Zapatero incita a la derecha democrática a rebelarse «contra la derecha extrema»
02-10-06
11-M LA INVESTIGACION / Los ataques del presidente
Zapatero incita a la derecha democrática a rebelarse «contra la derecha extrema»
Acusa al PP de estar atrapado en falsedades para tapar sus fracasos y de no reconocer su derrota
MANUEL SANCHEZ
11-M LA INVESTIGACION / Los ataques del presidente
Zapatero incita a la derecha democrática a rebelarse «contra la derecha extrema»
Acusa al PP de estar atrapado en falsedades para tapar sus fracasos y de no reconocer su derrota
MANUEL SANCHEZ
ALCORCON (MADRID).- No mencionó el 11-M, ni el último auto del juez Baltasar Garzón. Pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, utilizó ayer ambos asuntos en un mitin en la localidad madrileña de Alcorcón, para pedir una rebelión de la derecha democrática «contra la derecha extrema que quiere falsear la Historia, la realidad y alterar la convivencia».
Fueron sólo cinco frases. Precisas, preparadas, duras, perfectamente entrelazadas y lo suficientemente medidas para que todo el mundo supiera de qué hablaba, para no tener que dar explicaciones a los presuntos aludidos y seguir manteniendo la versión oficial de que el presidente del Gobierno no habla de resoluciones judiciales.
(.../...)
Pero sólo había que ver a sus más directos colaboradores -que conocían previamente la línea de su discurso- en el abarrotado pabellón de Los Cantos (con unas 3.500 personas), y sus sonrisas de oreja a oreja, para saber que el presidente pasaría factura, a su manera, por el auto judicial que imputa a tres peritos por falsedad en un documento que vinculaba a ETA con el 11-M.
Además, Zapatero entró en el asunto colgándose previamente media docena de medallas por la situación del país: «Estamos batiendo récords en crecimiento económico, en creación de empleo, tenemos superávit en las cuentas del Estado, hemos duplicado la inversión en investigación y desarrollo, unos 800.000 trabajadores a final de año verán cómo su empleo temporal se ha convertido en fijo... y, mientras, la derecha sigue atrapada en falsedades».
Y empezó con sus cinco frases consecutivas que fueron el corazón del mitin.
Una: «La derecha está atrapada en sus falsedades porque no puede presentar ningún proyecto a los españoles, ni de futuro ni creíble».
Renovarse
Dos: «Está atrapada en falsedades desde hace mucho tiempo. Casi desde la guerra de Irak. Falsedades como las armas de destrucción masiva. Falsedades como las que dijeron desde el 11-M al 14-M. Y, ahora, con más falsedades para intentar tapar sus fracasos y no reconocer que tuvieron una derrota electoral que fue limpia, clara y contundente».
Tres: «En democracia, esconderse y atraparse en falsedades sólo supone perder el tiempo y que el proyecto del PP tarde más tiempo en renovarse y ser una oferta política creíble».
Cuatro: «Por eso, mi obligación como presidente del Gobierno es decirle a los ciudadanos conservadores de este país, que han contribuido decisivamente a la Transición democrática, que no se dejen llevar, que respondan democráticamente como una derecha democrática y conservadora a este Gobierno, no como una derecha extrema que quiere falsear la Historia, la realidad y alterar la convivencia».
Y en la quinta frase, por si alguien tenía dudas, Zapatero dio un pleno respaldo a las instituciones que investigan el 11-M. «Afortunadamente, este país ha consolidado instituciones muy serias, en las que los ciudadanos tienen mucha confianza. Es la labor de la Policía, la Guardia Civil y la Justicia que, por mucho que lo intenten algunos, tienen un gran prestigio porque sirven al Estado de Derecho y a la democracia».
Fijado el mensaje político, con todas sus aristas, que son muchas, llamó a las bases del PP a que se separen del 11-M; colocó a la actual cúpula del PP en la derecha extrema, como ya hizo en la Conferencia Política; defendió las instituciones y las decisiones que toman, que ahora le son favorables y utilizó el mensaje de que, como presidente del Gobierno, él quiere una alternativa política por el bien del país, algo que también empleaba José María Aznar en los peores tiempos del PSOE, tras su abrumadora victoria electoral del 2000.
El resto del mitin fue de relleno. Es decir, más cánticos a la acción del Gobierno, apoyo incondicional a Rafael Simancas, vaticinios de que el PP perderá la Comunidad de Madrid y mucha pedagogía social, como le gusta hacer al presidente.
Sólo dos mensajes se salieron de estos clichés. Una bonita frase sobre la inmigración: «Hay algunos que aceptan bien que haya inmigrantes que cuiden a los ancianos o a sus hijos; que trabajen en las obras o que sirvan en bares o restaurantes. Pero ya no les parece tan bien cuando dejan de estar en sus puestos de trabajo, cuando los ven por las calles. Y yo quiero decirles que también son personas y ciudadanos, y que en este país todas las personas tienen derechos y deberes como ciudadanos», dijo Zapatero. El pabellón se vino abajo.
