UNA ESPANTADA DEL GOBIERNO QUE DA ALAS A LA OPOSICION

18-08-06


EDITORIAL

UNA ESPANTADA DEL GOBIERNO QUE DA ALAS A LA OPOSICION



El PSOE y sus aliados rechazaron ayer la comparecencia de los ministros de Interior, Medio Ambiente y Agricultura para informar de la catástrofe de Galicia, que había sido solicitada por el PP. Una vez más este verano, el Gobierno da la espalda a su obligación de responder ante el Parlamento, como ya hizo con los explosivos del 11-M. Sin embargo, esta nueva espantada es más grave, o al menos más flagrante -tiempo habrá para volver sobre los enigmas de la masacre-, habida cuenta de la trascendencia de lo sucedido en Galicia, que ha ardido por los cuatro costados durante 11 días, provocando cuatro muertos e incalculables daños medioambientales.Al menos tras el caos del aeropuerto de El Prat, comparecieron de forma urgente los ministros del Interior y Fomento, aunque el de Industria se negara.
Esta actitud de desprecio a la institución parlamentaria, muy alejada de la transparencia prometida por Zapatero y contraria a lo que él mismo ha acuñado como «democracia deliberativa», es lo que da alas y justifica el duro pero brillante alegato del portavoz del PP ayer en la reunión de la Diputación Permanente.Eduardo Zaplana detalló los fallos y las imprevisiones de las instituciones gobernadas por el PSOE -Xunta y Gobierno- en la gestión de la crisis. En este sentido, expuso de forma clara algo que ha apreciado la mayor parte de los ciudadanos: las múltiples descoordinaciones en las labores de extinción. Descoordinación en el seno del propio Gobierno gallego -entre el PSOE y el BNG-, con las diputaciones, con los ayuntamientos y con el Gobierno central. Seguramente el Ejecutivo hubiera tenido argumentos para explicar tanto esta descoordinación como la falta de previsión, pero al negarse a exponerlos ante el Parlamento en tiempo y forma adecuados, el eco de las denuncias de la oposición es mayor.

Motivadas son, asimismo, las críticas del portavoz del PP sobre la negativa del Gobierno a crear un centro global para la gestión de la crisis, sustituyéndolo por la UME, una unidad que supone la militarización de la protección civil, un contrasentido en sí mismo. Del mismo modo que no cabe aislar lo sucedido en Galicia del contexto político de una Legislatura en la que Zapatero ha impulsado un nuevo modelo territorial en el que el Estado se convierte en subsidiario o incluso en residual -Maragall dixit-, en las comunidades autónomas. «Una España invertebrada y fragmentada que es incapaz de coordinarse en los momentos críticos», resumió Zaplana.

Más efectista pero no carente de lógica, fue la parte de la intervención en la que el portavoz del PP reclamó dimisiones por la polémica de las «tramas organizadas», de las que habló Cristina Narbona.En sentido estricto, o bien debería dimitir el ministro del Interior por no descubrir estas tramas, o bien la ministra por hacer una denuncia falsa. Aunque es evidente que tanto el Gobierno como la Xunta han jugado a extender la sospecha acerca de supuestas tramas con intencionalidad política, no es menos cierto que esta cuestión -siendo una cortina de humo- no es lo sustancial de la crisis.

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