablan está manchada de sangre», apuntaba Marisol Molina, que hace una década presenció cómo una granada de ETA entraba en su casa y hería a su hija Ana, de dos años.
Junto a ella estaba Cristina Domínguez, que llevaba colgando del cuello un retrato de su marido, el sargento Francisco Martín González, asesinado en 1978. «Era lo único que tenía. Era mi vida. Han pasado 28 años y me sigo sintiendo como el día en que la banda me lo mató».
Un poco más allá, Antonio Pardillos recordaba que, de su hermano Angel Pardillos, sólo se encontró en la estación de El Pozo su muñeca pegada a un reloj. «Muchas noches me quedo pensando atrocidades que pueden ser realidades. Hay muchos indicios, muchos», confesaba ayer Antonio Pardillos. «Yo lo único que pido es que, por mi hermano, el Gobierno investigue hasta el final».
Familiares de los que murieron en los atentados de Madrid, víctimas de ETA, personalidades que acudieron al acto y ciudadanos corrientes pedían lo mismo ayer: «conocer la verdad». José Gutiérrez, 62 años: «Pon en ese cuaderno que la verdad yo ya la sé. El 11-M lo hizo la ETA por orden del Partido Socialista. Y, si quieren, que me detengan».
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