Ni La Ertzaintza Está En Tregua Ni Zapatero Es Una Víctima Del PP

12-06-06


EDITORIAL

Ni La Ertzaintza Está En Tregua Ni Zapatero Es Una Víctima Del PP


El hecho de que una banda terrorista declare una tregua no significa que el Estado de Derecho también lo deba hacer. Nos vemos obligados a insistir en esta premisa elemental a raíz de la orden que la Ertzaintza ha remitido a sus comisarías. Los agentes deberán tratar comportamientos como la exhibición de pancartas o lemas con alusiones más o menos expresas a ETA o Batasuna como meras faltas administrativas. Es decir, lo que hasta ahora era considerado un delito, a partir de ahora no será más que una infracción, sancionable con una multa.

Este escandaloso cambio de criterio choca de frente con la legalidad y concretamente con un auto dictado por el juez Marlaska en enero, según el cual la mera exhibición de este tipo de emblemas era motivo para proceder a la suspensión de un acto o convocatoria. Batasuna podrá celebrar todas las manifestaciones que quiera sin que las Fuerzas de Seguridad actúen. Lo peor, sin embargo, es que no puede considerarse una provocación de la Consejería vasca de Interior. La decisión de aligerar la presión judicial y policial sobre el entorno abertzale se enmarca dentro de un contexto inquietante de relajación del Estado de Derecho. En este sentido, la responsabilidad recae sobre el Gobierno central, que se ha empeñado en hacer gestos a ETA, aun a costa de poner en solfa la legalidad. El caso más grave es el del encuentro anunciado entre el PSE y Batasuna, que provocó la ruptura de relaciones entre Gobierno y PP.

En un importante periódico catalán, Zapatero se escudaba ayer en el victimismo para justificarse tras esa ruptura. Tiene razón en que el PP y la AVT se han mostrado muy críticos con él. Pero también lo han hecho referentes del PSOE como Rosa Díez y Maite Pagaza, que acudieron a la concentración de la plaza de Colón, que por cierto ha sido la más grande de todas las que han tenido lugar en la capital, según las cifras de la propia Delegación del Gobierno. Tampoco es verdad que Zapatero sólo reciba del PP «insultos y nunca apoyos ante ETA». Rajoy sí le ofreció su respaldo sincero y leal, hasta que el presidente incumplió su propio compromiso de respetar la legalidad y separar la «política» de la «paz». Además, Rajoy nunca ha estimulado a sus bases para que le lancen ataques del calibre de los que los escamots del PSC le dedicaron a él en Hospitalet. En cuanto a que la reunión entre el PSE y Batasuna «no está afectada por ninguna de las resoluciones que han ido mandando los tribunales», como se empeña en afirmar Zapatero, no es cierto. Por incómoda que le resulte, ahí está la reciente decisión del Tribunal Superior de Justicia Vasco de actuar contra Ibarretxe por reunirse con Batasuna.

Zapatero haría bien en plegar velas. Máxime cuando desde el propio entorno abertzale, en este caso el líder de LAB Rafael Díez Usabiaga, se le advierte que la negociación de la mesa de partidos no es para alcanzar la «convergencia de proyectos» sino para reconocer «el derecho de autodeterminación del pueblo vasco». La información que hoy publica este diario sobre la evolución de la actitud de Zapatero permite, en este sentido, mantener la esperanza en la medida en que sugiere que es consciente de los riesgos de su apuesta. Ahora bien, no será tan sólo rebajando el nivel de los interlocutores como la cita entre el PSE y Batasuna pase a ser acorde con la legalidad. La ley es clara y así debe serlo también la rectificación.

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