López avaló dos veces con su presencia las conversaciones entre Eguiguren y Batasuna

16-06-06


ALTO EL FUEGO / Los contactos

López avaló dos veces con su presencia las conversaciones entre Eguiguren y Batasuna


El secretario general del PSE se reunió con la formación ilegalizada por primera vez hace más de dos años y por segunda vez tras el 22 de marzo


ANGELES ESCRIVA

MADRID.- El secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, se ha reunido ya en al menos dos ocasiones con los dirigentes de Batasuna para abordar diversos aspectos del proceso abierto para acabar con el terrorismo. La primera vez tuvo lugar hace más de dos años y su presencia, como líder de su partido en el País Vasco, inevitablemente supuso un aval a las conversaciones que desde hacía meses venía manteniendo Jesús Eguiguren, presidente del PSE, con los representantes de la izquierda abertzale radical.
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El segundo encuentro se produjo después de que la banda terrorista anunciase el alto el fuego y su objetivo fue valorar la situación creada a raíz de esta comunicación y los pasos que se debían dar a partir de ese momento.

La celebración de estas dos reuniones y los asuntos tratados en ellas contradicen algunas de las manifestaciones realizadas por los representantes del Gobierno y del PSOE en las últimas semanas y en los últimos meses. En primer lugar porque indican que, a diferencia de lo afirmado hasta el momento, los encuentros que ha venido manteniendo el presidente del PSE con Arnaldo Otegi, Rafael Díez Usabiaga y Pernando Barrena en un caserío guipuzcoano a lo largo de los últimos cuatro años no son contactos atribuibles a una iniciativa «personal» desconocida por el partido, tal como se había señalado. Por otra parte, estas dos reuniones cuestionan los argumentos del Gobierno, según los cuales la próxima reunión entre los socialistas y la ilegalizada Batasuna tiene como único objetivo «mirar a los ojos» a Otegi para decirle que ha de cumplir la ley.

El hecho es que el secretario general del PSE ya tuvo oportunidad de decírselo a sus interlocutores y que, como él mismo reconoció el pasado martes 30, cuando anunció su disposición a encontrarse con ellos públicamente, su verdadero objetivo es sentar las bases para la celebración de una mesa «multipartita» en la que pudieran abordarse asuntos políticos entre partidos.

La primera reunión, de hecho, fue un gesto, un modo de escenificar el aval a la posibilidad que se abría en aquel momento y, también, una forma de planificar la forma de llegar a la situación en la que nos encontramos en estos momentos. En la última reunión, tras el alto el fuego, los representantes socialistas plantearon a sus interlocutores que la primera etapa había finalizado según lo planeado.

El siguiente planteamiento pasaba inevitablemente por la mesa de partidos. En este aspecto, los socialistas aseguran que, con los abertzales, mantienen las mismas posiciones en público que en privado y que son los que han venido recogidos en el documento que el PSE aprobó hace meses al respecto. Según estos principios, no cabe la celebración de una mesa que represente a las formaciones de toda Euskal Herria, no puede haber una mesa País Vasco-Navarra y lo que se debe abordar en dicho foro es una reforma estatutaria que no vaya más lejos de esos límites.

Batasuna ha puesto por escrito sus condiciones, sus pretensiones en torno a dicha mesa y se las ha comunicado a los partidos cuyos dirigentes se han reunido con los suyos. Las líneas fundamentales le fueron expuestas a Josu Jon Imaz y, en este caso, también se las hicieron llegar al secretario general del PSE. La formación ilegalizada sigue exponiendo como asuntos irrenunciables para la discusión la autodeterminación y la territorialidad; pero los socialistas, ante las dudas que puedan suscitar estas dos premisas a los efectos de un acuerdo futuro -y dado que ambas son incompatibles con sus ofertas de máximos-, confían en que la situación de bloqueo pueda superarse en la preparación de la mesa y el acuerdo pueda finalmente sustanciarse.

Esta actitud de optimismo, al menos aparente, se ha visto empañada, no obstante, por algunos episodios que han puesto en aprietos el proceso iniciado y que han provocado que, a veces el presidente del Gobierno, pero también el propio Patxi López, hayan salido a la palestra asumiendo actitudes que hasta el momento habían descartado.

En el caso de la declaración del Bilbao Exhibition Center (BEC) dando por verificado el alto el fuego, el Gobierno tenía conocimiento de que en la cúpula de ETA se habían producido tensiones internas entre quienes consideraban que había que darle un plazo al Ejecutivo para constatar su verdadera intención de asumir determinados compromisos que justificasen el proceso. Fueron otros los nubarrones que pudieron resultar algo amenazantes en el caso de las manifestaciones del secretario general del PSE anunciando una reunión futura, esta vez pública, en un medio de comunicación y horas antes de que el juez Grande-Marlaska tomase declaración a los dirigentes de la mesa nacional de Batasuna.

Entre las opciones varias que los dirigentes de Batasuna habían barajado en sus análisis internos estaba la posibilidad de no presentarse ante el juez y provocar una orden de busca y captura con las evidentes consecuencias negativas para el proceso.

Los socialistas, no obstante, aseguran que, en los pasos que han ido dando, no se han sentido presionados por estos aspectos que oficialmente califican de rumores; y sostienen que algunas de las decisiones precipitadas que han ido adoptando han sido meros errores, no cesiones para evitar el bloqueo de los contactos.

Libre la situación de lastres explicativos, asumido el esquema de las dos mesas y superado el adagio «primero la paz y luego la política», el Gobierno tiene ya previstos los interlocutores, el lugar y los intermediarios de sus próximos contactos con la banda.

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