Los terroristas siguen empeñados en marcar la pauta
19-08-06
ALTO EL FUEGO / La estrategia
Los terroristas siguen empeñados en marcar la pauta
ALTO EL FUEGO / La estrategia
Los terroristas siguen empeñados en marcar la pauta
A pesar de la insistencia en negar que la banda tutele todo el proceso, sus mensajes se centran sólo en la política
ANGELES ESCRIVA
MADRID.- Los dos partidos aludidos por ETA en su último comunicado, PSOE y PNV, se esforzaron ayer en recordarle a la banda que la sociedad no admite su tutelaje en ningún tipo de proceso político y que la política, en democracia, la hacen las fuerzas democráticas a través de sus representantes elegidos libremente por los ciudadanos.
(.../...)
Orillando el hecho de que se ha hablado de política con Batasuna a pesar de estar ilegalizada y de no tener un solo representante en ninguna institución, lo cierto es que, desde el principio, los comunicados de ETA han venido marcando las pautas sobre cuáles son los asuntos políticos que debían tratarse en el foro público si se quería tener la garantía de la ausencia de atentados.
De hecho, cuando la izquierda abertzale -en cierta consonancia con el plan incautado a Mikel Antza, el jefe del aparato político de la banda, arrestado en otoño de 2004- ideó el sistema de las dos mesas simultáneas y lo expuso en Anoeta, sabía que era un procedimiento que podía usar a su conveniencia.
Los partidos democráticos consideran la separación de las negociaciones una garantía de que los avances políticos no son una cesión ante los violentos, pero ETA, una y otra vez, se ha empeñado en desmentirles en sus declaraciones, en la exigencia de que el desarrollo de ambas cuestiones ha de producirse de manera simultánea y en sus comunicados. Y romper este razonamiento es difícil a la vista de los textos tras la tregua asumidos disciplinadamente por Batasuna sin amago de celos competenciales.
En el primero de sus comunicados renunció a la obtención de la independencia, la autodeterminación y la territorialidad de manera directas para proclamar un alto el fuego para impulsar un proceso democrático en Euskal Herria. Y ya entonces marcó las líneas de cuáles tenían que ser los caminos y los resultados. En vez de limitarse a hablar de presos, deportados y armas -como le correspondía según el anuncio de Anoeta- y dejar la política para Batasuna, advirtió de que «al final de ese proceso los ciudadanos vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro» y ésta «deberá ser respetada». Respecto a la territorialidad advertía que había que «superar el actual marco de negación, partición e imposición teniendo en cuenta su pluralidad y totalidad».
Lo mismo ocurrió en el comunicado remitido a las autoridades francesas a las que animaba a «avanzar ya en la puesta en marcha de un nuevo marco institucional que pueda garantizar el futuro del País Vasco y el reconocimiento del pueblo vasco como entidad diferenciada».
De hecho, ETA puede no hablar de presos en sus comunicaciones públicas, pero siempre, también a lo largo de la tregua, aborda asuntos políticos, hostiga a los partidos democráticos de los que da opinión y sobre los que efectúa las críticas que considera convenientes e incluso en las entrevistas a periódicos afines ha venido advirtiendo de que, sea cual sea el resultado del proceso democrático que propone, no se va a conformar con que el resultado sea un nuevo marco estatutario.
El jueves de madrugada insistió en hablar de política. Referirse a la mesa de partidos que se supone que no es competencia suya, advertir de compromisos que Batasuna ni se había atrevido a adelantar e insistir en sus amenazas si esas condiciones políticas no se cumplían. En su anterior comunicado ya advirtió de que respondería como lo hiciera el Gobierno y amenazó con que los incumplimientos serían vengados con todas las armas por las nuevas generaciones.Esta vez ha sido más explícita al advertir que si los ataques contra ella continúan, «responderá».
ANGELES ESCRIVA
MADRID.- Los dos partidos aludidos por ETA en su último comunicado, PSOE y PNV, se esforzaron ayer en recordarle a la banda que la sociedad no admite su tutelaje en ningún tipo de proceso político y que la política, en democracia, la hacen las fuerzas democráticas a través de sus representantes elegidos libremente por los ciudadanos.
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Orillando el hecho de que se ha hablado de política con Batasuna a pesar de estar ilegalizada y de no tener un solo representante en ninguna institución, lo cierto es que, desde el principio, los comunicados de ETA han venido marcando las pautas sobre cuáles son los asuntos políticos que debían tratarse en el foro público si se quería tener la garantía de la ausencia de atentados.
De hecho, cuando la izquierda abertzale -en cierta consonancia con el plan incautado a Mikel Antza, el jefe del aparato político de la banda, arrestado en otoño de 2004- ideó el sistema de las dos mesas simultáneas y lo expuso en Anoeta, sabía que era un procedimiento que podía usar a su conveniencia.
Los partidos democráticos consideran la separación de las negociaciones una garantía de que los avances políticos no son una cesión ante los violentos, pero ETA, una y otra vez, se ha empeñado en desmentirles en sus declaraciones, en la exigencia de que el desarrollo de ambas cuestiones ha de producirse de manera simultánea y en sus comunicados. Y romper este razonamiento es difícil a la vista de los textos tras la tregua asumidos disciplinadamente por Batasuna sin amago de celos competenciales.
En el primero de sus comunicados renunció a la obtención de la independencia, la autodeterminación y la territorialidad de manera directas para proclamar un alto el fuego para impulsar un proceso democrático en Euskal Herria. Y ya entonces marcó las líneas de cuáles tenían que ser los caminos y los resultados. En vez de limitarse a hablar de presos, deportados y armas -como le correspondía según el anuncio de Anoeta- y dejar la política para Batasuna, advirtió de que «al final de ese proceso los ciudadanos vascos deben tener la palabra y la decisión sobre su futuro» y ésta «deberá ser respetada». Respecto a la territorialidad advertía que había que «superar el actual marco de negación, partición e imposición teniendo en cuenta su pluralidad y totalidad».
Lo mismo ocurrió en el comunicado remitido a las autoridades francesas a las que animaba a «avanzar ya en la puesta en marcha de un nuevo marco institucional que pueda garantizar el futuro del País Vasco y el reconocimiento del pueblo vasco como entidad diferenciada».
De hecho, ETA puede no hablar de presos en sus comunicaciones públicas, pero siempre, también a lo largo de la tregua, aborda asuntos políticos, hostiga a los partidos democráticos de los que da opinión y sobre los que efectúa las críticas que considera convenientes e incluso en las entrevistas a periódicos afines ha venido advirtiendo de que, sea cual sea el resultado del proceso democrático que propone, no se va a conformar con que el resultado sea un nuevo marco estatutario.
El jueves de madrugada insistió en hablar de política. Referirse a la mesa de partidos que se supone que no es competencia suya, advertir de compromisos que Batasuna ni se había atrevido a adelantar e insistir en sus amenazas si esas condiciones políticas no se cumplían. En su anterior comunicado ya advirtió de que respondería como lo hiciera el Gobierno y amenazó con que los incumplimientos serían vengados con todas las armas por las nuevas generaciones.Esta vez ha sido más explícita al advertir que si los ataques contra ella continúan, «responderá».
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