Blázquez exige a ETA que pida perdón a sus víctimas y reconozca «el mal que ha causado»
16-08-06
Blázquez exige a ETA que pida perdón a sus víctimas y reconozca «el mal que ha causado»
El obispo de Bilbao afirma también que sólo desde la superación del odio podrá llegar la paz - Monseñor Uriarte defiende el papel de mediador de la Iglesia en el actual proceso de diálogo
ROBERTO L. DE CALLE. RAMON SANMARTIN
BILBAO / SAN SEBASTIAN.- El presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, se dirigió ayer a la banda terrorista ETA para emplazar a sus activistas a que «pidan perdón» y reconozcan el «mal que ha causado», ya que ello permitirá «fortalecer» la esperanza de paz de la sociedad vasca.
Si hace dos meses Blázquez recibió un aluvión de críticas de algunos colectivos de víctimas por pedir a éstas que «reciban y ofrezcan perdón», ayer decidió enmendar ese mensaje dirigiéndolo casi en exclusiva a los «terroristas», aunque también afirmó que sólo a través de la superación del «odio» y del «resentimiento» podrán cristalizar los proyectos de paz.
(.../...)
El prelado realizó una breve pero contundente alusión al proceso abierto tras el alto el fuego permanente de ETA durante la Eucaristía que celebró en honor a la Virgen de Begoña en Bilbao. Este discurso se completó con el que efectuó en San Sebastián su homólogo donostiarra, Juan María Uriarte, que reclamó abiertamente la participación de la Iglesia en el proceso.
Fue Ricardo Blázquez quien se saltó su habitual prudencia en torno a estas cuestiones para destacar que el anuncio de ETA de hace casi cinco meses abrió una puerta a la «esperanza», y para pronosticar que ese sentimiento se vería «fortalecido» si los terroristas pidiesen «perdón» a sus víctimas. «La esperanza de la sociedad será ciertamente fortalecida si los terroristas reconocen el mal que han causado a las personas, a las familias y al pueblo. Yo pido también al Señor, por medio de la Amatxo [la Virgen] de Begoña, que conceda a los terroristas el valor para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones», sentenció. El presidente de la Conferencia Episcopal realizó un llamamiento a la superación de los sentimientos de «amargura, maldad, resentimiento y odio».
«Difícilmente seremos pacificadores si interna y personalmente estamos llenos de desasosiego», proclamó el obispo para sentenciar: «Los proyectos y actuaciones de paz se fraguan cuando las personas superamos la amargura y la maldad, el resentimiento y el odio, y brotan dentro de nosotros sentimientos de respeto y serenidad, de bondad y de amor. Que la paz de Dios habite en nuestro corazón, pues Él nos ha llamado a una vida personalmente pacificada y socialmente pacificadora».
Las palabras del máximo responsable de la jerarquía eclesiástica se complementaron en paralelo con las del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, quien también destacó la esperanza que la sociedad tiene puesta en torno al fin de la violencia, y pidió a «los principales responsables de la paz» que ofrezcan «signos de distensión, acercamiento mutuo y diálogo auténtico».
Uriarte, que ofició la Misa Mayor celebrada en la Basílica Santa María del Coro con motivo de la festividad de la Virgen, afirmó que la ciudadanía se enfrenta a «un trayecto dificultoso y delicado que puede conducirle a la paz», lo que le obliga a guardar una «esperanza activa y paciente que no se desmorone fácilmente pasando de la ilusión a la decepción».
«La Iglesia no puede ni quiere permitirse situarse al margen», subrayó, ya que le corresponde «una tarea profundamente espiritual, que es el alma de una pacificación verdadera y duradera». También animó a los medios de comunicación a tratar «con ecuanimidad» las confrontaciones en vez de «agudizarlas».
El obispo de Bilbao afirma también que sólo desde la superación del odio podrá llegar la paz - Monseñor Uriarte defiende el papel de mediador de la Iglesia en el actual proceso de diálogo
ROBERTO L. DE CALLE. RAMON SANMARTIN
BILBAO / SAN SEBASTIAN.- El presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, se dirigió ayer a la banda terrorista ETA para emplazar a sus activistas a que «pidan perdón» y reconozcan el «mal que ha causado», ya que ello permitirá «fortalecer» la esperanza de paz de la sociedad vasca.
Si hace dos meses Blázquez recibió un aluvión de críticas de algunos colectivos de víctimas por pedir a éstas que «reciban y ofrezcan perdón», ayer decidió enmendar ese mensaje dirigiéndolo casi en exclusiva a los «terroristas», aunque también afirmó que sólo a través de la superación del «odio» y del «resentimiento» podrán cristalizar los proyectos de paz.
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El prelado realizó una breve pero contundente alusión al proceso abierto tras el alto el fuego permanente de ETA durante la Eucaristía que celebró en honor a la Virgen de Begoña en Bilbao. Este discurso se completó con el que efectuó en San Sebastián su homólogo donostiarra, Juan María Uriarte, que reclamó abiertamente la participación de la Iglesia en el proceso.
Fue Ricardo Blázquez quien se saltó su habitual prudencia en torno a estas cuestiones para destacar que el anuncio de ETA de hace casi cinco meses abrió una puerta a la «esperanza», y para pronosticar que ese sentimiento se vería «fortalecido» si los terroristas pidiesen «perdón» a sus víctimas. «La esperanza de la sociedad será ciertamente fortalecida si los terroristas reconocen el mal que han causado a las personas, a las familias y al pueblo. Yo pido también al Señor, por medio de la Amatxo [la Virgen] de Begoña, que conceda a los terroristas el valor para pedir perdón a quienes han sido víctimas de sus acciones», sentenció. El presidente de la Conferencia Episcopal realizó un llamamiento a la superación de los sentimientos de «amargura, maldad, resentimiento y odio».
«Difícilmente seremos pacificadores si interna y personalmente estamos llenos de desasosiego», proclamó el obispo para sentenciar: «Los proyectos y actuaciones de paz se fraguan cuando las personas superamos la amargura y la maldad, el resentimiento y el odio, y brotan dentro de nosotros sentimientos de respeto y serenidad, de bondad y de amor. Que la paz de Dios habite en nuestro corazón, pues Él nos ha llamado a una vida personalmente pacificada y socialmente pacificadora».
Las palabras del máximo responsable de la jerarquía eclesiástica se complementaron en paralelo con las del obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, quien también destacó la esperanza que la sociedad tiene puesta en torno al fin de la violencia, y pidió a «los principales responsables de la paz» que ofrezcan «signos de distensión, acercamiento mutuo y diálogo auténtico».
Uriarte, que ofició la Misa Mayor celebrada en la Basílica Santa María del Coro con motivo de la festividad de la Virgen, afirmó que la ciudadanía se enfrenta a «un trayecto dificultoso y delicado que puede conducirle a la paz», lo que le obliga a guardar una «esperanza activa y paciente que no se desmorone fácilmente pasando de la ilusión a la decepción».
«La Iglesia no puede ni quiere permitirse situarse al margen», subrayó, ya que le corresponde «una tarea profundamente espiritual, que es el alma de una pacificación verdadera y duradera». También animó a los medios de comunicación a tratar «con ecuanimidad» las confrontaciones en vez de «agudizarlas».
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