El segundo llamamiento, bastante vinculado a las anteriores reflexiones, fue a los votantes que no son de izquierda, en una clara estrategia electoral cuyo destino concreto es Madrid y su objetivo es atraer el voto de los ciudadanos de centro.
Fueron sólo cinco frases. Precisas, preparadas, duras, perfectamente entrelazadas y lo suficientemente medidas para que todo el mundo supiera de qué hablaba, para no tener que dar explicaciones a los presuntos aludidos y seguir manteniendo la versión oficial de que el presidente del Gobierno no habla de resoluciones judiciales.
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Pero sólo había que ver a sus más directos colaboradores -que conocían previamente la línea de su discurso- en el abarrotado pabellón de Los Cantos (con unas 3.500 personas), y sus sonrisas de oreja a oreja, para saber que el presidente pasaría factura, a su manera, por el auto judicial que imputa a tres peritos por falsedad en un documento que vinculaba a ETA con el 11-M.
Además, Zapatero entró en el asunto colgándose previamente media docena de medallas por la situación del país: «Estamos batiendo récords en crecimiento económico, en creación de empleo, tenemos superávit en las cuentas del Estado, hemos duplicado la inversión en investigación y desarrollo, unos 800.000 trabajadores a final de año verán cómo su empleo temporal se ha convertido en fijo... y, mientras, la derecha sigue atrapada en falsedades».
Y empezó con sus cinco frases consecutivas que fueron el corazón del mitin.
Una: «La derecha está atrapada en sus falsedades porque no puede presentar ningún proyecto a los españoles, ni de futuro ni creíble».
Renovarse
Dos: «Está atrapada en falsedades desde hace mucho tiempo. Casi desde la guerra de Irak. Falsedades como las armas de destrucción masiva. Falsedades como las que dijeron desde el 11-M al 14-M. Y, ahora, con más falsedades para intentar tapar sus fracasos y no reconocer que tuvieron una derrota electoral que fue limpia, clara y contundente».
Tres: «En democracia, esconderse y atraparse en falsedades sólo supone perder el tiempo y que el proyecto del PP tarde más tiempo en renovarse y ser una oferta política creíble».
Cuatro: «Por eso, mi obligación como presidente del Gobierno es decirle a los ciudadanos conservadores de este país, que han contribuido decisivamente a la Transición democrática, que no se dejen llevar, que respondan democráticamente como una derecha democrática y conservadora a este Gobierno, no como una derecha extrema que quiere falsear la Historia, la realidad y alterar la convivencia».
Y en la quinta frase, por si alguien tenía dudas, Zapatero dio un pleno respaldo a las instituciones que investigan el 11-M. «Afortunadamente, este país ha consolidado instituciones muy serias, en las que los ciudadanos tienen mucha confianza. Es la labor de la Policía, la Guardia Civil y la Justicia que, por mucho que lo intenten algunos, tienen un gran prestigio porque sirven al Estado de Derecho y a la democracia».
Fijado el mensaje político, con todas sus aristas, que son muchas, llamó a las bases del PP a que se separen del 11-M; colocó a la actual cúpula del PP en la derecha extrema, como ya hizo en la Conferencia Política; defendió las instituciones y las decisiones que toman, que ahora le son favorables y utilizó el mensaje de que, como presidente del Gobierno, él quiere una alternativa política por el bien del país, algo que también empleaba José María Aznar en los peores tiempos del PSOE, tras su abrumadora victoria electoral del 2000.
El resto del mitin fue de relleno. Es decir, más cánticos a la acción del Gobierno, apoyo incondicional a Rafael Simancas, vaticinios de que el PP perderá la Comunidad de Madrid y mucha pedagogía social, como le gusta hacer al presidente.
Sólo dos mensajes se salieron de estos clichés. Una bonita frase sobre la inmigración: «Hay algunos que aceptan bien que haya inmigrantes que cuiden a los ancianos o a sus hijos; que trabajen en las obras o que sirvan en bares o restaurantes. Pero ya no les parece tan bien cuando dejan de estar en sus puestos de trabajo, cuando los ven por las calles. Y yo quiero decirles que también son personas y ciudadanos, y que en este país todas las personas tienen derechos y deberes como ciudadanos», dijo Zapatero. El pabellón se vino abajo.
El segundo llamamiento, bastante vinculado a las anteriores reflexiones, fue a los votantes que no son de izquierda, en una clara estrategia electoral cuyo destino concreto es Madrid y su objetivo es atraer el voto de los ciudadanos de centro.
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